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    Muñoz promete “firmeza” para “tomar decisiones” en la educación porque “si no hay conducción política, se transforma en una anarquía”

    La futura ministra propone un “tratamiento diferencial” para que en zonas de mayor “complejidad social” trabajen docentes con más experiencia; quiere que eso “se considere un ascenso en la carrera”

    Decenas de días perdidos por huelgas. Índices de ausentismo y repetición de nivel africano. Padres que golpean a docentes. Docentes que faltan a clase. La situación de la enseñanza es vista con preocupación desde todos los sectores a medida que llega a su fin un gobierno que se inició con una promesa: “Educación, educación, educación y otra vez educación”.

    Ante esa realidad, el presidente electo, Tabaré Vázquez, decidió poner al frente del Ministerio de Educación y Cultura a alguien de “personalidad fuerte” y la responsabilidad recayó sobre la médica María Julia Muñoz, que estuvo al frente de la reforma de la salud durante el primer gobierno frenteamplista y tuvo que lidiar con el sindicato de municipales Adeom cuando fue secretaria general de la Intendencia de Montevideo.

    Para la próxima administración Muñoz se propone, “sin violar la autonomía” de los organismos de conducción de la enseñanza, que el gobierno esté “presente en todas las instancias en las que se construyan las políticas” porque “si no hay conducción política, se transforma en una anarquía”.

    En una entrevista con Búsqueda la futura ministra anunció que llevará adelante “un consultivo para la educación del siglo XXI” donde se discuta “la necesidad de cambios estructurales” escuchando “todas las posturas”.

    “Y después de eso, tomar decisiones. Cuando tomamos decisiones las llevamos a cabo. (...) Es lo que el presidente nos ha confiado como tarea y esperemos responderle bien al presidente pero sobre todo al ciudadano”, afirmó.

    Una de las medidas que piensa llevar adelante es un “tratamiento diferencial” para los profesores y maestros que trabajen “en áreas donde la complejidad social sea mayor”, de modo que “ahí concurra gente con más experiencia y no gente que recién se recibe” y que eso “se considere un ascenso en la carrera”.

    —¿Le sorprendió que Tabaré Vázquez la eligiera para dirigir la política educativa?

    —Yo le tengo mucha confianza a la capacidad perceptiva de Tabaré como líder político, por lo cual si él lo ve así, yo juego. En realidad siempre estuve acostumbrada, no solo en la relación que tengo con Tabaré Vázquez sino también en la que tuve con Mariano Arana, a que la gente que tiene una visón global sobre lo que les toca gobernar sabe, de acuerdo al perfil que tiene una persona, dónde va a rendir más y mejor. Así que fue resuelto en el momento, digamos.

    —La educación fue uno de los principales temas de la campaña. Había gran expectativa sobre quién iba a ser el ministro. ¿Qué virtudes cree que vio Vázquez en usted para manejar un tema tan desafiante?

    —Creo que ninguna persona puede hacer un análisis objetivo de sus virtudes y sus defectos. Eso es muy difícil y no voy a intentar hacerlo. Yo creo que este desafío lo que me impone —que es lo que he tratado de hacer siempre— es tener una ruta, un camino muy claro de qué es lo que queremos lograr. Los objetivos tienen que ser perfectamente medibles para el Ministerio, para los actores, los educadores, pero también para el pueblo en general. Como hay actores sociales que intervienen, quizás no se llegue a las cifras que se manejaron en la campaña pero nos vamos a acercar lo más posible a ellas y vamos a empujar para acercarnos en su totalidad. Hay muchas variables en juego para que eso suceda pero de todas maneras nos vamos a acercar. De las cosas más grandes que se plantearon, muchas requieren del marco presupuestal. Por lo tanto las iremos elaborando y discutiendo con tiempo.

    —¿Cuáles son las prioridades?

