Nº 2218 - 23 al 29 de Marzo de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáTenía 11 años la primera vez que se besó con un hombre en la boca: pero no era con un compañerito de escuela, era con un hombre de casi 30 años en un set de filmación. Ella recuerda que, en el momento del beso, el actor la tranquilizó diciéndole: “esto no cuenta, es fingido, es todo una fantasía”. Así aprendió la técnica de “compartimentar” o disociar desde pequeña, como “una técnica de supervivencia”, como ella misma lo expresa. La niña era Brooke Shields, actuando de prostituta en la película Pretty Baby (1978) del director Louis Malle, en la que aparece completamente desnuda y sexualizada, ya sea recostada en un sillón al mejor estilo maja o siendo “rematada virgen” entre los clientes del prostíbulo. Once años.
La película fue recibida en la época con un doble rasero: mientras que por un lado los críticos de cine alababan la creación del director francés, por otro lado, la actriz, y especialmente su madre, eran cuestionadas en todos los medios acerca de cómo una niña iba aparecer desnuda en una película.
Shields pasó una vida defendiéndose de las críticas, defendiendo a su madre y defendiendo al film (de hecho, en la universidad llegó a escribir su tesis sobre el trabajo del director, a quien admiraba). “No voy a crecer y convertirme en una prostituta” por hacer ese papel, había dicho en una entrevista para la revista People. A la participación en Pretty Baby, le siguió La laguna azul, en la que también aparecía desnuda a los 14 años, y a los 15 una campaña hipersexualizada de una conocida marca de jeans.
Con el paso de los años, ya en su adultez, la actriz mantenía su defensa por el tipo de películas en las que había trabajado: en noviembre de 2021 había dicho para una entrevista en The Guardian que la sexualización de las niñas en la cultura era algo que se había hecho “desde el principio de los tiempos” y que creía que iba a seguir existiendo, pero que no está en su “naturaleza ser una víctima”. En la misma entrevista, resaltaba que nunca había tenido en su carrera “un momento #MeToo”. Un mes después, en diciembre de 2021, en diálogo con The Times Magazine, había expresado que creía que las repercusiones post #MeToo habían ido demasiado lejos, y que “tal vez las películas que hice no se harían ahora debido a esa censura, y eso es una pérdida tremenda”.
Sin embargo, en el documental recientemente estrenado en el Festival de Sundace, Pretty Baby: Brooke Shields, de la directora Lana Wilson, la actriz decidió cambiar ante el mundo su versión de las cosas. De hecho, como le dijo a la revista People, decidió hablar de cosas que ni sus propias hijas sabían.
Cuenta, por ejemplo, que sí sufrió un “momento #MeToo”: cuando a los 20 años y recién salida de la universidad de Princeton, fue abusada sexualmente por un ejecutivo de Hollywood con quien había salido a cenar para discutir sobre oportunidades de actuación. Shields expresa que quedó tan paralizada del miedo que no supo cómo reaccionar, pero como tenía tantos años de entrenar la desconexión de su propio cuerpo, eso fue lo único que logró hacer: disociar hasta que el hombre la soltó y pudo escapar. Como les pasa a muchas mujeres en ese tipo de situación, lo que sintió fue culpa, pero tomó una decisión: “me niego a ser una víctima porque esto es algo que sucede sin importar quién seas y sin importar si estás preparado o no”, entonces borró todo de su mente y de su cuerpo y siguió adelante.
En el documental, estructurado en dos episodios, la actriz que ahora tiene 57 años, habla sobre su carrera como nunca antes lo había hecho: “a veces me impresiona haber sobrevivido”, reflexiona. Y explica que en ese momento no era consciente del uso que se estaba haciendo de su cuerpo. Claro, ¿cómo puede ser una niña de 11 años consciente de esas cosas? Es precisamente por eso que hoy en día se considera pornografía que una persona de esa edad sea filmada involucrada en escenas de sexo.
Porque, aunque planteara que no iba a “convertirse en prostituta” por haber hecho el papel, esa no es la única forma en que la sexualización y la exposición extrema pueden impactar en la vida de una niña. De hecho, la propia Shields dijo en varias oportunidades que solo después de haber cumplido 40 años empezó a sentir que su cuerpo le pertenecía a ella y no a alguien más. No puedo imaginarme una consecuencia más fuerte en la vida de una persona que sentir que el cuerpo no le pertenece. Sin embargo, ni ella misma era capaz de reconocer lo que había sufrido en su vida, ni podía siquiera decir que había sido abusada.
Así como su historia, miles. De actrices de Hollywood y de mujeres de todos los ámbitos imaginables. Nunca es tarde para animarse a decir la verdad, para enfrentarse al status quo y dejar de ser la mujer inocente y sonriente que todo el mundo esperaba que fuese para siempre Brooke Shields.
El documental estrena el 3 de abril en la plataforma Hulu.