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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAsí comienza el titular de un artículo que escribe Sergio Israel en el último Búsqueda y confieso que el título intrigante e interesante no fue lo que me llevó a leerlo. Lo que me motivó fue ver si iba a encontrar algo que pudiera comparar elogiosamente a estas dos figuras políticas que no tienen nada en común. Por suerte no fue así.
Mandela, a diferencia de Mujica, se rebeló contra un régimen opresor y discriminante que privaba de los derechos individuales a la mayoría de la población de Sudáfrica, un régimen que fue conocido por la aplicación de esa política antidemocrática conocida en el mundo entero por el nombre infame de “apartheid”.
Mujica, en cambio, se rebela violentamente contra un régimen que sin ninguna duda era el más democrático y liberal de America Latina y posiblemente del mundo. Sí, eso era la democracia representativa uruguaya, que permitía todas las ideologías y religiones existentes, por más disparatadas y abiertamente hostiles a nuestra forma de vida. Un ejemplo: el Partido Comunista que, por aquellos años, era totalmente dependiente de la totalitaria Unión Soviética y que participaba libremente en nuestras elecciones, poseía un diario y una radio y con todo eso apenas llegaba a un pobre 5% del electorado.
Este comienzo tan diferente se agrava más aún cuando consideramos que después de ser derrotado y encarcelado Mujica y la mayoría de los tupamaros alentaron a los militares uruguayos a tomar el poder con la esperanza de que dieran un golpe a la “peruana”, lo cual no sucedió y tanto ellos, desde la cárcel, como todo el pueblo uruguayo se tragaron más de una década de dictadura militar, que, de no existir el movimiento tupamaro, nunca hubiera existido en nuestro país.
Una gran diferencia desde sus comienzos ya que uno luchaba por instaurar una democracia y el otro por imponer por la fuerza un régimen al estilo cubano, autoritario y vengativo, que llevó al paredón no solo a sus oponentes, sino también a quienes tuvieran la osadía de pensar diferente y expresarlo.
Solo por esto Mandela y Mujica no deberían estar juntos ni en una frase, para no desprestigiar lo que es hoy la figura legendaria de Nelson Mandela, que llegó al poder y construyó una democracia ejemplar con su personalidad y carisma sin permitir que el sentimiento de revancha se pudiera considerar como opción.
El otro, Mujica, llega al poder sin saber lo que quiere hacer con él y mientras tanto tiene a todo el país con graves problemas de educación, seguridad y rumbo, pero sigue exhibiendo esa arrogancia increíble al igual que los otros integrantes del clan tupamaro, sin tener la más minima idea de cómo gobernar el país.
Juan Carlos Aguerre