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En Uruguay, el 5,7% de las personas residentes en zonas urbanas percibía menos de $ 4.209 al mes, equivalentes a unos U$S 206. Con ese nivel de ingresos, insuficiente para adquirir una canasta básica de bienes y servicios, constituyen el sector pobre de la población, según la medición, con datos principalmente de 2013, que hace la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
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Los indigentes, que ni siquiera eran capaces de adquirir los alimentos necesarios para subsistir, por tener ingresos inferiores a $ 2.302 (U$S 112), eran algo menos de 1% de los uruguayos.
La Cepal define sus propias líneas de pobreza e indigencia (pobreza extrema), diferentes a las calculadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en Uruguay, o los organismos oficiales similares de cada país de la región para poder hacer comparables las cifras. Ello no implica que esos umbrales tengan el mismo valor monetario, dado que dependen de las estructuras de consumo y de precios en las distintas economías. De hecho, en las zonas urbanas de Argentina los pobres eran los que tenían ingresos menores a 458 pesos argentinos o U$S 101, mientras que para Brasil esa línea la ubicó en 295 reales o U$S 130, y en 1.107 bolívares y U$S 258 para Venezuela, por ejemplo.
La Cepal divulgó el lunes 26 sus últimas estimaciones de pobreza e indigencia para la región como parte del documento titulado “Panorama Social”.
Uruguay es el país con menor tasa de pobreza, seguido por Chile, donde 7,8% de la población urbana estaba en esa condición. En Brasil y Costa Rica rondaba el 18%. En el otro extremo están países como El Salvador, Paraguay y República Dominicana, donde más de 40% son pobres.
Si bien el método es el mismo (“del ingreso”), el INE utiliza una línea más alta para determinar los niveles de pobreza: era de $ 9.137 para Montevideo y $ 6.029 para el interior urbano en diciembre de 2013. En ese año, según dicho instituto, el 12% de las personas que residían en poblaciones de 5.000 y más habitantes de Uruguay era pobre.
El Ministerio de Economía estima que el nivel de pobreza e indigencia continuó disminuyendo durante la primera mitad de 2014, hasta 10,6% en todo el país.
En la campaña electoral, la fórmula por el Frente Amplio Tabaré Vázquez-Raúl Sendic —a la postre triunfadora en el balotage de noviembre— prometió alcanzar la meta de “pobreza cero” en los “próximos años” (ver Búsqueda Nº 1.791).
Perspectiva.
En un escenario de desaceleración de la expansión económica, los niveles de desocupación en las regiones urbanas bajó levemente y el poder adquisitivo de los salarios medios se mantuvo o se incrementó en forma moderada en la mayoría de los países. En este contexto, la pobreza en América Latina, en promedio, fue 28,1% en 2013, el mismo nivel que el año anterior, mientras que la indigencia aumentó de 11,3% a 11,7%, conforme con la Cepal.
Solo en seis —Paraguay, Colombia, El Salvador, Perú, Chile y Ecuador— de los 12 países abarcados por ese promedio se dieron cambios estadísticamente significativos en esas variables. En Uruguay la tasa de pobreza fue estimada en 5,7% y la de indigencia en 0,9% de la población.
En 2014 el organismo de Naciones Unidas estima que no hubo cambios relevantes en los niveles de pobreza e indigencia de la región en su conjunto, debido a que el crecimiento del producto por habitante fue similar o algo menor que el de 2013 y a que no habrían ocurrido variaciones considerables del empleo ni de la inflación en la mayoría de los países. Sin embargo, las proyecciones muestran un leve incremento de la tasa de indigencia, que se habría ubicado alrededor de 12%, lo que significaría no solo un retroceso de esta tasa hasta los niveles observados a principios de la década, sino también un crecimiento “apreciable” de la cantidad de personas afectadas por esta situación, señala en el documento.
