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“El panorama es sumamente optimista para la soja hoy, porque si bien el año arrancó con un profundo déficit hídrico, las lluvias llegaron justo a tiempo y el cultivo tuvo un crecimiento compensatorio fenomenal”, dijo a Búsqueda la técnica de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), Catalina Rava.
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“Recién ahora los cultivos sojeros de primera están entrando en un período crítico de formación de vainas”, comentó Rava.
Señaló que “el estado sanitario también es bueno” en las chacras.
“A esto le sumamos que los precios están cercanos a US$ 600 la tonelada, debido a los malos resultados productivos en Brasil y en Paraguay, y el productor está empezando a vender” la soja, dijo Rava, quien pertenece al área de cadenas agroindustriales y análisis sectorial del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Considerando un área de siembra de un millón de hectáreas y un rendimiento promedio de 2.200 kilos por hectárea, este año la producción podría alcanzar a 2,2 millones de toneladas, lo que representa 29% de aumento respecto a la cosecha pasada, proyectó Opypa en el anuario 2021.
Evaluó que “si bien ello daría lugar a un volumen de la oferta exportable en el próximo ciclo comercial, que se ubicaría en 2 millones de toneladas –similar al alcanzado en el ciclo previo–”, habrá “una sustancial mejora del ingreso por exportaciones de soja en un escenario de buenos precios”.
Para el ciclo 2021/22, pese a que “se esperan precios algo inferiores y aumento de costos, considerando un rendimiento medio esperado de 2.200 kilos por há”, esa repartición ministerial estimó a fines del año pasado que “el margen de la soja –antes de renta– puede alcanzar a US$ 350 por hectárea”.
“El escenario de las oleaginosas es alentador”, con un 2021 de precios internacionales “sostenidos” de los distintos granos “en base a los fundamentos del mercado (balances de oferta y demanda)”, destacó.
Aseguró que “los productores han podido capitalizar dicha situación como consecuencia de mercados transparentes, y así alcanzar buenos resultados económicos en los distintos cultivos”.
Otro factor de preocupación al que apuntó Opypa es que el incremento en los precios de los insumos para la nueva zafra, principalmente en el precio de los fertilizantes y algunos agroquímicos, “agrega incertidumbre a los mercados mundiales de los alimentos”.
“Estos altos precios repercutirían directamente en los costos de los cultivos para la zafra 2022/23” en Uruguay, advirtió.
Potencialidades finales
Con un perfil moderado, el presidente de la Mesa de Oleaginosos y gerente general de la Cooperativa Agraria Limitada Mercedes (Calmer), Roberto Verdera, señaló a Búsqueda que “por problemas de la seca hubo siembras bien fraccionadas; donde había humedad se sembraba y se cortaba, y luego se esperaba otra lluvia y así se fue avanzando”. Y un área “importante” de “soja de primera quedó colocada en fecha igual que la de segunda, o sea que hubo un cierto atraso en la siembra”, comentó en alusión a la zona de influencia de esa cooperativa.
Ese técnico se refirió a que “hoy los cultivos están en floración” y que hay pronósticos que indican una continuación del fenómeno climático de La Niña, pero reconoció que “los cultivos cambiaron notoriamente”.
“Se están haciendo aplicaciones (de agroquímicos) para controlar el ataque de insectos, en algunas chacras, lagartas, en otras con ambientes más secos, arañuelas”, dijo.
Respecto a la comercialización de la soja a cosechar, Verdera afirmó que el productor vendió “poco”, atendiendo a que el pasado reciente marcó una reducción en el rendimiento por el déficit hídrico en años anteriores.
Después que el precio de la oleaginosa pasó los US$ 500 por tonelada se comenzó a vender “algo”, indicó.
Aseguró que “el maíz de primera de secano en general no está bien”, y “no se espera un alto rendimiento”, si no más bien “medio” y “en algunas situaciones bajo”.
En el caso del “maíz de segunda sí están correctas” las plantaciones, dijo.
Y en cuanto al panorama general de la zafra de verano, tanto soja como maíz, el técnico planteó que “todavía falta un tramo importante del desarrollo de los cultivos como para ver potencialidades finales”.
En otras zonas tienen “mejores condiciones en los cultivos”, porque en meses anteriores ya tenían registros “más normales” de lluvias, señaló.
