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El candidato presidencial Daniel Martínez criticó a quienes dicen que Uruguay tuvo “viento de cola” durante los gobiernos del Frente Amplio y aseguró que esta coyuntura económica duró solo los primeros años. “Pasamos 3 años con buena situación económica y después el Frente Amplio siempre tuvo situaciones internacionales de crisis y de retracción de los mercados internacionales. Sin embargo, llevamos 15 años de crecimiento consecutivo”, dijo el exintendente de Montevideo el domingo 25 en el comité Puertito del Buceo.
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Sin embargo, esta afirmación difiere de lo que declaró meses atrás el presidente Tabaré Vázquez, quien el 1º de marzo al presentar su rendición de cuentas de su gestión en el Antel Arena planteó un escenario diferente. “Uruguay ha tenido algo inédito, histórico: 15 años de crecimiento económico sostenido con viento de cola, pero también ahora que hay muchas turbulencias”, dijo.
La idea de un “viento de cola” que favoreció a las economías latinoamericanas se asocia principalmente a los altos precios de las materias primas, en el caso de Uruguay de sus granos —como la soja— y la carne vacuna. Existe relativo consenso respecto a cuánto duró: según el libro La bonanza de los recursos naturales para el desarrollo publicado este mes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), fue entre “la primera década del actual milenio hasta 2013, período en el que se observa el comienzo y el final de un cómodo ciclo de bonanza de precios y de rentas provenientes de la explotación de recursos naturales no renovables de la región”. Agrega que ese ciclo “favoreció a varios países de la región y permitió mejorar su desempeño económico y social”, aunque “no logró un vuelco hacia un desarrollo más sostenible económica, social y ambientalmente en los años posteriores a la bonanza”.
El “viento de cola” se relaciona también con el contexto de bajas tasas de interés en las economías desarrolladas tras la última crisis económica mundial (2007-2008), que alentó una reorientación de los flujos de capitales hacia la región.
En 2018, por primera vez en cinco años, las entradas de inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe fueron superiores a las del año anterior (13,2%) y alcanzaron un monto de US$ 184.287 millones, según estimaciones de la Cepal.