• Cotizaciones
    lunes 10 de febrero de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Movida tropical sacude campaña tibia

    N° 2034 - 22 al 28 de Agosto de 2019

    , regenerado3

    La campaña electoral venía aburrida. Los principales candidatos se centraban en reproches o tibias propuestas destinadas a complacer las apetencias ciudadanas apoyados en un antiguo proverbio: “Más vale rico y sano que pobre y enfermo”.

    Lo más emocionante fue un estudio de Opción Cosultores: tanto el candidato blanco Luis Lacalle Pou como el colorado Ernesto Talvi vencerían al oficialista Daniel Martínez en un balotaje. Pero a dos meses de la elección no hay que olvidar que en política nadie está muerto hasta que el sepulturero coloca la lápida.

    De pronto estalló una bomba que dejó en segundo plano cualquier propuesta. Fue el estruendo provocado entre el cantante de música tropical Gustavo Serafini, el Gucci, Martínez y varios de sus seguidores liderados por la directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, Fabiana Goyeneche.

    Todos son frenteamplistas, por lo cual los paranoicos de siempre no lo pueden atribuir a una conspiración, salvo que sea interna.

    La cuestión no tiene marcha atrás porque el cantante iniciará una demanda civil por daño moral, daño emergente y lucro cesante. El juicio estará presente en los medios durante mucho tiempo porque finalizará con una sentencia firme durante el próximo gobierno. Como las audiencias son orales y públicas la asistencia será mayúscula.

    Dicen los abogados del Gucci que agotaron las negociaciones previas para evitar la demanda. No lograron que nadie se disculpara. Si gana, tendrán que pagarle mucho dinero.

    ¿Cómo empezó este novelón tropical que desplazó temas económicos, políticos, de seguridad, salud y educación? Con varias elecciones sobre mi espalda no recuerdo en la recta final nada igual generado por integrantes del mismo partido. Una implosión fomentada por ineptos e imbéciles.

    La mecha la encendió Martínez cuando, con su sonrisa dentífrica, le dio la bienvenida al Gucci como candidato por Baluarte Progresista. Las fotos son elocuentes. “¡Qué mejor que una estrella popular para sumar votos!”, seguramente pensaron los sesudos ideólogos de la incorporación.

    El cantante no es un recién llegado. Siempre militó en el Frente Amplio y en 2014 cantó un jingle (le pagaron US$ 10.000) de apoyo a la campaña “No a la baja” (en contra de la iniciativa que proponía bajar la edad de imputación penal de 18 a 16 años). En esa campaña Goyeneche fue la cara visible, lo que le valió el cargo municipal.

    Cuando la candidatura se hizo pública se generó una dura reacción que encabezó Goyeneche.

    Entre otras cosas sostuvo que el cantante “estuvo vinculado con denuncias de acoso y violencia de género”. Agregó que “judicialmente no llegaron a concretar nada específico”, pero remarcó que “una cosa es lo que pueda disponer la Justicia” y otra “los testimonios que una escucha y lee”.

    Con ese discurso le atribuyó implícitamente esos abusos aunque no hubiera un pronunciamiento judicial. Un argumento tramposo. Mal pudo haber un pronunciamiento judicial cuando la Justicia nunca lo investigó porque nunca se hicieron denuncias.

    Fue al revés. A fines de marzo de 2018 el cantante fue denunciado por una usuaria en su cuenta de Twitter en la que reprodujo el testimonio anónimo de mujeres que decían haber sufrido abusos sexuales. El cantante hizo una denuncia penal por difamación. En la fiscalía de Flagrancia de 16º turno la autora de la campaña, una menor, en presencia de sus padres y abogados, se retractó “de la aseveración realizada” por “no tener certeza de los comentarios” que le enviaron terceras personas. Otras dos personas identificadas por las capturas de pantalla no se presentaron. Ante la retractación la fiscal archivó el caso.

    Según su currículum oficial, Goyeneche es abogada y escribana, integra el Instituto de Derecho Penal de la Udelar y cursa la carrera docente de esa materia. Con ese palmarés debería tener un conocimiento profundo sobre la ley y los principios generales del Derecho. Es el ABC. Sin embargo, a ella le basta “con lo que una escucha y lee” para señalar a una persona como acosadora sexual aun sin un pronunciamiento judicial.

    Bien sabe (o debería) que la presunción de inocencia está en la médula de los derechos del ciudadano. Es una regla general incorporada a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención Europea de Derechos Humanos. Por su importancia garantista no le pudo pasar inadvertido. Mucho menos olvidarlo.

    Expresar que el cantante “estuvo vinculado” a denuncias de abuso sexual parece una estrategia maquiavélica. Como abogada se supone que conoce al dedillo ese principio. Sin embargo, por arte de birlibirloque, revierte la presunción de inocencia y la transforma en presunción de culpabilidad.

    ¡Ojo! De repente tiene una tesis revolucionaria para cambiar ese principio que existe desde la Revolución francesa. Debería proponerle al director del Instituto de Derecho Penal, el grado 5 Germán Aller, que organice un debate abierto frente a docentes, abogados y estudiantes.

    El linchamiento público lesionó la moral del cantante y lo perjudica en su trabajo, y por eso sus abogados, Kerstin Jourdan e Ignacio Durán, presentarán la demanda. Apuntará seguro a Goyeneche y Martínez mientras analizan incluir a otros, como el actual intendente de Montevideo, Christian Di Candia y la militante feminista Teresa Herrera, que se manifestaron con similares expresiones que Goyeneche.

    Nadie puede asegurar que algo es cierto o falso. Para eso existen las leyes y los jueces y fiscales que las aplican.

    En estos temas soy radical y emocional: cuando se condena a violadores o acosadores sexuales habría que encerrarlos en una celda y tirar las llaves. Una vieja amiga es más dura: “Hay que caparlos”. Podría compartirlo, pero sin una condena judicial, más allá de convicciones, rige el principio de inocencia.

    Las “condenas” en las redes sociales son papel mojado, pero muchas han sustituido a la ley, esa norma de conducta abstracta y obligatoria que emana de los órganos legislativos.

    ¿Cómo reaccionarían Goyeneche, Martínez, Di Candia y Herrera si desde algún rincón oculto de la red se les imputara haber abusado de su poder administrativo o haber mantenido conductas sexuales inapropiadas? En el mundo cibernético todo es posible. La única garantía es la Justicia.