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    Premio Nobel para Lacalle Pou

    Sr. Director:

    El suscrito, Dr. José A. Loinaz Barbosa con C.I. 2.646.957-1, tiene el alto honor cívico de redactar la siguiente carta abierta para proponer como ciudadano oriental, con la importante base intelectual y de experiencia humana y de arraigados sentimientos sociales y políticos y religiosos, todo ello como consecuencia directa de más de treinta años en actividades de abogado, de profesor titular liceal, de Dr. en Diplomacia, de periodista y de político (en una ocasión llegué a ser edil dptal. de Maldonado por mi querido Partido Nacional, en el cual milito en forma ininterrumpida desde hace más de 60 años), también gremialista (jubilados) y conferencista sobre temas históricos y literarios, en especial, sobre vida y obra de Florencio Sánchez, por ser su sobrino nieto, a lo largo y ancho del país, nominando al presidente de la República, Dr. Luis Lacalle Pou para el Premio Nobel de la Paz del próximo año 2021.

    Para comprender debidamente dicha nominación es imprescindible ubicarnos en lo que está pasando hoy en día en los 5 continentes del planeta Tierra, terriblemente asolada por la peor epidemia de su historia de más de 20 siglos de existencia, tristemente llamada coronavirus, que ha provocado millones de contagios humanos y centenares de muertos y el profundo descalabro económico y financiero de todos los países del orbe en la peor crisis económica desde que se tenga recuerdo.

    Y ahora pasamos al Uruguay 2020 y nos encontramos que, a partir de aquel fatídico e imborrable viernes 13 de marzo, a los uruguayos nos ha tocado vivir la peor crisis sanitaria, económica y humana desde que existe como país a partir del 18 de julio 1830.

    Hacía tan solo 13 días que había asumido como presidente de la Republica el Dr. Luis Lacalle Pou y aún no había organizado a su equipo de gobierno cuando el destino lo sorprendió con dicha inédita situación fáctica y humana.

    Con singular entereza y con envidiable valentía y gran inteligencia hizo frente al temporal, y cuando casi todo el espectro político pedía un encierro obligatorio de la ciudadanía en sus hogares, recurrió sabiamente a la libertad responsable de los orientales, y la inmensa mayoría de la población hizo caso a dicho patriótico llamado lográndose el milagro que, al poco tiempo, en una caso casi único en América y gran parte de Europa empezaron a funcionar las escuelas y luego los liceos y demás organismo de la enseñanza, y más adelante empezaron a marchar las obras en la construcción, las actividades industriales y comerciales y de recreación, y deportivas, para encontrar al Uruguay de hoy diciembre ante el justificado asombro del mundo, que está funcionando, obviamente, a “media máquina”, con los lógicos vaivenes en la evolución de esta perversa pandemia aceptablemente en los ámbitos de la vida de los orientales (sanitaria, económica, social, recreación, deportiva, etc.).

    Todo lo recién referido tiene como autor de lo conquistado por el Uruguay, desde aquel 13 de marzo a hoy, diciembre 2020, al presidente Lacalle Pou, respaldado por el gran pueblo oriental, que supo patrióticamente cumplir con el dramático pedido de su presidente de hacer uso de la libertad con responsabilidad y con el apoyo de un gran equipo ministerial y de un excelente Grupo Asesor Científico Honorario.

    El hazañoso transitar presidencial de Lacalle Pou está aún más valorizado por lo siguiente: 1) heredó un país totalmente fundido, con miles de ciudadanos en situación de pobreza, con centenares de desocupados, con gran déficit fiscal y una situación económica y financiera malísima, o sea, una auténtica “herencia maldita”. 2) Con apenas 47 años debió enfrentar el coronavirus, y con admirable y equilibrado ejercicio de la presidencia viene superando con señalado éxito el sinfín de problemas que plantea dicha pandemia. 3) Se ha ganado el apoyo inmensamente mayoritario de la ciudadanía oriental y el singular respeto de la oposición, que le reconoce su gestión presidencial, y gracias a ello el Uruguay está de pie, superando lenta pero progresivamente todos los graves e innumerables problemas que plantea el día a día el “Covid-19”. 4) Todo lo recién relatado ha llevado para legítimo orgullo de todos los uruguayos que el mundo entero reconoce que el presidente Lacalle Pou es de los mejores estadistas del planeta en conducir con todo éxito a un país (Uruguay) en medio de la peor pandemia de la historia, y ella me ha llevado con toda justicia y legítimo derecho ciudadano a proponer para el Premio Nobel de la Paz, del próximo año 2021, al presidente Lacalle Pou.

    Como ferviente creyente, pido todos los días a Dios que haga realidad la inédita y quijotesca proposición contenida en esta carta. Que así sea para la felicidad de todos los orientales.

    Dr. José Loinaz Barbosa

    Abogado

    Posdata de esta carta abierta: expreso mi ferviente deseo de que quien la lea tome contacto con el suscrito para comentar libremente el contenido de la presente carta abierta y desde ya le quedo profundamente agradecido “codo a codo”.

    Poniendo punto final a esta carta abierta, debo expresar que, próximamente, voy a solicitar en mi condición académica de Dr. en Diplomacia una audiencia particular con el Sr. ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo, para pedirle que previo a cumplir con los trámites diplomáticos de rigor y de estilo se digne a elevar a las autoridades internacionales que otorgan anualmente el premio Nobel de la Paz la petición contenida en esta carta abierta.