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“Tenemos que crear otras cosas. En 10 años el tambo de Nueva Zelanda pasó de 300 a casi 1.000 vacas. Buena parte de eso fue con capital de riesgo”, planteó el coordinador general de Fucrea, Martín Aguirrezabala, en una mesa redonda que organizó ese movimiento de productores en el marco de la Mercoláctea.
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En esa instancia también participó el presidente del Banco República (Brou), Salvador Ferrer, quien reconoció que el capital de riesgo “es relevante”. Afirmó que el BROU “no tiene limitaciones para dar apoyo al sector, pero muchas veces es el capital es el que tiene que tomar el riesgo de la inversión”.
A propósito, señaló que en encuentros con el Instituto Nacional de la Leche (Inale) se habló sobre la posibilidad de crear un fideicomiso que funcione como capital de riesgo.
Por su parte, el productor Crea Alejandro Negrin consideró que estas herramientas “serían una buena alternativa”, pero “no tenemos esa cultura y hay que construirla.
Para el presidente de Conaprole, Gabriel Fernández, la lechería va a crecer por los tambos de 500 o 1.000 vacas y no por los de menor escala. Y puntualizó que “esa gente no tiene limitante de acceso al crédito, sino la rentabilidad-negocio-riesgo. Si hay rentabilidad habrá crecimiento, porque hay gente dispuesta a producir y a asumir riesgo”.
Dijo que en Conaprole el 25% de la leche la tienen menos de 40 productores, y destacó que los precios se mantienen en relación a los demás, porque esa diversidad enriquece a la cooperativa.
Negrin opinó que “para el productor de gran escala es más fácil crecer”, y que el productor chico suele tener otro tipo de problemas. “Por eso los tambos grandes están creciendo más rápido que los chicos”, sostuvo.
Aguirrezabala planteó que “justamente por eso hay que ayudarles a crecer”. Además sostuvo que trabajar con capital de riesgo les permitirá soportar mejor las situaciones complicadas, en relación a la deuda bancaria”.
Previamente Negrin había planteado que hay productores que “tienen ganas y posibilidades de crecer pero a veces tienen problemas con las garantías. Gente joven con vacas y tractor prendados, el campo no es de ellos, pero están al día, con buena rentabilidad. Muchas veces quieren comprar más ganado pero no tienen garantías”.
Aguirrezabala recordó que “en otros tiempos hubo garantía fuerte con el flujo, parte de la remisión, es una ventaja de la lechería que otros rubros no tienen”. En ese sentido planteó “hacer un sistema de garantías más genérico, con la sesión parcial de un flujo de exportación”.
Ferrer reconoció que “las garantías muchas veces son una restricción”. Pero destacó que en el marco de la emergencia agropecuaria “está disponible el SIGA agropecuario, hasta 70% del crédito tiene garantía del Estado. Se puede tomar hasta US$ 240.000 aproximadamente, con tasa bonificada en más de 1%. Es algo que vale la pena considerar y aprovechar (...) Es parte del rol del BROU para ayudar a que no se detenga la maquinaria”.