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Después de más de 20 años de negociaciones, a mediados de 2019 el Mercosur y la Unión Europea (UE) lograron firmar un acuerdo comercial que todavía debe ser ratificado por los Parlamentos. Aunque sin conocer todavía en profundidad su “letra chica”, los empresarios del bloque sudamericano tienen en general una mirada positiva sobre las posibles oportunidades de negocios, lo que se ve matizado por la preocupación, en el caso de los uruguayos, por la competencia que se les abre en el mercado brasileño.
Esa es la perspectiva plasmada en el reciente análisis titulado La mirada del sector privado sobre el acuerdo Mercosur-UE elaborado por el Intal, un instituto de investigación en temas comerciales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se enfoca en cuatro rubros de exportación: lácteos, carne, vinos y automotriz.
Lácteos
El sector lácteo es uno entre los que “se observó mayor cautela” por parte de los empresarios del Mercosur. Una de sus principales preocupaciones es el posible impacto de los subsidios de la Política Agrícola Común europea, señala el documento. El acuerdo establece contingentes recíprocos de 10.000 toneladas de leche en polvo (entera y descremada), 30.000 toneladas de quesos, y 5.000 de leche de fórmula infantil, con un arancel que será reducido a 0% a lo largo de diez años, de manera simultánea para ambas partes, a partir de la entrada en vigor. Actualmente, las importaciones provenientes de la UE tributan en el Mercosur un gravamen de hasta 28% sobre el valor del producto, mientras que el bloque europeo cobra impuestos de entrada que van de 49% a 81% para la leche en polvo, y entre 20% y 74% en el caso de los quesos.
“Las manifestaciones de los productores uruguayos también denotaron malestar ante la posible pérdida del mercado lácteo brasileño”, que en 2018 fue el destino del 20% del valor total de las exportaciones del rubro y el segundo más importante luego de Argelia. También la industria uruguaya expresó “preocupación” por las importaciones de quesos europeos, aunque espera que se concentren en el segmento de los sofisticados o de nicho. Asimismo, existe inquietud ante la posibilidad de que, una vez implementado el tratado, los lácteos provenientes de la UE ingresen a Uruguay debido a la cuota recíproca obtenida pero que, en cambio, los productos uruguayos no logren acceder al mercado europeo por “no poder competir con el prestigio de calidad y tradición de marca de sus productos”.
Carnes
Respecto al rubro cárnico, las concesiones europeas fueron otorgadas a través de un esquema de cuotas que entrarán en vigor en seis etapas anuales iguales. Para la carne vacuna es de 99.000 toneladas en peso carcasa (unas 76.000 toneladas en peso embarque) bajo la cual el Mercosur podrá exportar con aranceles reducidos. El análisis subraya que, al igual que Paraguay, en Uruguay hay “gran expectativa” en la negociación con sus socios por la distribución de ese cupo, que se sumaría a las 6.280 toneladas de cuota Hilton. A esto se agrega la “perspectiva de un importante impacto en la competitividad-precio para el país”, derivado de la eliminación del arancel bajo ese cupo.
Vinos
En el rubro vitivinícola, los impuestos de aduana serán completamente removidos de manera recíproca al cabo de diez años. “Sin embargo, a pesar de que tanto Argentina como Brasil y Uruguay y, en menor medida Paraguay, se destacan por la producción de vino, el acuerdo presenta escenarios muy diferentes para cada socio” y se “evidenciaron varios elementos de preocupación”, señalan los especialistas del Intal. Por un lado, en la UE se concentran los tres mayores exportadores mundiales de vino —España, Francia e Italia— y, por otro, Alemania y el Reino Unido ocupan el primero y segundo lugar en términos de toneladas de vino importado a escala global. En ese contexto, los vitivinicultores del Mercosur entienden que serán ellos quienes deban hacer los “mayores esfuerzos”. En función del acuerdo, obtendrán una reducción del arancel por parte de la UE del 4% a 0% (0,13 euros por litro), mientras que los vinos europeos se beneficiarán de una rebaja de 20% a 0% (en el caso de Brasil, desde el 27% actual).
En el caso de Uruguay, el acuerdo con los europeos enfrenta a sus productores a un “desafío mayor, aunque a la vez se avizoran oportunidades de conquistar nuevos mercados”. Uno de sus temores es el riesgo de perder negocios con Brasil —destino del 39% de sus ventas al exterior en 2018— ante la competencia europea. “Actualmente, Brasil importa 115 millones de litros de vino procedentes de diversos países, por lo que Uruguay tendrá el doble desafío de mejorar su competitividad para poder conservar este importante mercado, a la vez que deberá aumentar su producción exportable para poder competir a nivel internacional, para lo cual el sector ha manifestado que requerirá apoyos por parte del gobierno”, añade el Intal. Apunta que Uruguay ha tenido la “versatilidad de producir vinos de calidad preferentemente tradicionales, y también ha sabido adaptarse a la demanda de vinos también de alta gama, aunque más modernos, jóvenes y frescos, como los que le provee al mercado brasileño.
Automotriz
Los productos del sector automotriz, al igual que los de maquinaria y equipo entraron en el tratado mayormente en la canasta de liberalización progresiva —en entre 10 y 15 años— debido a su alta sensibilidad al comercio intrarregional y al régimen de comercio bilateral administrado. Por ejemplo, para los vehículos de pasajeros se mantendrá el impuesto aduanero base por seis años y, al comenzar el séptimo, la desgravación será lineal hasta llegar a 0% al finalizar el decimoquinto año. Durante el período de gracia, la UE gozará de una cuota de transición que le permitirá exportar 50.000 unidades anuales al Mercosur (1.750 en el caso de Uruguay) con un arancel de 17,5%.
“El sector automotriz es uno de los que más preocupación han causado en el sector privado, especialmente desde Argentina y Uruguay, debido a la pérdida de sus preferencias en el mercado brasileño”, observa. En el caso uruguayo, “se trata de uno de los más afectados. Los fabricantes temen el ingreso a Brasil de automotores y autopartes europeos en condiciones preferenciales, ya que este es su segundo mercado de exportación después de China. A ello se suma un contexto de desaceleración del mercado automotor” doméstico, que se prevé terminará con una baja de 15% en 2019 según proyecciones empresariales citadas en el estudio. Bajo ese marco, los empresarios uruguayos del rubro expresaron “gran preocupación por la importante carga impositiva que pesa sobre los vehículos uruguayos, y que constituye uno de los principales obstáculos para la mejora de la competitividad, un factor indispensable frente al acuerdo con la UE”.
