El alza de los precios hace que el dinero alcance para comprar menos bienes y servicios. Si el fenómeno de la inflación se combina con el del desempleo, la situación para las familias se torna más preocupante, en especial si viven de sus salarios.
El alza de los precios hace que el dinero alcance para comprar menos bienes y servicios. Si el fenómeno de la inflación se combina con el del desempleo, la situación para las familias se torna más preocupante, en especial si viven de sus salarios.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl índice de miseria o de malestar económico, ideado por el economista estadounidense Arthur Okun (1928-1980) y calculado como la suma de las tasas de desocupación y de inflación, muestra actualmente a Uruguay con un número relativamente favorable, sobre todo si se lo compara con el de algunas décadas atrás.
Dicho índice pretende exponer el costo social o deterioro que paceden especialmente los sectores de la población de ingresos medio y bajo. Cuanto más alto da la suma de las tasas de inflación y de desempleo, se entiende que es mayor la “miseria” según el concepto planteado por Okun, quien fue asesor del presidente Lyndon B. Johnson y profesor de la Universidad de Yale.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó el viernes 22 que el desempleo fue 7,3% en marzo —el mayor nivel desde mediados de 2010— debido a que aumentó más la cantidad de personas que buscaron trabajo que los puestos disponibles. A su vez, el Índice de Precios al Consumo (IPC) fue de 7,55% en los 12 meses terminados en marzo. La suma lineal de ambas tasas arroja un índice de miseria de 14,9%.
En los últimos años, países como Venezuela y Argentina, que registran altos niveles de inflación, presentaron índices elevados (en torno a 75% y a 31%, tomando datos oficiales). Eso pasó también en otros, como España, en los que sectores amplios de su población —cerca de 25%— sufren el desempleo.
Búsqueda calculó el índice de miseria con la fórmula original propuesta por Okun para Uruguay desde 1991. Para ello se utilizaron, por un lado, los datos del INE sobre el desempleo que corresponden a las localidades con 5.000 o más habitantes entre ese año y 2006, ya que a partir de entonces se dispone de información para todo el país. Por otro, el IPC elaborado por ese instituto para Montevideo entre 1991 y 2006, y para todo el país en los años posteriores.
En el Uruguay de hoy los precios minoristas en períodos anuales oscilan en torno a 8%, a la vez que el mercado de trabajo ha insinuado un ligero deterioro ante la desaceleración de la actividad económica. Eso contrasta con algunos períodos de alto desempleo e hiperinflación de algunas décadas atrás.
A comienzos de los noventa la inflación en lapsos de 12 meses llegaba a registros cercanos a 130%. Eso, básicamente, es lo que explica que por entonces el índice de miseria alcanzara los peores guarismos de toda la serie (142,7% en 1991).
Un plan de estabilización anclado en la administración del precio del dólar permitió abatir la inflación, si bien siguió por encima de 50%. Con el desempleo en niveles algo mayores a 8%, el índice cayó a entre 90% y 54% en el período 1992 a 1995. Luego, salvo algunos períodos de crisis, el índice se ubicó en cifras menores: en la medición a marzo la “miseria” siguió en algo menos de 15%.