Mientras parte de los pobladores de Fray Bentos descansaban, el domingo 6 por la mañana seis camiones con 45.000 toneladas de madera ingresaron uno a uno a la planta de celulosa de la empresa UPM para descargar la materia prima.
El intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo, “es un tipo que decide muy poco” y “tiene muy poco carácter”, afirmó el jefe comunal de Río Negro, Omar Lafluf; Bahillo dijo que no se reuniría con él
Mientras parte de los pobladores de Fray Bentos descansaban, el domingo 6 por la mañana seis camiones con 45.000 toneladas de madera ingresaron uno a uno a la planta de celulosa de la empresa UPM para descargar la materia prima.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDesde el puente internacional General San Martín —que cruza el río Uruguay uniendo Río Negro con Entre Ríos— se veía el humo que salía por las chimeneas de la mayor obra en funcionamiento del país.
Sin embargo, la atención estaba en el paso fronterizo, ya que a las 15 horas la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú (ACAG) cruzaría para entregarle un documento al intendente de Río Negro, Omar Lafluf, en repudio a la decisión del presidente José Mujica de autorizar un aumento de 100.000 toneladas en la producción de UPM.
Sobre las 16 horas, Lafluf aún esperaba en la puerta del restaurante Mediomundo —ex Coriné, parador que cerró tras el corte del puente que impusieron los piqueteros argentinos entre 2006 y 2010—, donde se haría la reunión bilateral. A pocos metros, pasando los controles aduaneros, unos 50 efectivos uruguayos de Prefectura y la Guardia Republicana con sus escudos, escopetas y perros aguardaban la llegada de los asambleístas, encabezados por el intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo.
Aprovechando la demora, Lafluf reunió a la sombra de un árbol fuera del restaurante a los nueve representantes uruguayos que lo acompañarían —los diputados Daniel Mañana (Partido Nacional) y Graciela Cáceres (Frente Amplio), los ediles Juan Carlos Cerres (Partido Colorado), Daniel Villalba (Partido Nacional) y Raúl Bodeant (Frente Amplio), el director departamental de Salud Pública, Gerardo Valeiro, el presidente de la Asociación Comercial e Industrial de Río Negro, Leopoldo Cayrús, y delegados de los despachantes de aduana— para informarles cuál sería su postura.
“No podemos discutir que el fósforo, que la temperatura, porque no terminamos más, y si terminamos, terminamos peleados”, dijo el intendente.
“Bahillo viene con la mejor disposición; ahora, Bahillo es un tipo que decide muy poco, tiene muy poco carácter”, resaltó.
Luego de comentarles que Bahillo le daría el informe del canciller argentino, Héctor Timerman, Lafluf les adelantó que le respondería entregándole el informe del canciller Luis Almagro junto a un memorándum de la Intendencia de Río Negro con tres puntos.
“En primer lugar, reiterarle lo que significó para nosotros el corte del puente. Lo segundo es que el río (Uruguay) no se puede estudiar de a pedacitos, armemos un grupo para estudiar globalmente el río en los 1.800 kilómetros y tomémoslo como cuenca, no como un caño donde corre el agua”, dijo Lafluf.
“El otro concepto grande es que no podemos autoflagelarnos con que el río Uruguay está desecho y no aguanta nada más porque condenamos a las ciudades del litoral a que no tengan ningún desarrollo más. Que controlemos, fenómeno, pero no pueden decir, como están diciendo, que el río no aguanta un gramo más de fósforo”, agregó.
Sobre las 17 horas centenares de coches con banderas argentinas, uruguayas, de Artigas —que también es la de Entre Ríos— y otras con la leyenda “No a las papeleras” comenzaron a aproximarse por el puente internacional a la frontera uruguaya.
Inmediatamente, los efectivos policiales les comunicaron la decisión del presidente Mujica de solo permitir el ingreso a los 14 argentinos autorizados a participar del encuentro bilateral.
“No nos están dejando pasar, entonces ¿cuál es la pauta de vecindad cuando hay una planta contaminante? Se han puesto los estudios sobre la mesa y solo venimos a reclamar que se saque la planta de este lugar”, dijo el asambleísta Oscar Bargas subido a una camioneta.
En la puerta de Mediomundo Lafluf seguía a la espera pero, para su sorpresa, desde el otro lado de la frontera Bahillo le comunicó telefónicamente que no cruzaría porque así lo decidieron los manifestantes en asamblea.
“Lo lamento mucho, pero me debo al pueblo de Gualeguaychú, yo estoy acompañando a la comunidad y si la ACAG no puede entrar, yo tampoco voy a cruzar”, le explicó Bahillo. Lafluf no demoró en mostrar su descontento y ni bien cortó la llamada afirmó: “Es una falta de respeto”.
En diálogo con Búsqueda, Bahillo indicó que “el petitorio que se pretendía entregar exige la relocalización de Botnia (actual UPM) y la documentación que comprueba su contaminación”.
“La relocalización es un objetivo ambicioso pero no vamos a cesar en ese reclamo”, agregó.
Pasadas las 18 horas, 25 sillas de madera con sus mesas ubicadas en forma de herradura, 25 hojas, lapiceras y botellas de agua sin gas aún esperaban en el restaurante mientras desde el otro lado de la frontera la ACAG decidía leer la proclama y volver.
En el documento afirmaron que “el gobierno uruguayo ha tenido oídos sordos” a los reclamos de “desajustar tornillo por tornillo la planta” porque “es contaminante” y enfatizaron que “este conflicto terminará solamente cuando se erradique la planta de UPM”.
Minutos después del lado uruguayo de la frontera las mismas sillas se convirtieron en el lugar donde la delegación uruguaya manifestó su molestia. “Partimos mal porque el primer punto es la relocalización de la planta y cuando uno pide algo para que no salga es porque no tiene mucho interés en que se arregle. Me gustaría saber si van a venir, lamentablemente no pasó”, dijo Lafluf.
Aunque Lafluf se despidió indicando que el diálogo “está abierto”, el intendente de Gualeguaychú no se mostró receptivo a un futuro encuentro.
Ayer miércoles, en una entrevista con la radio argentina “Máxima”, Bahillo indicó que no se reuniría con Lafluf “porque no entiende la raíz del conflicto, que es el funcionamiento de Botnia y el carácter contaminante que tiene” y agregó que “si no hay una expectativa favorable, sin voluntad de cambiar, no tiene sentido juntarse”.