—¿Y usted se sintió presionada?
—No, no. Discutí. Siempre desde el respeto. Pero no puedo decir que me haya sentido presionada.
—Hay un mail que usted le manda al director del Hospital de Rivera en el que le traslada el interés de la Federación para que contraten a Buena Estrella. Incluso aparece mencionado en el fallo judicial...
—Me llama la atención que aparezca mencionado.
—¿Por qué?
—Por el contenido del mail. Si usted lee el contenido, lo que recomiendo es la licitación. Por lo tanto, un procedimiento totalmente transparente. Lo que a mí me llama la atención es cómo se intenta ensuciar a una persona a través de algo en que justamente lo que está recomendando es el procedimiento que corresponde. Me llama la atención cómo se intenta enchastrar a una persona. Imagine la situación que se genera a partir de esto. Yo veía a mi hijo adolescente sufriendo, porque él sabe que su mamá no es corrupta, pero la situación en que te pone algún medio totalmente irresponsable... Ayer me decían que un medio ponía “conozca el mail de Muñiz” y cuando la gente quería acceder no podía abrirlo. Entonces eso es una jugada sucia, deshonesta, y quienes me acusan a mí de deshonesta son las personas más deshonestas de todas.
—¿Quién es el que trae a cuento el mail en el fallo judicial?
—Hasta donde yo sé, el oficial de la investigación.
—¿Y por qué él querría “enchastrarla”?
—Y, supongo yo para adquirir notoriedad.
—¿Por qué decidió mandar ese mail?
—Habitualmente me relacionaba así con los directores. Es una forma de ordenarnos sobre los deberes que tenemos cada uno. Es un mail interno, respetuoso, me dirijo a los directores como corresponde.
—En un tramo del correo dice que le “encantaría” que se pudiera empezar la licitación para sacarse el costo de la compra directa y “así se dejan de joder en la prensa”. ¿A qué se refiere?
—A la prensa local. Cada vez que el hospital hacía una licitación había una presión muy fuerte de la prensa local, que no era la Federación de Funcionarios de Salud Pública. A qué intereses responde esa prensa, no sé. En Rivera era una cuestión bastante problemática.
—¿Cuál era el problema en concreto?
—Yo no lo sé, porque no estaba en Rivera. Pero el director del hospital me llamaba y decía que cuando publicaba la licitación enseguida había líos, que unas empresas acusaban a las otras. No sé, nunca lo investigué realmente.
—¿Conocía el trabajo de Buena Estrella?
—La verdad es que no. Las investigaciones en Buena Estrella empiezan después del mail.
—Le preguntaba porque de alguna manera la recomienda al mencionarla en su mail.
—No, no la recomendaba. Estaba transcribiendo lo que dice la Federación. Lo que sí me queda claro es que si no teníamos pronto el pliego de la licitación, un hospital obviamente no se puede quedar sin limpieza o conserjería. Entonces por eso digo recurramos a una compra directa.
—¿Cree que el poder de Alfredo Silva era superior al de los otros miembros del Directorio?
—No.
—Admite que tiene un carácter fuerte, controversial. ¿Cree que hacía pesar eso para hablar con los directores de los hospitales?
—Seguramente sí. Pero acá justamente soy yo la que no me confundo. Seguramente por su carácter, y porque él decía que era el representante de los trabajadores y por lo tanto el miembro más estable, que los otros eran nombrados por el Ejecutivo y por lo tanto caían…
—¿Este tipo de cosas les hacía notar?
—A todo el mundo. Ahora, uno no se puede confundir: las órdenes institucionales las dan las Gerencias. El Directorio tiene poder en cuanto los cinco miembros toman resolución. Son cosas distintas, quién gobierna la institución y quién la gerencia.
—En su rol de directora de los hospitales, ¿le llegaban quejas sobre estas presiones?
