—Si bien estamos en un período de desaceleración, no de crisis, es un clima normal, parecido al de otros períodos donde en el primer año poselectoral, hasta que no esté el Presupuesto aprobado, todos los agentes económicos están a la espera. No hay una preocupación mayor y el tono general es cauto, por la situación a nivel global que afecta a Uruguay, naturalmente. Pero no por sí, sino porque le toca sufrir los vaivenes de los mercados.
Lo que llamó mucho la atención de los inversores fue el anuncio que hizo el gobierno del paquete de inversión de U$S 12.000 millones, sobre todo lo que tiene que ver con la participación del sector privado.
—¿Cuántas consultas recibieron este año y cómo está el nivel con relación a 2014?
—Las consultas vienen muy parecidas, lo que ha cambiado un poco es la modalidad. Los walk in (las personas o empresas que llegan hasta las oficinas del Instituto) han bajado con relación a años anteriores. Pero este año han subido los vinculados a una estrategia distinta de Uruguay XXI, de buscar fuertemente contactos dentro de las empresas de la región, de Argentina y Brasil, con personas relacionadas con la toma de decisiones de deslocalizar parte de las compañías. Buscamos tener una videoconferencia u organizamos una misión específica con nuestros ejecutivos para hacer una propuesta de valor a una o varias empresas.
Para Asia estamos elaborando un plan específico para ejecutar a partir del año que viene, con foco en China, y de ahí al resto de países como Corea y Japón.
—¿Pero cuántas consultas registran en lo que va de 2015?
—En términos generales, las consultas se vienen manteniendo. Más que en la cantidad, me parece más importante concentrarnos en la calidad.
Uruguay sigue siendo muy atractivo, primero por la seguridad jurídica, que no se ha modificado en lo absoluto. Tenemos una estrategia específica de contactar a aquellos sectores que consideramos más dinámicos, el de servicios no tradicionales por ejemplo, y en la industria priorizamos agroalimentos y la cadena forestal madera.
—Usted destaca la calidad de la inversión. Ante el cierre de la industria láctea Ecolat, del grupo peruano Gloria, el presidente Tabaré Vázquez llamó a elegir con cuidado a los inversores extranjeros que recibe el país. ¿Uruguay XXI está evaluando desde esa óptica a quienes asesoran?
—No, no tenemos instrucción, somos la primera entrada. Si bien el presidente mencionó eso no tenemos instrucción de poner un filtro o una prueba de calidad a las inversiones que vienen. En términos generales, lo que hacemos es asesorar; lo que sí, cuando salimos al exterior a buscar una inversión tratamos de fijar una entrevista con empresas relevantes y buscando una calidad determinada.
—Las exportaciones cayeron 17,4% en enero-julio ¿Qué cierre prevé para este año?
—Hay grandes caídas de precios que, de alguna manera, ya estaban preanunciadas en la medida en que el dólar empezara a fortalecerse y la Reserva Federal de Estados Unidos decidiera comenzar a aumentar las tasas. Los precios de los commodities van a entrar en una suerte de meseta, con una tendencia un poco a la baja, pero no grandes caídas, salvo que ocurra algún evento extraordinario.
Las exportaciones de mercaderías de Uruguay van a caer 8% u 8,5% este año, no un 17%. Esa tendencia se va a detener, salvo que ocurra algo imprevisto. En cifras, este año estarían entre U$S 9.600 y U$S 9.800 millones.
La devaluación de China tampoco ayuda. La cantidad de hectáreas que se están sembrando es un poco inferior a las del año pasado y otros años, pero a largo plazo —que es como hay que ver esto— la demanda seguirá creciendo.
—¿Por qué sostiene que la caída de precios se va a detener? ¿Qué espera para 2016?
—Hay algunos ajustes en cuanto a stock y a la expectativa de productividad de algunos bienes a escala global, como la soja. Por eso estamos previendo, de acuerdo con las curvas de demanda, que en volúmenes no caigamos mayormente y el efecto precio ya lo hemos tomado.
Para 2016 pensamos que se estabilice un poco la situación, sobre todo de precios, y esperamos que las exportaciones se ubiquen en torno a U$S 9.500 millones. Comparado con 2015 las cifras van a ser parecidas o habrá un leve repunte, de 1% o 2%.
El efecto más fuerte lo vamos a tomar ahora, en 2015.
—El presidente de la Unión de Exportadores, Álvaro Queijo, señaló que el sector está viviendo “el peor momento de los últimos 15 años”. ¿Comparte esa afirmación?
—No miro hacia atrás sino hacia adelante. Este ajuste de precios de alguna manera lo veníamos esperando y siempre surgen cosas nuevas, como la devaluación de China o la crisis que está pasando Brasil y que hace ocho meses no pensábamos fuera tan así. Ese tipo de cosas son las que desajustan, las que no podés prever y son las que más daño hacen. Y las que en definitiva con un buen marco macroeconómico y un buen balance fiscal te permiten capear la situación.
—Pero Uruguay tiene desequilibrios macro y un frente fiscal desafiado con la discusión presupuestal que se inicia…
—A nivel macro tenemos el grado inversor, que hay que cuidarlo mucho, porque hay efectos externos que pueden impactar en eso. Tenemos un dólar que se sigue fortaleciendo y una política de administración del tipo de cambio del Banco Central que está tratando de que no tenga grandes fluctuaciones. En el tema salarios el gobierno ya dio las pautas y los distintos agentes se están reuniendo para acordar.
En términos generales hay una situación macroeconómica sólida. En el corto plazo, lo mejor es administrar la situación para esperar que las oportunidades surjan nuevamente.
—La semana pasada, el presidente del Banco Central, Mario Bergara, aludiendo a Fripur, dijo que en coyunturas menos holgadas salen a la luz problemas de gestión o de sobreendeudamiento. ¿Cómo ve la gestión empresarial para enfrentar el momento actual?
—Más que hablar de empresas, pienso que hay sectores muy dinámicos, como el de las telecomunicaciones y TIC. No estoy diciendo que estén bárbaros, pero el fortalecimiento del dólar les impacta muy positivamente. Y hay otros sectores más vinculados a la industria, cuyo mercado principal es Brasil, donde hay empresas que sienten con más rigor esta situación.
No voy a entrar a juzgar a los empresarios que manejan sus empresas: lo hacen en forma profesional y lo más eficiente que pueden, igual que el gobierno. Los empresarios son parte de esta sociedad en las buenas y en las malas, y lo que pasa en el exterior los afecta. Lo que tiene sentido no es entrar en polémica sino seguir posicionando a Uruguay y buscando empresas que quieran venir e invertir.
—Algunos analistas advierten sobre un posible corte abrupto del flujo de capitales hacia la región. ¿Algo de eso ya empieza a visualizarse?
—Es algo más vinculado a la inversión financiera no productiva; no hemos llegado a una etapa de fuerte caída y no vamos a llegar. Hay que mirar en el largo plazo, y la demanda va a continuar fuerte.
Seguramente tengamos alguna caída de la inversión extranjera directa en los próximos años, pero en los últimos diez la inversión anual que captó Uruguay fue del orden de los U$S 2.000 millones en promedio, apalancada con las plantas de celulosa. Era poco razonable mantener ese nivel y volumen. No vemos una caída estrepitosa de la inversión productiva. Todavía es muy temprano para evaluar, pero en el largo plazo las perspectivas son buenas porque la demanda es fuerte y sostenida.