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El presidente de la Asociación Rural (ARU), Pablo Zerbino, dijo a Campo que “es una muy buena señal del gobierno que esté estudiando la posibilidad de importar gasoil para bajar el precio de ese combustible”, considerando que “hace un par de años” que esa gremial está advirtiendo sobre la “pérdida de la rentabilidad del sector agropecuario”.
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Eso es “debido básicamente a la caída de los precios de los productos en el mercado internacional”, pero ante esa reducción de los valores “no ha habido un acompasamiento en la baja de los costos internos”, señaló. El precio de la soja y el de la leche registraron bajas en los últimos dos años, lo que también ocurrió, aunque en menor medida, con el de la carne vacuna.
Enfatizó que “el agro está con una ecuación complicada y difícil, además de un atraso cambiario que tampoco ayuda en un país chico en cuanto a lo que es su tamaño como mercado y su dependencia de la exportación”.
Esa situación “se va agudizando y empezamos a perder mano de obra, por la necesidad de los empresarios de ajustar” su estructura de costos, advirtió. “No podemos cambiar el precio de las tarifas (de servicios públicos y privados) y tenemos que echar mano al asalariado, que es de las pocas alternativas que tenemos para bajar costos”.
Zerbino indicó que “no se trata de reclamar por el simple hecho de hacerlo, sino para advertir dónde podemos desembocar, como ocurrió en el pasado, cuando el mantenimiento de una política de atraso cambiario más allá de un tiempo prudencial o razonable genera evidentemente crisis”. “Y las crisis terminan en pobreza, que es lo que queremos evitar”, acotó.
En cuanto al gasoil, el directivo ruralista resaltó que es un producto “fundamental y básico” para la actividad agropecuaria y “Uruguay está totalmente desfasado” en comparación con los valores de ese combustible en la región, por lo tanto, “cualquier acción que procure una rebaja” la ARU la ve “con buenos ojos”.
Esa medida “será más que importante porque puede alentar una reactivación en varios sectores que hoy están mirando la continuidad de su actividad con muchas dudas”, destacó.
Aludiendo a decisiones del Poder Ejecutivo en cuanto al aumento de las tarifas públicas en momentos que bajaban los precios de los productos del agro, Zerbino dijo que “hubo malos manejos en las empresas públicas, como sucedió en Ancap, y eso generó la necesidad del gobierno de echar mano a los impuestos encubiertos, como es el incremento de los precios de las tarifas, en la necesidad de sobrellevar una situación que es independiente de lo que es la caída de los precios” de los commodities agrícolas.
Mencionó además “la incidencia que tiene el aumento en la cantidad de empleados públicos en los últimos años, que incrementaron el costo país”.
En 2016, el Estado uruguayo llegó a los 246.880 empleados públicos, lo que significó un leve incremento en comparación al año anterior (ver Búsqueda Nº 1.914).
Zerbino valoró la decisión del gobierno de revisar el costo del combustible y consideró relevante conocer la manera en que se controlará la venta de un gasoil productivo.
“Esperemos que por ahí podamos tener un futuro, ya que en el mercado internacional para los próximos dos años no se avizoran cambios importantes en los precios de lo que el sector agropecuario produce”, consideró.
Y planteó que “si no hay cambios internos, Uruguay estará en situaciones complicadas”.
“No es alentadora”
Con relación a la pérdida de rentabilidad de la producción de leche y de arroz, entre otras actividades del agro, el titular de la ARU señaló que “hay productores que se tuvieron que retirar del sector, lo que es un problema”. “Hacia adelante la expectativa no es alentadora”, opinó.
Los empresarios de esos dos sectores casualmente afrontan el pago de fondos financieros generados en años recientes. Los productores repagan los créditos concedidos por los bancos que participan en esos fideicomisos, mediante la retención de una parte definida de los litros de leche remitidos a las plantas industriales y en el caso de los arroceros, con un porcentaje del grano exportado por los molinos.
Según datos manejados por el titular de la ARU, el endeudamiento agropecuario “está creciendo y llegó al 80% del Producto Bruto Interno sectorial”.
“Es cierto que en eso incide la caída de los valores de los productos, pero tampoco deja de ser verdad que los productores están recurriendo a los bancos para financiarse y cumplir sus obligaciones”, comentó.
Zerbino recalcó que la intención de la gremial ruralista “no es solamente reclamar, sino plantear soluciones y aportes a los problemas”. Para eso “nos ponemos a disposición de las autoridades del gobierno para encontrar los caminos de salida a esa situación”, expresó.
Ese planteo del titular de la ARU tiene el objetivo de desmarcarse de la imagen que en algunos sectores de la sociedad se tiene respecto a que los productores rurales solamente reclaman y se quedan, en lugar de ofrecer alternativas de solución a los problemas.
La relación entre esa gremial y el gobierno se tensó en setiembre de 2016, cuando el expresidente de la ARU, Ricardo Reilly, en su discurso de clausura de la Expo Prado cuestionó varios aspectos de la gestión del actual Poder Ejecutivo.
Zerbino, sin dejar de tener una mirada crítica en esos asuntos, pretende mantener el diálogo entre ambas partes.