    —Una cosa que tiene que estar en el presupuesto es la inclusión de los tres años dentro del proceso educativo. En la enseñanza, cambiar estructura es pensar el período de 0 a 3 años como un proceso de desarrollo en el que vamos a tener el apoyo de un psicopedagogo que es Juan Mila. Porque es un período de la vida del niño para mí fundamental, donde en realidad se juega el partido, donde el Frente Amplio ha hecho muchísimo y desde la educación tenemos que aportar en el componente psicopedagógico. Me refiero a Uruguay Crece Contigo, a todo lo que hizo el MSP, el Sistema de Cuidados. La subdirectora del MSP era la directora de Uruguay Crece Contigo, el director general de Salud era el director del Programa de la Niñez. Se van a realizar muchas acciones tendientes a que el desarrollo de la persona se pueda estimular desde los primeros años de vida. Son 15.000 niños aproximadamente y eso requiere presupuesto. Pero además de presupuesto requiere personal especializado. Entonces, eso no podés decir que se vaya a hacer todo junto o en etapas. Porque personal en la educación falta. El sindicato de profesores ya lo ha dicho, y tiene razón en las materias que faltan. Lo que nosotros tenemos que garantizar es un estímulo a la carrera docente para que en el futuro no falten. En general, faltan docentes de física, faltan docentes de...

    —¿Quiere incentivar en esas áreas que faltan?

    —No. Incentivar en primer lugar en toda la sociedad el respeto y el valor que tiene el docente. Una de las cosas que me preocupa muchísimo es que el docente y el padre tienen que ser aliados para la educación en valores de sus hijos. Nunca puede haber una ruptura. Todos hemos asistido a que esa ruptura en los últimos tiempos se ha dado. Ha habido episodios muy negativos que no se daban antes y vamos a desarrollar todas las herramientas necesarias para que no vuelvan a ocurrir. Vamos a hacer la defensa del docente, porque tiene que ser aliado de los padres, y ver qué problemas tienen los padres para ver si se pueden solucionar.

    —¿Cómo piensa incentivar esa unión entre el docente y los padres?

    —Que sientan que el profesor es el aliado en la formación del educando es una responsabilidad del gobierno que vamos a asumir utilizando distintas herramientas, desde que la ciudadanía lo conozca a través de campañas hasta el tratamiento diferencial que deben tener todos los profesores y maestros que trabajen en áreas donde la complejidad social sea mayor. No me gusta hablar de contexto crítico, pero creo que ahí el pago debe ser diferente, el estímulo debe ser diferente para que ahí concurra gente con más experiencia y no gente que recién se recibe. Que el que recién se recibe pueda estar en lugares más continentados por la sociedad y que el que tiene experiencia vaya a esos lugares y se considere un ascenso en la carrera. También me refería a eso cuando hablábamos de cómo debemos decir no más plata para más de lo mismo. Hay que cambiar el concepto de antigüedad por trabajar en lugares más complejos, por mayor carga horaria, por no a los profesores taxis. En todas estas cosas el sindicato está de acuerdo.

    —Vázquez habló en algún momento de incentivos salariales para premiar el esfuerzo...

    —Es parte de esto. Si una persona trabaja en una zona compleja, le exige mucho más esfuerzo que trabajar en una zona donde está bien continentado por el barrio.

    —¿Se puede llegar a pensar en una política salarial vinculada a la productividad?

    —Así como productividad, no, porque los niños no son tornillos y los profesores no son mecánicos.

    —Traducido a resultados.

    —Ahí está. Traducido a resultados. Traducido a compromiso, a que no falten, a que se capaciten. El concepto no es de productividad sino de capacitación continua, de cursos, de carrera, de motivación, de no faltar, de tener iniciativa. Una cantidad de variables que no son las incluidas en los proceso específicos que conocemos habitualmente como productividad.

    —Vázquez dijo en una entrevista con Búsqueda que quería como ministro a una persona con personalidad fuerte, con mucha capacidad de mando. ¿Por qué le parece que son importantes esas características para este tema?

