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Se “están consumiendo” las donaciones de plasma de personas recuperadas de Covid y preocupa falta de stock para casos graves
Si bien la eficacia del tratamiento aún no está probada, la directora del Banco Nacional de Sangre apela a una “nueva tanda” de voluntarios para cumplir con la demanda provocada por el pico de contagios en octubre
El “plasma Covid” se usa como terapia de uso compasivo en pacientes graves. Foto: Nicolás Der Agopián
El médico intensivista Nicolás Nin decidió utilizar plasma de un donante recuperado de coronavirus para tratar a un paciente que estaba internado en el CTI del Hospital Español. Despojado de glóbulos blancos y rojos, este líquido amarillo llegó en una caja hermética y congelado a menos 35 grados. Unas horas antes, el plasma estaba en la reserva del Banco Nacional de Sangre y mantenía los anticuerpos de un uruguayo que ya había portado el virus. Cuando el auto se alejó del servicio central, que está ubicado sobre la avenida 8 de Octubre y Garibaldi, el equipo que coordina el proyecto de recolección de “plasma Covid” —como le llaman— se sintió satisfecho, pero “un poco alerta”.
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Es que en octubre hubo un récord en contagios activos y se detectaron, en promedio, 35% de los casos registrados desde el inicio de la pandemia. Las cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP) indican que uno de cada 10 pacientes termina internado y tres de cada 100 en CTI. Y aquí es donde se puede utilizar el “plasma Covid”.
En las últimas semanas aumentó el número de pacientes en camas de CTI y todos los días se registró al menos un internado en el sector. Esto se reflejó en un incremento de la demanda de médicos —del sector público y privado— por el plasma que está en la reserva del Banco Nacional de Sangre. “Es cierto que seguimos teniendo stock, pero la cantidad que tenemos es limitada y se está consumiendo. Necesitamos una nueva tanda de donantes para no quedar, de golpe, vacíos y sin poder darla”, dijo la encargada del banco, Lilia López, a Búsqueda.
Hoy aún quedan pocas extracciones de plasma, que se pueden dividir en dosis y aplicar en pacientes que firmen su consentimiento sobre un tratamiento que es seguro, pero experimental. “En los laboratorios se muestra que los anticuerpos neutralizan el desarrollo viral, pero en los pacientes el caso es distinto. Por ahora no hay estudios que comprueben su eficacia y estamos a la espera de los resultados de los grandes trabajos del mundo”, dijo el infectólogo y hemoterapeuta Edgar Lima, coordinador de la Comisión del Banco de Plasma, a Búsqueda.
“Recién ahora (por el aumento de contagios en octubre) se podría tener suficientes casos como para estudiar si es eficaz”, agregó Juan Gil, quien trabaja como asesor del MSP e integra la Comisión Honoraria de Plasma, que estudiará los efectos cuando el tiempo lo permita.
El cambio
Cuando el Ministerio de Salud Pública aprobó la ordenanza para que el Banco de Sangre —en un protocolo elaborado junto con el Institut Pasteur— recolectara plasma de donantes recuperados de Covid-19, las llamadas y la agenda en la página web no pararon. Eso permitió reunir, en las primeras semanas de abril, la mayor cantidad de “stock” que hay en la reserva, explicó López. “Los que se contagiaron en el primer brote estaban conectados porque habían ido a los mismos eventos y se contactaban entre ellos. La primera tanda fue grande, pero las llamadas, así como ocurrió con la curva de contagios, se achicó mucho”, señaló.
En el banco estiman que hasta el momento se tomaron 60 muestras y 20 fueron útiles. El plasma se envió a centros de todo el país.
Por otra parte, en estos meses se observó que no todos los posibles donantes tienen suficientes anticuerpos para la extracción ni cumplen con las condiciones necesarias. “La primera tanda fue positiva y nos permitió saber quiénes podían donar. Ya no sirve que vuelvan ni vengan, aunque sea por primera vez, los infectados hace unos meses; es necesario que lleguen quienes atravesaron la enfermedad hace un mes, y tienen que cumplir con ciertos requisitos”, agregó López. De hecho, se estima que solo el 30% de los voluntarios está habilitado para participar.
Junto con el Instituit Pasteur, el equipo de médicos y técnicos del banco de sangre descubrió que se necesitan donantes con un “buen flujo venoso” y que la cantidad de anticuerpos en recuperados asintomáticos es “baja”. “Esta característica no quiere decir que ellos no desarrollen anticuerpos, pero la técnica de la máquina tiene su propia sensibilidad y, si las concentraciones son muy bajas, no las identifica. A muchos no los detectamos o tenían títulos bajos”, señaló López.
Quienes tenían títulos altos, es decir, “buenos” y “suficientes” anticuerpos, pudieron donar más de una vez. Pero también se descubrió otro factor que limita la posibilidad de conseguir el plasma: el perfil del voluntario. El equipo encargado de la recolección notó que entre los donantes que presentaban síntomas había quienes tenían enfermedades preexistentes y “no cumplían” con las condiciones básicas para donar sangre. “Es un trabajo engorroso y requiere muchos exámenes. Yo, por ejemplo, no le puedo hacer una extracción a un donante que tiene un problema en el corazón”, señaló López.
En este sentido, el banco se encontró con el “inconveniente” de que, si bien la mayoría de los contagios fueron en Montevideo, no pueden llevar las máquinas —que son las mismas que se utilizan para extraer plaquetas— a otros departamentos como Rivera, donde se registró un importante brote en el último tiempo.
Las complejidades del tratamiento dificultaron el seguimiento de la recolección y hacen necesaria una nueva “tanda” para no “quedar vacíos” y afrontar la demanda de los pacientes, coinciden los expertos.
El uso
Al igual que en otras partes del mundo, el plasma se utiliza como terapia de uso compasivo (tratamientos experimentales) en pacientes graves y, sobre todo, en los que están en CTI. De todas formas, los especialistas coinciden en que el tratamiento es “muy nuevo” y falta tiempo para conocer su efectividad.
En abril, la Comisión Honoraria de Plasma tenía la intención de hacer un ensayo clínico para estudiar el comportamiento del virus y el procedimiento en Uruguay, pero no pudo avanzar por la baja tasa de contagios. También había estudiado la posibilidad de aplicarlo en personal médico, pero la idea —que se implementó en Europa, por ejemplo— quedó “en el camino”.
Los tres coinciden en que hay “pocas certezas”. Pero lo que sí tienen claro es que el “plasma Covid” es una herramienta segura que sirve para tratar casos en un escenario “atípico”, donde no se encuentran “soluciones mágicas” ni hay grandes antecedentes. “Si se está tratando a un paciente y puede ser beneficioso, es importante que exista. Es como que a vos se te indique un medicamento y no lo tengas: no puede faltar”, concluye López.