La zafralidad es un término repetido por los empresarios del lugar que hablaron con los periodistas de Búsqueda el viernes 26 y que juega su rol en la economía de este departamento. Es que en Salto el año transcurre así: la citricultura va de marzo a octubre y luego sigue la cosecha de arándanos y los olivos, a lo que se suman sectores con actividad más permanente, como la ganadería, la producción de cereales y la horticultura. El turismo, básicamente termal, está dejando de ser estacional para tornarse cada vez más en un rubro con movimiento todo el año.
Salto es una de las economías departamentales más grandes. La última medición oficial disponible sobre su Producto Bruto Interno es de 2006; si se asume que creció al mismo ritmo en todo el país, el año pasado se habría ubicado en algo más de U$S 1.000 millones.
El desempleo tendió a bajar y en enero-abril pasado estaba en esa condición 7,9% de la población que pretendía trabajar, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
“Un motorcito”
Más allá del movimiento comercial característico de ese departamento fronterizo, Salto tiene una amplia producción agropecuaria en base a unas 2.200 explotaciones vinculadas a la ganadería de vacunos y ovinos, así como al cultivo de frutas y verduras.
Es el departamento más ovejero de Uruguay, con 1,5 millones de lanares (18% del rodeo nacional); son 530 productores y 249.000 hectáreas las destinadas a ese rubro, según datos del Ministerio de Ganadería.
Además, 8% de los bovinos del país pastan en los campos salteños.
Algunas de las principales industrias del departamento son el frigorífico La Caballada —adquirido por el grupo brasileño Marfrig en 2007—, la fábrica de quesos de Indulacsa y las citrícolas Caputto y Guarino.
Compá informó que “la citricultura en sus diferentes actividades ocupa a unas 10.000 personas y es un motorcito importante para Salto”.
Fundada en 1945 por inmigrantes italianos, Caputto es hoy una de las empresas más representativas del departamento. Su conformación incluyó la compra de la fábrica de refrescos Crush, en 2003, y prosiguió con la construcción, en 2007, de la actual planta industrial.
En este momento de plena zafra de cítricos esa agroindustria emplea a unos 1.000 trabajadores, cifra que se duplica con el personal ocupado en los campos frutales, informó su gerente general, Jorge Caputto.
Agregó que al predio industrial ingresan entre 80 y 100 camiones por día, lo que se suma a la demanda de servicios agrícolas contratados, la compra de envases de plásticos y cartón, y los cajones de madera que adquiere a un aserradero.
Caputto produce unas 100.000 toneladas de frutas al año —50% de naranjas, 45% mandarinas y 5% limones— que en su mayor parte exporta frescas. Otro 10% de las ventas son comercializadas al mercado interno y el resto lo procesa para hacer jugo fresco y también concentrado (que en el caso de Estados Unidos es para elaborar bebidas gaseosas).
Esa empresa factura aproximadamente U$S 45 millones por año, de los cuales U$S 35 millones corresponden a exportación de frutas frescas a la Unión Europea, Rusia y Brasil, U$S 5 millones de ventas en Uruguay y el resto en productos industrializados, informó el ejecutivo.
Al igual que otras citrícolas del departamento, Caputto prevé realizar inversiones de cara a la reciente apertura del mercado estadounidense para la exportación de citrus uruguayos. Su gerente general informó que serán cerca de U$S 10 millones en reconversión varietal de unas 1.000 hectáreas y U$S 3 millones en tecnología para aumentar la eficiencia del proceso de packing.
Indicó que hace cinco años Chile era un productor marginal de mandarinas y tras su ingreso a Estados Unidos, hoy produce más que Uruguay. Pero “eso requiere de un proceso, no es de un día para el otro”, aclaró.
El peón de embalaje de una citrícola comentó que trabajar en la naranja o el arándano “es lo que hay” para la gente sin mayor preparación. Dijo que gana unos $ 7.500 al mes.
Problemas
Pero el negocio citrícola, como otros en Salto, también enfrenta algunas dificultades.
Caputto se refirió con preocupación al aumento de costos de producción.
El actual ritmo de actividad podría mejorar si las empresas tuvieran condiciones más favorables, como menores costos internos, reducción del comercio informal y la realización de obras de infraestructura, coincidieron varios de los empresarios entrevistados.
“El costo país es altísimo. Trabajamos más, pero igual no alcanza para cubrir los gastos”, dijo la titular del Centro Comercial e Industrial de Salto, Lizabeth Machiavello.
