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Con poco más de treinta centímetros de diámetro, el Long Play, palabra que hoy suena tan lejana como los viejos tocadiscos, ofreció una superficie apta para que dibujantes, fotógrafos y diseñadores desarrollaran el arte de las carátulas. Así lo concibió la compañía discográfica Ayuí-Tacuabé que nació en 1971 y se convirtió en el sello de gran parte la música uruguaya e hispanoamericana. En la Sala de Exposiciones del Teatro Solís se está exhibiendo una muestra con más de 500 carátulas de discos de música popular (Ayuí) y culta (Tacuabé) que desde hace 42 años vienen realizando artistas nacionales para ese sello.
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“En 1971 era totalmente novedoso que artistas plásticos diseñaran la tapa de los vinilos, y además tuvieran la ficha técnica completa. A veces los músicos proponían al artista. Recuerdo que Jorge Lazaroff propuso a Carlos Seveso, Rumbo trabajó con Enrique Badaró, Darnauchans con Fidel Sclavo y Fernando Cabrera con Maca”, comentó a Búsqueda el músico Rubén Olivera, directivo de Ayuí/Tacuabé. En el inicio estuvo la mano de Hermenegildo Sábat, el primer artista en dibujar carátulas para la discográfica. Allí quedaron registradas sus geniales caricaturas en blanco y negro de Bola de Nieve, Ástor Piazzolla o Susana Rinaldi.
A través de la muestra se puede seguir el camino creativo de las carátulas, desde la ilustración y el diseño casi artesanal y elaborado “en frío”, hasta el arte digital que comenzó en 1993 con “Fines”, de Fernando Cabrera, el primer disco compacto que editó Ayuí. Entre medio, aparecen los rostros muy jóvenes de Numa Moraes, de Jaime Roos en “Al ángulo” o de Paco Ibáñez, quien con “Los unos por los otros” integró los primeros discos extranjeros que publicó el sello, junto con los de Silvio Rodríguez y Violeta Parra. Y por supuesto están los títulos de quienes le dieron inicio a la discográfica, como Los Olimareños, Agustín Carlevaro o Héctor Tosar, y también escritores como Juan Capagorry y Milton Schinca.
Gustavo Wojciechowski, más conocido como Maca, ha trabajado en aproximadamente el cincuenta por ciento de las carátulas del sello. Fueron tantas que para él es difícil recordarlas individualmente, pero estuvo a cargo del arte en discos de Popo Romano, de Mauricio Ubal, de “Miscelánea negra” de Ruben Rada y de muchos de Fernando Cabrera, desde “El viento en la cara”, su primer trabajo como solista.
“Generalmente dibujo y boceto todo en frío y después retoco alguna cosa en photoshop, que es más fácil que hacerlo en el dibujo”, explica Maca con respecto a los cambios que implicó el diseño en pantalla. “Generalmente tengo contacto con los músicos para hacer las carátulas, y tuve diferentes experiencias. Algunos dan mucha libertad para la creación y otros ya tienen ideas preestablecidas. Pero lo primero que hago es escuchar su música. Ese es el punto de partida”.
Para el fotógrafo y diseñador Rodolfo Fuentes, a fines de los 80 el trabajo digital implicó un cambio importante en la forma de concebir el diseño. “Al dejarse de hacer los vinilos hubo un tiempo de reacomodo, y cambió la manera de percibir el trabajo. A partir de los 90 comenzaron las carreras de diseño que hasta el momento no había. Eso hizo que surgieran una cantidad enorme de diseñadores y, en algunos casos, se desprofesionalizó el trabajo porque todos los músicos tienen un amigo que les hace la carátula. En otros casos, empezó a haber obras mucho más profesionales de las que veníamos haciendo. También cambió la ecuación económica porque se comenzaron a vender por miles discos como los de La Vela Puerca o No Te Va Gustar. Eso también fue nuevo”.
Fuentes realizó varios trabajos técnicos para Ayuí, y fue el encargado del diseño y la fotografía del primer disco de El Cuarteto de Nos y Alberto Wolf, y también de dos discos de Luis Trochón. “Si es posible, mi criterio es hacer acuerdos con el músico. Cuando empecé a hacer carátulas en 1980, primaba la opinión del sello y no había contacto con el artista. Eso cambió con el regreso a la democracia porque empezó a volver gente con otra cabeza”. Actualmente, Fuentes trabaja en las reediciones del sello Orfeo, y está rehaciendo carátulas que ya había hecho para la versión en vinilo, como la de “Autoblues” de Fernando Cabrera, a la que incorporó una foto inédita del músico.
En la muestra hay carátulas rústicas y sobrias, como las ocho que integran la serie Música Nueva Latinoamericana, y otras con un arte más elaborado como la preciosa de “Tangatos”, de Jorge Lazaroff. Y están las que marcaron una época, entre ellas, las de los discos “Para abrir la noche” de Rumbo o “Juntos” de Los Que Iban Cantando.
La exposición, a cargo del diseñador Aldo Podestá, se inauguró el 26 de noviembre por Héctor Guido, director de Cultura de la Intendencia de Montevideo, y figura como una realización de Montevideo Capital Iberoamericana de la Cultura. Según consta en la página web del Solís, esta muestra fue pensada “como un homenaje al trabajo de estos artistas gráficos que tanto bien le han hecho a la música”, y abarca “la totalidad de los lanzamientos realizados por Ayuí/Tacuabé desde su origen (catálogo histórico)”. Sin embargo, hasta el martes 2, el nombre de esos artistas homenajeados no figuraba en los paneles donde se exhiben las carátulas, y tampoco el año en que fueron editados los discos. “Qué pena”, decía Alfredo Zitarrosa en su canción.