“Las máquinas suben entre 5% y 10% todos los años”, ya sea “por el avance tecnológico o por el cambio de modelo”, explicó el titular de la gremial.
Froidevaux apuntó que “la suba del dólar compensó de alguna manera” el aumento de costos, pero “no lo empató”.
Cosecha “excepcional”
A pesar del pesimismo que les genera el incremento de los costos, los prestadores de servicios agrícolas proyectan una “muy buena” cosecha para 2014 que favorecerá su actividad.
“La mayoría de los cultivos vienen muy bien. Excepto el área de maíz temprano, que fue afectada por una sequia de diciembre y provocó grandes pérdidas”, evaluó Froidevaux en diálogo con Campo.
Sin embargo, advirtió sobre el exceso de precipitaciones que se registró el mes pasado. “En enero llovió más de lo habitual” y “si esto no para puede perjudicar los cultivos”, pronosticó. Aunque observó que las lluvias no afectarán los maíces de segunda y los sorgos, que a su entender “están teniendo un desarrollo muy bueno porque necesitan mucha agua”.
Maisterra también se refirió a la preocupación por el exceso de lluvia, pero aseguró que los “cultivos están excepcionales”.
“Cuidado” en la inversión
Por los costos crecientes, los contratistas prevén seguir sus inversiones pero con “cautela”.
“Hay que tener un poco más de cuidado a la hora de apostar en maquinaria”, consideró Froidevaux. “A pesar de que los cutlivos están muy bien”, por los precios de la mano de obra y el combustible “el negocio tiene un poco menos de rentabilidad”, justificó. Y sugirió a sus colegas “tener mucho cuidado con eso”.
No obstante, si bien los contratistas no aumentarán su stock de maquinaria, sí adquirirán nuevos equipos. “Se sigue apostando” a comprar máquinas con “más tecnología” y “mayor porte”, de modo de “aumentar la eficiencia” y la productividad, explicaron empresarios del rubro. Por el tipo de trabajo que realiza, el contratista está “en el camino de una innovación continua”, destacaron.
La función
del contratista
“La figura del contratista es tan vieja como el país”, afirmó el primer presidente y uno de los fundadores de CUSA, Agustín Cortondo.
Si bien algunos consideran que cumple un “nuevo” rol dentro del medio rural, “el contratista en Uruguay está desde la época de Artigas”, afirmó. Y dijo que “el tropero, el esquilador, y el alambrador de aquel entonces eran contratistas”. La naturaleza del trabajo que hacían en esa época era la misma que el contratista realiza en la actualidad, argumentó.
Cortondo recordó la fundación de CUSA en 2006, y dijo que en ese entonces la “necesidad” de crear una gremial que nuclera a los empresarios del sector “se caía de madura”. “Era fundamental para unificar criterios”, como las “tarifas”, señaló.
“El tema del contratista arranca cuando vienen los grupos de siembra grande (en su mayoría de origen argentino) a contratar maquinaria” después de la crisis que atraviesa el país en 2002. “Ahí aumenta la demanda” de servicios agropecuarios, indicó Maisterra.
En ese año, “la maquinaria que había era la que tenían los productores y hacían su propio laboreo”. Por este motivo “no había un estudio sobre los costos” de las actividades y “el contratista no sabía qué cobrar”, explicó . “Es aquí que la gremial elaboró una tarifa” a partir de varias variables, como la rentabilidad y los costos administrativos, y fijó un precio de referencia.
“En este momento, el 90% de las tareas del campo son hechas por contratistas”, porque “procuran tener todo el tiempo la máxima tecnología”, “tienen más eficiencia” y “son más profesionales” que quienes trabajan su propia tierra, fundamentó Froidevaux.
No obstante, en los “últimos años”, quienes se dedican a esta actividad adquirieron su “propia tierra” y se “transformaron en productores”, indicó Maisterra.