    —No es que yo piense que tenga gran poder de mando pero sí tengo mucha experiencia en haber dirigido organizaciones complejas. Creo que para una organización tan grande como la enseñanza en todas sus ramas y vertientes, lo que sí necesitamos es un colectivo que trabaje en equipo y después firmeza para llevar adelante las decisiones que se tomen. Esas decisiones que se toman las vamos a preparar en colectivo entre el equipo de dirección del Ministerio en conocimiento y debate con los gremios de la educación. Vamos a hacer un consultivo para la educación del siglo XXI, para la educación modernizada que se necesita en el país —no es ese el título del consultivo pero sí es el concepto—, para discutir la necesidad de cambios estructurales en la educación, donde estén todos incluidos, donde aceptemos todas las posturas, donde existan grupos de trabajo que tengan productos. Y después de eso, tomar decisiones. Cuando tomamos decisiones las llevamos a cabo. Eso es lo que en realidad debemos hacer, es lo que el presidente nos ha confiado como tarea y esperemos responderle bien al presidente pero sobre todo al ciudadano.

    —Esa parte de llevar a cabo las decisiones es lo que a veces en los últimos gobiernos ha costado. Frente a algunas discrepancias con los sindicatos, ha habido muchos paros. ¿Le parece que lo va a poder llevar adelante?

    —Estoy totalmente convencida de que se puede. La puerta abierta para el diálogo siempre y la firmeza para llevar adelante lo que después se resuelva. Lo que no se puede es resolver y no hacer. Dialogar siempre. Pero el diálogo tiene un objetivo. Después de que llegamos a que ese objetivo queda claro para todos, eso se cumple.

    —En los últimos tiempos ha habido muchos paros, se ha hablado mucho de la pérdida de horas. Si se llegara al caso, ¿usted está dispuesta a declarar la esencialidad?

    —Acá no sé si cabe la esencialidad. Yo creo que no aplica. Pero me parece que si iniciamos un proceso de diálogo, incluso antes de asumir, podemos minimizar mucho esos riesgos o no tenerlos. Yo nunca pienso por la negativa.

    —La experiencia dice que cada vez que empiezan los gobiernos se hablan estos temas y después se repiten esos ciclos de propuestas, discrepancias y fracasos.

    —Vamos a tratar de que las propuestas se puedan discutir, se puedan incorporar bien. El diálogo siempre es un espacio donde se hacen concesiones, uno trata de acercarse al otro. Lo que sí queremos es tener un marco de respeto mutuo y creo que hemos iniciado un buen diálogo. Yo estuve en la Fenapes y la verdad que me quedé gratamente impresionada. Es un colectivo de gente muy joven en general. Hay un gran porcentaje de mujeres. Fenapes tiene un grupo lindo de profesores.

    —Cuando habla de discutir una “educación modernizada”, ¿tiene ya algunas ideas? Se habla mucho de que las nuevas generaciones se aburren, no son tan compatibles con las viejas formas de enseñar.

    —Tenemos algunas ideas que estamos conversando con el ingeniero (Miguel) Brechner por el Plan Ceibal, porque en realidad las tecnologías de la información tienen que estar cada vez dinamizando más el proceso de aprendizaje. Los chicos que tienen sus ceibalitas van a ser ciudadanos diferentes a nosotros, que agarramos el proceso de digitalización mucho más tarde. Manejan con otra fluidez. Eso no quiere decir que no se necesite al maestro o al profesor como figura, como transmisor de valores, como ayuda para manejar la información. Pero que la información viene de otra manera no hay duda. Por lo tanto el Plan Ceibal va a estar presente en todas las instancias que corresponda para tratar de dinamizar el proceso de enseñanza y aprendizaje.

    —¿Concretamente tiene alguna idea?

