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La carrera de Rubén Rada es para el Guiness. Desde mediados de los años 60 hasta hoy no ha parado nunca. Cantó en todas las formaciones seminales de la música popular uruguaya: Los Hot Blowers, El Kinto, Tótem, Opa, compuso decenas de temas con Eduardo Mateo, con quien grabó un disco a dúo, también grabó a dúo con Hugo Fattoruso y Lito Nebbia, entre tantos. Desde 1970 publica, en promedio, un disco por año. Incluso hay años en los que firmó dos y hasta tres fonogramas, solo o en compañía. Además ha publicado una decena de obras con sus proyectos paralelos Rada para Niños, Richie Silver y Confidence, en el que tiene la generosidad de camuflar su protagonismo en aras de ese delicioso colectivo instrumental de black music, funk y jazz. Con fotos del Rada de los años 60 con su inmortal África look, está armado el collage que ilustra el inspiradísimo arte de portada y el librillo interior. Algunos lo critican por sobreexposición: “No tiene filtro”, dicen. Miopes hubo siempre. Y para ellos tiene grabado un disco con sus hijos, para la posteridad.
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Negro rock es un admirable derroche de talento. Y es una fiesta de música. No le busquen las patas a la sota. Escuchen el tema homónimo y Bluses, la dupla que abre el disco, y si no mueven la patita a los tres compases, no tienen sangre. No me conversés. No pongas letras que me alejen de los pies, espeta el Grone. Y después dicen que no escribe buenas letras. Salir a la calle es un lamento / Te matan a veces por un vuelto (…)No tires contra el pueblo, muchacho / Porque el pueblo sos vos. Y después dicen que ya no se la juega como se la jugaba en Biafra y Botija de mi país, que se achanchó y solo es un portavoz de la corrección política. Todo lo contrario.
En lo estrictamente instrumental y compositivo, estos 13 temas están a la altura de lo mejor de su obra. Lobo y Miguel, que narra la noche en que Mick Jagger visitó al Lobo Núñez. El tema dedicado a Luis Alberto Spinetta demuestra que Rada llena de luz hasta un obituario. Bob Marley –increíble cómo esta bomba de swing estaba inédita– es un delite. Milongrock es un derroche de honestidad intelectual que sería digno de imitar: Robo de aquí / Robo de allá / Robo del tango y la milonga / Pero no pude robar / el amor de esa mujer. Y Mamá blues es un clásico instantáneo que dentro de 50 años –me la juego– estará sin dudas en el top 20 del que, junto con Gardel y Zitarrosa, es el mejor cantante de la historia de la música uruguaya. Para poner en loop durante toda la cuarentena.