Cultivó una poesía exuberante, con jardines, mariposas, narcisos, violetas y magnolias. La obra de Marosa di Giorgio (Salto, 1932-Montevideo, 2004) es sensual y salvaje, autobiográfica, fantástica, inquietante.
, regenerado3Cultivó una poesía exuberante, con jardines, mariposas, narcisos, violetas y magnolias. La obra de Marosa di Giorgio (Salto, 1932-Montevideo, 2004) es sensual y salvaje, autobiográfica, fantástica, inquietante.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáFue la mujer misteriosa que frecuentaba el café Sorocabana con sus labios y cabello rojo sangre. Fue la poeta tímida, pero con una presencia magnética en los recitales de poesía, que ofrecía vestida de túnica blanca y con flores en sus manos. Es una de las poetas uruguayas más singulares.
La aparición de un nuevo libro sobre Marosa no tendría que dejar indiferente. Pero como a veces sucede con los escritores reconocidos, años después de su muerte aparecen papeles guardados en alguna carpeta, y de la carpeta se pasa al libro sin demasiado cuidado editorial.
Es la sensación que deja Otras vidas, un volumen que reúne reseñas, breves biografías y prólogos de libros que realizó la poeta para diferentes publicaciones. También incluye extractos de entrevistas que le hicieron a la propia Marosa, algunas tan superficiales que no se entiende cuál es el beneficio de publicarlas, como la titulada Si fuera presidente. Según la nota al pie, apareció en la revista Tres, “de El Observador”, pero nunca esa revista perteneció a ese diario.
Otras vidas trae apreciaciones valiosas de Marosa, por ejemplo, sobre el uso del lenguaje de Eduardo Acevedo Díaz en El combate de la tapera, “feroz, sin desmayos, sin desflecos”, o de la poesía de Circe Maia, Delmira Agustini o Armonía Somers, entre otras poetas que analiza. Pero el problema del libro no está en Marosa, sino en el propósito de la publicación. El prólogo de Eduardo Espina, amigo personal de la poeta, habla de su personalidad, de sus viajes a Estados Unidos y de su poesía, pero hubiera sido necesario otro prólogo que explicara, por ejemplo, los criterios de selección de los textos.
Entre otros problemas, hay artículos sin fecha o lugar de publicación. Recién en la página 133 se aclara en una nota al pie que Marosa fue columnista desde 1992 a 2000 de la revista Posdata, por lo tanto, se supone que muchas de sus reseñas fueron allí publicadas. Su hermana Nidia, heredera de su obra, se encarga de aclarar que falta una página en la biografía que Marosa escribió sobre Felisberto Hernández, pero no hay ninguna aclaración sobre los datos de otros textos.
Vale la pena leer la obra de Marosa, acercarse a su vida y conocer su alma enamorada de las letras propias y ajenas. Justamente por eso, Otras vidas tendría que haber sido otro libro.
Otras vidas, de Marosa di Giorgio. Adriana Hidalgo, 420 pesos, 247 páginas.