    —Hay algunas que son para ahora, porque en realidad todavía hay gobierno y ministro. El Plan Ceibal tiene acuerdos con el Codicen que seguramente ya los tomemos iniciados y creo que va a ser importante profundizarlos en el futuro. Una es la de las tarjetas, que va a tener varias utilidades, además de utilizarlas como boleteras. No nos vamos a detener en legislaciones nuevas porque eso lleva procesos de discusión muy largos y lo que necesitamos es tener resultados porque el ciudadano del siglo XXI es el que se está formando ahora. De la Ley de Educación que ya está vamos a tomar todo lo que se pueda viabilizar.

    —Habló de la necesidad de que los logros sean medibles. ¿Cómo piensa instrumentar esos controles?

    —En educación los logros tienen que ser medibles. Tenemos que ver que se termine el primer ciclo de educación y haya un ciclo continuo hasta los 14 años, eso tiene que tener resultados medibles en cuanto a porcentajes de egresos. Esos egresos deben tener un determinado nivel de conocimiento. Eso es medible. Los índices de repetición escolares, igual que los índices de repetición cuando se empieza el primer ciclo, hay que estudiarlos en profundidad. Todas las personas a todas las edades podemos aprender. La repetición de primer año hay que estudiarla en profundidad. Una cosa es el que no asiste; el que no asiste no tiene vuelta, porque en realidad ese es un compromiso del hogar, de los padres, de los tutores. En este proceso la asistencia es muy importante. Después de que asiste, el nivel de rendimiento es una cosa que hay que estudiar porque no todos son parejos. Va a haber algunos que les cueste más. Hay maestros que apoyan para esos casos.

    —Durante la campaña Vázquez dijo que los índices de repetición en Secundaria son inadmisibles.

    —Sí, es inadmisible, claro. El que asiste y repite no tendría que repetir porque debería recibir ayuda durante el año lectivo para que supere sus dificultades para el aprendizaje. No esperar a fin de año para decir que no las superó. El que no asiste debe recibir ayuda en su hogar para ver por qué no está concurriendo. Y al que se fue hay que ir a buscarlo. No desde el MEC sino con la estructura del Mides, detectarlos y trabajar en los casos porque en general son casos complejos. El Uruguay es chico, con tres millones se puede.

    —Algunos técnicos sostienen que una medida aplicable es la de eliminar la repetición.

    Yo creo que no se puede hacer mecánicamente. Decir: “En la escuela no se repite”. No, porque quitás un estímulo a todos, a los padres y a los estudiantes. El estímulo de que las faltas en la escuela son muy importantes, eso tiene que estar en la cabeza del estudiante y la familia. ¡A la escuela no se falta! Porque allí vas creando el valor en la persona de que al trabajo tampoco se falta, de que al compromiso de ir a bailar con el amigo tampoco se falta. Controlar y evitar las faltas en las escuelas va creando valores. Cuando ves que su rendimiento es menor, que lo ves antes del final de cursos, definís los apoyos que necesita. Por supuesto que no vas a ver el 100% de los casos. Se tiene que detectar en los primeros meses.

    —¿Qué medidas concretas tienen pensado aplicar para atender los problemas en Secundaria?

    —Focalizar el primer ciclo. Que sea el primer ciclo como una continuidad desde los tres, cuatro años hasta los 14; facilitar la transición. La escuela es más un panóptico donde el chico está mucho más contenido. Después pasa a una enseñanza totalmente diferente con una variación docente más amplia y una variación de temas mucho más amplia. Facilitar ese tránsito es hacer cambios en cómo se va a enfocar la currícula de todo ese período.

    —Se habló de conformar un ciclo único desde los 3 a los 14 años. Para ser gráficos: ¿Desaparecen la moña y la túnica escolar?

    —No, de ninguna manera. Se puede cambiar que de la escuela donde tiene un maestro no necesariamente pase a un equipo de siete profesores en el liceo. Va a seguir existiendo la escuela y el primer ciclo, que es hasta cuarto. ¿Quiere llevarlos de moña hasta el noveno?

    —No, pero quizás piensen en implementar un uniforme.