Dudas por
los salarios
Durante la reunión de la CUSA hubo contratistas que manifestaron dudas respecto a lo acordado en los últimos Consejos de Salarios. Expresaron que desconocen si deben dar aumentos a su personal de acuerdo con lo negociado en el Grupo 22 —que incluye la agricultura— o a lo establecido en el Grupo 19 —de comercio y servicios—.
La asesora en temas contables de la gremial, Fernanda Irastroza, explicó que el pago dependerá de cómo estén inscriptos los contratistas en el Banco de Previsión Social. En ese marco, recomendó a los empresarios que se asesoren sobre su caso particular porque es un área con “muchos grises”.
Otros contratistas tenían claro que debían atenerse a los ajustes resueltos en el Grupo 22, pero desconocían el porcentaje. Las explicaciones del Ministerio de Trabajo respecto a este tema no fueron “del todo claras”, evaluaron.
El problema de los socios
La Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (CUSA) dejó planteada en la reunión de asociados efectuada a comienzos de febrero en Cardona su dificultad para captar nuevos integrantes y el problema de financiación que surge de esta situación.
A su vez, sus miembros advirtieron que quienes no participan en la actividad de la gremial acceden a la página web de la institución “solo” para utilizar los datos que elaboran. “Estoy cansado y bastante calentito”, dijo respecto a esta situación su presidente, Juan Maisterra.
Por ese motivo, los socios discutieron la posibilidad de restringir los datos y obligar a los contratistas que están “por fuera” a “acercarse”. “El problema es que entran a Internet a mirar los datos pero no se fijan en todo” lo que ofrece la CUSA, observó uno de sus miembros, quien aseguró que si se “enteran de los beneficios seguro se arriman”.
En este marco, participantes de la reunión entendieron que la estrategia de restringir los “precios sugeridos” implica ejercer una “presión negativa” y recomendaron seguir otro camino. “La idea es que los precios sean libres, que para eso los elaboramos”, argumentaron.
Sobre el final del encuentro prevaleció esta visión y CUSA resolvió por medio de una votación seguir brindando datos “libres” a quienes ingresan a su sitio web. No obstante, se decidió que quienes no sean socios tendrán que registrarse. La intención es poder idenitificar socios “potenciales”,y, eventualmente, hacerles llegar por correo electrónico cuáles son las “ventajas” de agremiarse.
Falta de “marketing ” y de capacidad de lobby
“Para vos, ¿qué es ser un contratista?”, preguntó el agrónomo argentino Ricardo Garbers a los miembros de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (CUSA) en una reunión de la gremial efectuada el sábado 1º en Cardona.
Para este especialista, al contratista le falta adquirir visibilidad como actor agropecuario y definir su papel dentro del medio rural. Según interpretó, la importancia de este tipo de empresarios no es valorada.
“Ni el Banco Mundial, ni el Banco Interamericano de Desarrollo, ni la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Desarrollo) hablan de los contratistas”, lamentó. Y agregó: “Si nombraron cinco veces al contratista es mucho”.
“Por su perfil, el contratista labura con las manos llenas de gasoil en el medio del campo”, pero “no hace marketing”, y eso “es culpa de ellos”, criticó Garbers, que hace años asesora a CUSA en la elaboración de los precios de referencia que brinda la gremial.
“El contratista” tampoco “sabe hacer lobby”, interpretó, y señaló que esa característica es un defecto. Se trata de una de las razones por las cuales a veces existe una “negación” de la actividad que desarrolla, lamentó.
“Al contratista se le pone en tela de juicio el precio que cobra por su labor”, dijo, y comparó: “Cuando tomás un taxi no le decís: ‘Te voy a pagar lo que yo quiero, haceme un 20% de descuento’. Entonces, ¿a qué estamos jugando?”, se preguntó Garbers en diálogo con Campo.
“Algunos dijeron que esto era corporativo... pero, ¿no es corporativo Ancap, que fija el precio del combustible?”, remató.