—Quejas hubo 10 millones, de todo el mundo y de todo tipo y color
—¿Sobre Alfredo Silva puntualmente?
—Claro, pero no solamente por Alfredo Silva, porque yo te podría decir que hubo directores que se molestaron porque el director de la oposición sin pedir autorización entraba los fines de semana a los hospitales. No lo pueden hacer. Entonces, si me dice que Alfredo ejercía presión por algunas cuestiones, sí. Pero también los directores sintieron presión de los representantes de la oposición, del anterior y del actual.
—Hubo directores de hospitales de la zona oeste que mandaron una carta quejándose de maltratatos, abusos de poder. ¿No le referían a usted estas cuestiones?
—Sí, se refirieron algunas cuestiones, pero a ver… nada diferente a los otros miembros del Directorio. No puedo decir que había quejas que estuvieran solamente dirigidas a Alfredo.
—En el tema de los maltratos o cierta prepotencia se lo ha denunciado solo a él...
—Públicamente. Ahora, nunca recibí una queja de que Beatriz Silva o Enrique Soto prepoteara a alguien.
—Pero sí de Silva.
—Sí de Alfredo y sí de los integrantes de la oposición.
—¿Cuál es su concepto sobre su gestión?
—Creo que hay que separar el concepto de su trabajo del de su personalidad. Alfredo es una persona sumamente inteligente y un conocedor muy profundo de la realidad de ASSE. Yo aprendí de él que había que conocer la realidad de cada territorio y de las personas para mantenerme siempre informada de lo que pasa. En una institución tan grande, donde hay más de 26.000 funcionarios, eso habla muy bien del director, lo cual no quiere decir que haya otros aspectos que no son tan buenos. Si me pregunta si Alfredo Silva hizo aportes para ASSE, los hizo.
—¿Qué aportes?
—Y, en el conocimiento de la realidad, en recorrer, en conocer, estar con los compañeros, saber exactamente la realidad que estaba viviendo cada uno.
—¿Defendió bien al trabajador?
—Sí. Creo que sí. Seguramente acá hay opiniones de todo tipo y color de acuerdo con la experiencia de cada uno, pero representados estaban. A cualquier lado que uno iba podían hablar bien o mal de Alfredo, pero todos habían hablado alguna vez con él. Es un trabajador de mil horas.
—Usted que es de la academia, ¿sintió que tenía algo personal con los médicos?
—Creo que tenía un prejuicio contra los médicos. Estoy convencida de que lo tiene. Eso es así.
—¿Y eso no conspiró en contra de su gestión?
—Sí, pero también conspira el otro tema. Que es que los médicos nos creamos los únicos capaces de gestionar. En este punto soy equidistante de las dos posiciones. Comparto con Alfredo que el modelo no tiene que ser médico hegemónico y de alguna forma que Alfredo representa muchas cosas, en el sentido que siente que lucha contra el poder de la exclusividad médica y hasta contra el poder de los varones heterosexuales de alguna forma. En eso yo no puedo decir que esté en desacuerdo.
—¿Cómo vive como ministra esta situación de ASSE?
—Lo primero que me preocupó es que no haya problemas en lo asistencial. Después me estoy informando de todas las actuaciones. Y lo otro que me preocupa es que alrededor de esta situación que se da en un prestador, que pudo haber sido privado y no pasaba nada, hay un tema del manejo politiquero. Ningún gobierno ni partido político está exento de estas cosas. Es una institución que maneja más de 26.000 funcionarios y que haya dos procesados quiere decir que estamos hablando de la excepción y no de la regla. Seguramente, van a encontrar muchas más irregularidades en la medida en que Crimen Organizado siga avanzando. Pero hay situaciones que vienen de mucho tiempo atrás. ¿La corrupción es nueva? No. Esto es un manejo politiquero.
—Estamos en plena campaña electoral.
—Y se me intenta enchastrar por un mail en el que recomiendo sea un procedimiento licitatorio.