    —Ahí está, muy bien. Me gusta. Usted lo pensó y a mí me gusta. Dejar la túnica y la moña por un uniforme. Ya se está implementando en algunos liceos como piloto. Además es mucho más fácil para uno. El uniforme es algo fácil. Homogeneiza, no tenés que pensar qué te ponés. Es mucho más fácil y útil.

    —En algunas declaraciones públicas las actuales autoridades hablaron de jugar “al límite de la autonomía” en la educación. ¿La autonomía se ha transformado en un arma de doble filo? ¿Cómo se va a manejar esa cuestión?

    —En realidad todos los organismos tienen representación política, ademas de la social. La representación política ya la estamos empezando a trabajar como una unidad de acción porque es representación política del mismo programa. La autonomía es técnica pero el ministerio como representante del gobierno va a estar presente en todas las instancias en las que se construyan las políticas específicas. Sin violar la autonomía. Tiene que haber conducción política. Si no hay conducción política, se transforma en una anarquía.

    —¿Qué balance hace de los 10 años en que el Frente Amplio gobernó la educación?

    —Todos los procesos sociales son muy lentos. Porque un proceso social implica que cambie mi cabeza y también la tuya. No es algo aislado. Son procesos que se hacen colectivamente con equipos fuertes y que después se deben pasar a otro colectivo y en este caso a otro colectivo más, porque la enseñanza tiene la complejidad de una gran base territorial que tiene que estar totalmente informada de los objetivos que se plantean.

    —¿Qué logro le gustaría dejar concretado el día que deje el Ministerio?

    —Dejar toda la infraestructura de la enseñanza como locales del siglo XXI. Baños que funcionen, papel higiénico en los baños, aulas refrigeradas, niños que no pasen ni frío ni calor, lugares para las reuniones de los profesores, lugares para atender a los padres, donde se pueda ejercitar el interés informático. Todo lo que tiene que ver con la estructura edilicia.

    “Tender al 6%” pero “no para más de lo mismo”

    —Dice que van a tratar de acercarse lo más posible a los objetivos y cifras. Hay una clara, que es el 6% del PBI para la educación.

    —Ese es uno que se irá alcanzando a lo largo del quinquenio. Después hay otros que tienen que ver muy directamente con lo que es la incorporación de estudiantes a los ciclos.

    —El programa del Frente Amplio dice que hay que hacer todos los esfuerzos para llegar al 6%. ¿Va a estar planteado en el presupuesto quinquenal?

    —Tender al 6%.

    —En la campaña también se planteó el compromiso de llegar al 6%.

    —Sí, sí. El compromiso es una tendencia que se va a alcanzar sobre el final del quinquenio. El presupuesto es una herramienta para desarrollar las acciones de cambio que la estructura de la enseñanza y de la cultura necesitan. ¿Es el 6% para más de lo mismo? No. El 6% para los cambios, para cambiar estructura. Entonces ahí entramos en qué es cambiar estructura en la enseñanza o qué es fomentar el desarrollo de nuevas estructuras en el proceso cultural y en el acercamiento de toda la ciudadanía a la cultura como manera de inclusión social.

    “Son las reglas de juego”

    —¿Por qué no va a estar la oposición en el Codicen?

    —Lo que se vio es que con la representación social es suficiente. Estamos dispuestos a ir todas las semanas al Parlamento. La oposición tiene suficientes formas de controlar la gestión en educación.

    —¿No es un retroceso?

    —No creo que la democracia se deba juzgar por los cargos que ocupa la oposición en un gobierno. La gente vota un gobierno para que se ocupe de todos los cargos. Este gobierno fija reglas de en cuáles lugares le parece que debe estar y en cuáles no. Son las reglas de juego, no creo que se retroceda en democracia.

    —¿Pero no cree que la oposición podía aportar, teniendo en cuenta lo discutido que fue el tema durante la campaña?

    —De lo que yo conozco, que conozco poco, aportes no se hicieron. Aportes en su momento no se hicieron. Porque si yo voy a criticar desde afuera, me siento y se critica. Ahora, si estoy en un lugar sentada, aporto para que después no se erre. Eso no lo vi.