En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Cuando uno pasa revista a la oferta política que propone la oposición para las elecciones de 2019, no puede menos que desmoralizarse. Y no tanto porque uno sea o no frenteamplista, o porque esté dudando si votar o seguir votando a esa fuerza política. No. Simplemente, la pobreza en la que vegeta la oposición, confundiendo con frecuencia lo accesorio con lo trascendente, el drama del ejercicio del poder con una simple comedia en entregas baratas y al Estado como un botín destinado al reparto y no como un mal necesario para regular la convivencia entre seres humanos, afecta la solidez del sistema democrático.
, regenerado3
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Desde ya que el gobernante Frente Amplio incurre en estos y otros vicios más desde que llegó a esa posición hace 13 años. ¡Desde ya que sí!
Pero, ¡cómo se extraña a hombres de la talla de Wilson Ferreira Aldunate, Líber Seregni, Jorge Batlle, Luis Lacalle Herrera y Julio María Sanguinetti, por ejemplo, peleando palmo —y no retirados o fallecidos— en la arena política.
Donde uno empieza a meter apenas un poco el cuchillo en esa cosa amorfa y absurda en que se ha convertido “la oposición”, llega inmediatamente al Partido Nacional, que en apariencia es el que tendría más chances de desplazar al Frente Amplio del poder.
Lo que ocurrió la semana pasada entre los blancos es un claro ejemplo de la politiquita en que están hundidos. Los dos referentes principales de ese partido, Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, se encontraron en Paysandú para un homenaje a Leandro Gómez, héroe de la resistencia a la invasión del ejército brasileño en 1865.
No pretendían hablar de “unidad” frente a frente y ante público. Pero no tuvieron más remedio que hacerlo. Entonces, mencionaron la palabra “unidad” en más de 50 oportunidades pero, como dijo Federico Castillo, el periodista que escribió el artículo para Búsqueda, “esta vez no hubo más que buenas intenciones desde lo discursivo. No se aprovechó la instancia para un mano a mano entre los líderes o siquiera una foto de esas con rostros sonrientes que luego se suben a las redes sociales y que siempre sirven para descomprimir. No. Se habló de unidad pero sin un correlato práctico en los hechos”.
Los cientistas sociales suelen llamar partidos catch all (agarran todo) a aquellos que pueden conservar su unidad aun en medio de los más intensas divisiones internas.
Vean la última edición de Búsqueda. Hay una entrevista al ministro Astori en la que apoya decididamente a las AFAP y habla del mercado y de la economía como antes lo hicieron Zerbino, De Posadas, Bensión, Atchugarry y Mosca. Y, en la misma edición, otra entrevista al diputado Darío Pérez donde reclama a Astori, al presidente Vázquez e ainda mais, que el gobierno gire a la izquierda porque eso fue lo que se le prometió al “pueblo frenteamplista”. Ahí está: Frente Amplio = partido que agarra todo y en la máxima diversidad (en ocasiones, imposible diversidad), conserva la unidad. Todo ganancia.
Y, en otra página, una nota donde Lacalle Pou y Larrañaga se mienten a sí mismos y le mienten a la gente diciendo que no hay problemas entre ellos, mientras se arrojan en sus propias palabras dardos envenenados como si los demás fueran estúpidos y no advirtieran lo que en realidad ocurre.
Ahí está: Partido Nacional = partido que le dice a la gente “manténganse alejados mientras tratamos de arreglar nuestros infinitesimales líos internos y después, si quieren, vuelvan”. Todo pérdida.
Y el problema es más profundo todavía. En el Frente Amplio, con la ayuda indudable que ofrece la permanencia en el gobierno, se permiten hablar ofreciendo villas y castillos a la ciudadanía, aunque eso no sea posible desde ningún punto de vista. Y unos y otros —digamos, los socialdemócratas y los tupamaro/comunistas— proponen alegremente paraísos propios de Alicia en el país de las maravillas que nunca llegarán para que las multitudes los disfruten en un futuro inasible, con lo que ni siquiera tienen la obligación de sostener sus promesas. Y se pueden pelear en público acerca de esas promesas porque no solo no tiene ninguna consecuencia electoral negativa, sino que las puede tener, y muchas, positivas. Es el partido que “agarra todo”.
¿Qué se ve del otro lado? Que Lacalle Pou, Larrañaga y todas las caras conocidas que siguen, hacen fila para reprocharse “te llevaste un edil mío de acá para allá”, “hay un intendente que anda moviéndose a favor así que lo voy a tratar de pescar”, “tengo algún matiz”, “la unidad es respeto” y demás “asuntos de estado” tan diminutos para el interés nacional que cuesta comprender que no lo entiendan quienes quieren ponerse al hombro el destino de una nación.
Los blancos —los líderes blancos— harían bien por el futuro del Uruguay, de su democracia, de sus partidos y de ellos mismos, en arrojar por la ventana tanta cosa intrascendente que se empeñan en discutir, hacer todo por lo alto, sin reproches, y en junio de 2019 que gane el mejor porque fue el mejor en ofrecer propuestas para empezar a salir del drama educativo, del desastre en seguridad y de la fragmentación social. No porque fue el mejor en chicanear al otro; por mejor en serio.