Respecto a la competencia del comercio informal, esa empresaria se preguntó: “Si la gente en Salto y Paysandú dice que va a comprar productos en Argentina porque el sueldo no le da, ¿entonces cómo hacen los que viven en Durazno, en Florida o Flores para que les alcance para vivir? (...) “¿Por qué unos tienen necesidad de ir a la informalidad y otros no?”, planteó.
Machiavello reconoció como una buena acción del gobierno la reciente implementación del régimen del “Cero kilo” para el combate al ingreso ilegal de productos desde Argentina. Pero se quejó: “Agarraron a varios, pero no lo suficiente. Sigue habiendo contrabando y son los más grandes”.
“Cuando el gobierno dice que pagan más los que tienen más y menos los que tienen menos, eso no significa que algunos no deban pagar nada”, fustigó. Informó que en Salto hay unos 4.500 comercios registrados en el Banco de Previsión Social.
Los comerciantes del “Bagashopping” aseguran que pagan tributos y aportes sociales, además del alquiler de los locales que están ubicados en el predio del Ferro Carril Fútbol Club. La mercadería es variada, principalmente ropa, y casi en su totalidad traída del exterior.
Sergio, uno de los vendedores, aseguró que la actividad allí bajó y comparó la situación con la que se vivió en la crisis económica de 2002. “¡La gente compra de a puchitos!”, se lamentó.
En el centro un taxista observa la situación con mejores ojos: “Hay movimiento sí, patrón”.
Más camas
Luego de la hora del almuerzo, algunos huéspedes en batas blancas disfrutaban del primer calor del sol de la tarde en la comodidad de un hotel, tendidos en reposeras al lado de piscinas termales con una vista espectacular del río Uruguay.
La actividad turística decayó durante 2013 en casi todos los destinos más importantes del país. Pero Salto parece estar sorteando los obstáculos y las inversiones destinadas al sector no se detienen (ver recuadro). La recepcionista de un hotel comentó que bastantes brasileños llegan porque les sirve hacer compras en Uruguay o en Argentina.
De todas formas, los empresarios advierten dificultades asociadas a los altos costos y la disminución de la rentabilidad de su negocio. “Nadie piensa cerrar, pero estamos trabajando con lo justo”, aseguró Julián Safi, gerente general del hotel Horacio Quiroga y presidente de la Comisión de Turismo de Salto.
El rubro está actualmente en plena expansión.
El Quiroga es un cinco estrellas con capacidad para unos 300 huéspedes. Otros complejos apuntan a un tipo de público similar, aunque según relató Safi no compiten directamente porque sus ofertas son distintas.
Los operadores privados ven con “preocupación” la gran cantidad de proyectos hoteleros que se siguen instalando en el departamento. “No podemos dejar de traer turistas porque aumentó tanto la oferta que no estamos en condiciones de que baje la demanda, no nos podemos dar ese lujo”, advirtió el gerente del hotel Quiroga.
Según informó a Búsqueda el director de Turismo de la Intendencia salteña, Lewis Rochón, dos hoteles cinco estrellas con canchas de golf están por comenzar a funcionar. Con una inversión de U$S 18 millones, en setiembre se inaugurará el primero en termas del Arapey (a 80 quilómetros al norte de la ciudad de Salto) y contará con 120 habitaciones. En las termas del Daymán, a 10 kilómetros de la capital, se están invirtiendo unos U$S 15 millones en la edificación de otro hotel, también de cinco estrellas y con 84 habitaciones.
Para Rochón, “la misma oferta contribuye a generar nueva demanda a través de mayor promoción”, lo que a su entender constituye “un proceso” que se ha dado así siempre. Desde la comuna estiman que Salto va camino a las 10.000 camas disponibles en el corto plazo.
Ese jerarca municipal opina que el turismo del departamento continuará creciendo con “la profesionalización en el trato” a los visitantes e informó, en ese sentido, que se están realizando planes de capacitación. Sobre este asunto, el gerente del hotel Quiroga explicó que es difícil conseguir personal y eso hace que se contraten muchos trabajadores que “no vienen del sector”.
En una actividad donde “los errores se pagan rápido pero los aciertos se cobran con el tiempo”, la promoción es un punto clave, sostienen los operadores. Actualmente se realizan giras promocionales para atraer público de Brasil y Argentina, cuyos “buenos resultados” surgen “del trabajo de muchos años”, aseveró Rochón.
Más allá de las termas, la ciudad de Salto ofrece un amplio patrimonio histórico y cultural, y construcciones muy antiguas (algunas devenidas en museos) muestran esa faceta. También “Salto es la cuna del (vino) tannat”, destacó ese director de la comuna. Bodegas boutique, olivares, la represa de Salto Grande y las citrícolas, son circuitos productivos que a su vez, dijo, “tienen un interés turístico”.