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El gasto en la publicidad de sus servicios que hacen las mutualistas es una cuestión que inquieta desde hace un buen tiempo a las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP). Es una crítica recurrente. Pasó a inicios de 2017, cuando se produjo la última apertura del corralito mutual que permitía durante febrero —y solo por ese mes— el libre trasiego de usuarios de una institución a otra. En ese entonces el ministro Jorge Basso afirmó que en diciembre y enero las mutualistas habían gastado cerca de US$ 4 millones en avisos publicitarios y aclaró que todavía faltaba contar el mes de febrero, el más fuerte, en presencia de las mutualistas en medios. Meses después, las autoridades sanitarias divulgarían la cifra de US$ 18 millones como gasto total durante ese período.
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“No les puedo negar que es un tema que me preocupa, porque en realidad buena parte de las discusiones que tenemos con las instituciones es la falta de recursos”, declaró en ese momento Basso a La Diaria. El ministro criticó la “excesiva” inversión en publicidad y argumentó: “Nos gustaría, sinceramente, que estuvieran orientados a mejorar la calidad de las prestaciones”. Y recordó que en su gestión se intentó limitar la publicidad de las instituciones, pero que eso no prosperó porque algunas de ellas reclamaron ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA).
A fines del año pasado, el MSP volvió a la carga contra la erogación publicitaria de las instituciones privadas de salud. Durante la conferencia de prensa en la que se anunció que este año no se abriría el corralito —como forma de frene de la intermediación lucrativa, es decir, el pago a los usuarios para que elijan tal o cual mutualista— Basso cuestionó una vez más el millonario gasto en publicidad. Dijo que ese dinero “sale” del sistema de salud que financia a las instituciones con el pago de las cápitas a través del Fondo Nacional de Salud (Fonasa).
Basso anunció entonces que lo que se buscaba era estimular que las instituciones “compitan por estándares de calidad”. Y que habría que “orientar” los dineros del Fonasa en “temas de calidad”. Ese es también un reclamo que ha sido expresado por lo bajo y también en público por las actuales autoridades del Sindicato Médico del Uruguay (SMU).
Marginal.
Búsqueda consultó a distintas mutualistas de Montevideo sobre el supuesto ahorro en publicidad durante estos meses en los que no hay competencia entre las instituciones pues el gobierno decretó la no apertura del corralito. Fuentes vinculadas al Plenario de las Instituciones de Asistencia Médica Colectiva, de la Cámara de Instituciones y Empresas de la Salud (CIES) y de Médica Uruguaya, hicieron un análisis sobre la situación. Estas entidades representan a todas las mutualistas de Montevideo con excepción de la Asociación Española, Gremca y Casa de Galicia. Voceros del Plenario y del CIES coincidieron en que la anunciada medida de no apertura del corralito mutual —actualmente en ejecución— “no trae aparejado un ahorro significativo en la economía del sistema de salud”.
De hecho, agregaron las fuentes, “más allá de consecuencias concretas sobre los derechos de los usuarios del sistema”, son muy “escasas” las derivaciones que podrían verificarse. “Otras podrían intuirse, pero quedan dentro del terreno de la especulación”, se analizó.
“El sistema no se beneficia de manera sensible por el ahorro en publicidad que se produciría al no competir por el traspaso de usuarios. Los mentados 18 millones de dólares que las mutualistas habrían invertido en promoción y publicidad en el arranque del año 2017 son escasamente significativos en el marco de un sistema que mueve unos mil millones de dólares al año”, dijo a Búsqueda uno de los representantes de las mutualistas.
A las instituciones de Montevideo—que son las que se mueven dentro de un sistema de libre competencia— les corresponden unos U$S 12 millones de ese total, los cuales se desglosan en pautas publicitarias propiamente dichas y en recursos humanos que se ocupan de instrumentar acciones de captación de usuarios, explicaron. Una porción de esos recursos humanos integran departamentos comerciales que permanecen en funcionamiento todo el año: generalmente son empleados de planta permanente y capacitados para ese tipo de tareas. “No hay allí economía alguna, ya que, a pesar del perjuicio causado por la medida inconsulta, no se produjo ningún despido ni cese por la no apertura del corralito mutual”, explicó uno de los voceros.
Agregó que las campañas publicitarias propiamente dichas se descomponen a su vez en dos grupos: las acciones permanentes y las zafrales. Una parte de esos dineros se destinan de manera regular a campañas que se extienden a lo largo de todo el año y no han sido interrumpidas ahora.
Las campañas específicas de enero y febrero pueden ser las únicas que se han reducido. Pero no se eliminaron, ya que el sistema igualmente cuenta con movilidad permanente de usuarios y nuevos ingresos, provenientes de quienes se encuentran comprendidos en los grupos autorizados a cambiar de institución o bien a darse de alta por primera vez en alguna de ellas. “Por tratarse de un sistema que funciona en régimen de libre competencia, la publicidad resulta un insumo indispensable para mantener presencia de imagen en la opinión pública, pudiendo cada institución de esa manera competir en igualdad de condiciones en la captación de nuevos usuarios”, señaló.
Para los representantes de las mutualistas, la publicidad es una herramienta que permite que los usuarios que evalúan utilizar el derecho a la movilidad puedan conocer eventuales promociones y beneficios.
A modo de conclusión, señalaron que puede haber alguna utilidad financiera marginal para las mutualistas que hipotéticamente iban a perder afiliados en este período. “Tal vez esos recursos contribuyan a mejorar modestamente los balances comprometidos del sistema, pero resulta temerario especular con algún beneficio que pueda recibir el usuario de manera directa. Ese dudoso beneficio se neutraliza —o se traduce directamente en perjuicio— en las instituciones que, como viene sucediendo regularmente en los últimos años, culminaban el mes de febrero con un balance positivo de afiliaciones”, concluyó uno de los informantes.