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La Comisión de Género del PIT-CNT se formó en los años 80 pero pasó inadvertida por casi 20 años. Fue en 1997, durante un acto en la sede del gremio de funcionarios de la Intendencia de Paysandú que por primera vez unas 200 mujeres afiliadas a la central sindical con decenas de niños a su alrededor se reunieron para dialogar sobre la construcción de derechos y definir los mecanismos a seguir en búsqueda de la afiliación de aquellas trabajadoras que aún no lo habían hecho.
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Al año siguiente la jornada se repitió en Tacuarembó y a partir de allí se consolidó hasta transformarse en el Departamento de Género, Equidad y Diversidad que actualmente abarca a más de 100.000 mujeres. Esta cifra era inimaginable para los principales dirigentes sindicales en aquel entonces, pero también lo era apenas ocho años atrás, cuando la cantidad de mujeres no superaba ni la mitad.
Según datos aportados a Búsqueda por el coordinador de la central Fernando Pereira en 2005, cuando el PIT-CNT tenía 130.000 afiliados, el 30% —unas 39.000— eran mujeres y el 70% restante hombres mientras que un relevamiento hecho este año indica que el 43,52% de los 353.000 afiliados son mujeres.
Relevados 279.438 afiliados —79,16% del total—, 167.826 —56,48%— son hombres mientras que 121.612 —43,52%— son mujeres.
“Hay sindicatos que claramente tienen mayoría de mujeres como en la educación —la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) en particular— o en la salud; así como es claro que en sectores como la industria, la construcción y el metalúrgico la participación femenina es muy minoritaria. En la construcción está debajo del 5% la cantidad de mujeres mientras que en el otro extremo está Magisterio donde hay un 88% de afiliación femenina”, explicó Pereira.
Este crecimiento que “viene evolucionando permanentemente desde 2005” se explica, según el dirigente, en parte por el “ventarrón democrático” que se generó con la asunción del Frente Amplio en el gobierno porque “la negociación colectiva —que se retomó en la administración de Tabaré Vázquez— es vertebradora de la construcción sindical”.
En este sentido, también influyó que “se vincularon sectores relacionados al trabajo de mujeres como tiendas y supermercados” y “se multiplicó por varias veces la afiliación en la salud”.
Sin representación.
Pese al crecimiento, Pereira sostiene que “hay un problema en la representatividad de género” ya que “hoy no tienen la representación dentro de la dirección sindical que el porcentaje de mujeres que hay afiliadas”.
De los 14 miembros que integran el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT la única mujer es Beatriz Fajián, presidenta de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) y representante de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE), y hay solo cinco mujeres entre los 44 delegados de la Mesa Representativa.
Esto es considerado una “alta injusticia democrática” por Pereira, quien propone que “la central tenga definido no menos del 30% como cuota femenina en los cargos de representatividad sindical”, pero advirtió que “de la mano hay que ir generando condiciones para que se mejore la militancia”.
Para que se establezca dicha propuesta debe alcanzar dos tercios de los votos en el próximo Congreso Nacional del PIT-CNT, que aún no ha sido definido cuándo se realizará.
“Mal visto”.
Para Fajián, responsable del Departamento de Género, Equidad y Diversidad, hubo un “gran crecimiento pero falta mucho” y remarcó que “la mujer tiene que tener más facilidades para militar” porque “no es tan fácil como el hombre”.
En este sentido, Pereira coincidió en que, “por ejemplo, no se puede seguir colocando las asambleas y reuniones en las noches porque las mujeres que son madres seguramente no puedan ir”.
Por otra parte, Fajián enfatizó que “es muy complicado” porque “hay lugares, en el interior sobre todo, donde que la mujer sea gremialista no se ve con buenos ojos”.
