Todo lo que no es “varón”

Todo lo que no es “varón”

La columna de Pau Delgado Iglesias

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Nº 2139 - 9 al 15 de Setiembre de 2021

“Travesti asesinado en el Prado: mismo modus operandi que en tres casos anteriores”, publicaba Montevideo Portal en Twitter el 25 de setiembre de 2012. El tuit no tiene ni un solo like, pero sí una respuesta: “Era ella, no él. Su identidad de género es en femenino, respetémosla”. La respuesta está escrita desde la cuenta de la banda uruguaya de hip hop La Teja Pride. En la conversación solo hay un comentario más, firmado por el fallecido periodista Marcelo Jelen: “@portalmvd hasta 1990 no había leído el artículo ‘la’ con el sustantivo ‘travesti’”.

Nueve años pasaron desde entonces, muchas cosas cambiaron, muchas otras no. Probablemente, Montevideo Portal ya no escriba frases como “travesti asesinado”, porque la última década ha estado marcada por el avance en los derechos de las personas trans a escala global y por lo tanto una mayor conciencia sobre el tema. Si bien desde 2009 ya existía en Uruguay la Ley 18.620 (de regulación del derecho a la identidad de género, cambio de nombre y sexo registral), todavía era común que la prensa no respetara el derecho de una persona a definir su identidad.

En realidad, se podría decir que la sociedad toda respeta bastante poco los derechos de las personas trans, aún al día de hoy. Basta recordar que la esperanza de vida de esta población (en su gran mayoría mujeres) es de aproximadamente 35 años en Uruguay y en la región (menos de la mitad de la esperanza de vida de la población general), lo que habla de una profunda segregación en casi todos los ámbitos de la vida. A pesar de esto, hubo grupos políticos de la derecha conservadora que en 2019 intentaron derogar en Uruguay la Ley Integral para Personas Trans que había sido aprobada el año anterior, una ley que pretende mínimamente contemplar sus necesidades específicas, e intenta reparar los daños que como sociedad les seguimos causando.

De hecho, los asesinatos de los que hablaba Montevideo Portal en su tuit de 2012, y otros que sucedieron después ese mismo año, siguen sin aclararse. Ahora el tema volvió a ponerse sobre la mesa porque parece que Nicolás Gonella, el hombre procesado por las amenazas de Comando Barneix, se habría adjudicado cinco asesinatos a mujeres trans en uno de sus blogs. Aunque todavía hay que esperar otras declaraciones y ver qué dice la investigación, lo que este episodio viene a recordar es el desinterés profundo de todo el sistema judicial y policial, que en casi 10 años no “logró” avanzar en esta causa.

Según señala la investigación fiscal, Gonella se declara líder de un “imperio virtual” en el que, entre otras cosas, considera que se debería combatir la inmigración, prohibir el aborto, los métodos anticonceptivos, los matrimonios igualitarios y combatir a la comunidad LGBT. Me interesa resaltar esto porque, más allá de esta persona en particular, este es un tipo de discurso que se repite, y suele aparecer en sectores religiosos conservadores vinculados a grupos de extrema derecha (aunque a veces también pueden verse integrados a sectores de la izquierda política). Estos “movimientos antigénero” son al mismo tiempo homofóbicos, transfóbicos y antifeministas, y se oponen tanto a los derechos de salud sexual y reproductiva (en particular el aborto), como a los derechos de las personas LGBT, e intentan activamente revertir los logros legislativos alcanzados en estos temas, a escala global (igual que en el imperio virtual de Gonella).

Es importante entender las interconexiones que existen entre ser una mujer, ser una mujer trans, ser homosexual, tener un cuerpo racializado, ser inmigrante o ser pobre. Aunque pueden tratarse de dimensiones distintas, estos ejes de discriminación muchas veces se superponen, y es en definitiva el entramado de homofobia, transfobia, misoginia, racismo y desigualdades de clase lo que constituye el telón de fondo que impide a las sociedades avanzar hacia un mayor respeto a todas las formas de vida. Y a no ser por el consabido “varón blanco heterosexual de edad adulta y clase acomodada” que no tiene interés en revisar sus privilegios, irían quedando pocas categorías libres de opresión.

Es desde una conciencia de alianzas múltiples que exceden a una identidad específica, desde donde es posible ver con más claridad qué derechos es importante defender como sociedad. El próximo 23 de setiembre, Día Nacional de la Reivindicación de las Identidades Trans en Uruguay, es un buen momento para alzar la voz colectivamente por todas las desigualdades que siguen sufriendo día a día, por todos esos asesinatos aún no aclarados, por una comunidad que no tiene tan siquiera el derecho de verse a sí misma envejecer.