Marcos Guerrero, productor de la zona de Juanicó y presidente del Centro de Viticultores, dijo a Campo que la realidad de los productores es muy dispar: “Hay productores que se encuentran con un nivel de negocio rentable y otros cuya realidad no es tan buena, dependiendo de muchos factores como el clima”, recordando eventos de granizos y heladas que en 2013 dejaron por el camino a varios de ellos. La eficiencia de cada productor también juega su papel y está vinculada a su posibilidad de invertir, de implantar viñedos de las variedades más demandadas y productivas. “Hace quince años se dio el furor de la reconversión con la posibilidad de instalar variedades nuevas. Esto determinó una adaptación obligatoria en términos de calidad”; quienes en su momento no apostaron a la reconversión, quedaron afuera de la producción, sentenció Guerrero. Pero dijo que algunas de las variedades implantadas no funcionaron como se esperaba. “Variedades que si bien producían calidad, los kilos producidos no compensaron la inversión y la situación de endeudamiento dejó a productores imposibilitados de afrontar malas cosechas o nuevas inversiones que les hubieran implicado un mejor retorno. Eso incidió en la pérdida de algún productor también”, señaló Guerrero.