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    Uber (V)

    Sr. Director:

    , regenerado3

    En el Reino Unido, a mediados del siglo XVIII, se inició lo que luego se conoció como la Revolución Industrial. Ese proceso se extendió rápidamente hacia el mundo occidental expandiéndose por Europa y América del Norte.

    En el período comprendido entre los años 1800 y 1850 (aprox.), a través de las transformaciones tecnológicas industriales se produjeron algunas de las más grandes modificaciones sociales y económicas de la historia de la humanidad.

    Fundamentalmente el mayor cambio y uno de los primeros rubros afectados fue la producción textil; hasta ese momento la fabricación era totalmente artesanal la cual era producida en los hogares por grupos familiares o por pequeños talleres.

    Cuando surgen los telares mecánicos y la fabricación industrializada la producción aumentó exponencialmente demandando mucha mano de obra y los trabajadores hasta ese momento campesinos pasaron a ser obreros asalariados. Desde ese momento se trastoca todo el sistema de la sociedad existente, surge el proletariado compuesto por trabajadores industriales y campesinos pobres, y por otro lado la burguesía compuesta por los dueños de industrias, los grandes comerciantes y los dueños de los capitales y las rentas que proporciona el campo y las industrias.

    La primera reacción de los desplazados fue sobre lo que identificaron como el “gran enemigo”: las máquinas. Hubo ataques a algunas fábricas que fueron incendiadas, telares que fueron destruidos a marronazos y otros tipos de reacciones descontroladas.

    Los adelantos que se producen como consecuencia de la inteligencia no se pueden destruir, no se pueden bloquear, no se pueden postergar, no existe forma de impedirlos, solo se puede competir contra ellos aplicando también la inteligencia.

    Dicen que la historia se repite. En nuestro país se está instalando un nuevo sistema de transporte colectivo similar a los taxis. El origen de esta nueva modalidad lo está implantando una compañía internacional que organiza a los propietarios de vehículos vendiéndoles un programa de comunicaciones a través de la utilización de teléfonos móviles. Un sistema que toma con inteligencia los avances de las comunicaciones aplicándolos a un servicio público.

    La primera reacción de los taximetristas tradicionales liderados por el Sr. Dourado es destruir al enemigo utilizando todos los medios, haciendo paros que dejan sin el servicio a los pasajeros que son sus clientes, bloqueando calles, invadiendo en malón las oficinas que utiliza la competencia, amenazando con tomar otras medidas más severas y con veladas amenazas de utilización de violencia a ejercer por los taximetristas que pueden ser afectados. Emplear métodos mafiosos y patoteros para enfrentar nuevas modalidades de trabajo no va a impedir el progreso.

    El Sr. Dourado ha recurrido a todos los organismos públicos que le puedan ser útiles, intendentes municipales, ministro de Transporte, Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y, sobre todo, a los miembros de la corporación de la cual forma parte, procurando bloquear la nueva empresa.

    El Sr. Dourado se queja ante las cámaras de TV diciendo que la familia del taxi está quebrada, diciendo que la rentabilidad que perciben se ha visto reducida sensiblemente y que apenas reciben un sueldo mensual bajo, cuando han hecho grandes inversiones en las flotas de automóviles. Yo suelo viajar en taxi y hablo con los conductores que me cuentan que el Sr. Dourado tiene una flota de más de 50 coches con taxímetros, más otros negocios paralelos vinculados a la actividad. De ser así, no debe ser tan mal negocio pues no creo que trabaje solo por altruismo, salvo que sea masoquista o un gran disimulador.

    Mi recomendación a los dueños de taxímetros es simple: utilicen la inteligencia, modifiquen el sistema empleando los medios modernos que da la tecnología aplicada a las comunicaciones, imaginen qué deben hacer para mejorar y prestar un mejor servicio a los pasajeros; utilicen coches amplios y cómodos donde los pasajeros sentados atrás no deban viajar encogidos por el poco espacio que disponen, instalen aire acondicionado, presten servicio en coches limpios y agradables. Contraten como conductores a personal calificado, obliguen a los choferes a trabajar prolijamente vestidos (algunos llevan musculosas, bermudas, chancletas, y tiene aspecto de sucios) y que se comporten con educación utilizando buenos modales. El usuario de un taxi es una persona, no es un flete que se deposita atrás.

    En cuanto a la Intendencia de Montevideo, ésta ha sido la gran responsable por habilitar como taxis a coches de uso familiar, con dimensiones totalmente inapropiadas para un servicio público, donde en ocasiones deben subir personas que tienen ciertas dificultades motrices, puertas y asientos muy bajos, dificultades auditivas que no le permiten escuchar con claridad el sistema intercomunicador que utiliza el conductor, mamparas que han ocasionado infinidad de lesiones a las personas que ocupan el asiento trasero por estar instaladas en vehículos inapropiados, falta de cinturones de seguridad para el pasajero y otra larga lista de defectos que harían muy extensa esta nota.

    La IMM ha sido omisa en el control de los coches con taxímetros, ha demostrado a lo largo de los años un desinterés total por los pasajeros, siempre ha jugado favoreciendo a los propietarios de taxis olvidándose que su deber es con el ciudadano contribuyente. La IMM y sus funcionarios se deben al pasajero que paga por viajar y no al empresario del transporte de un servicio público.

    Sr. Intendente: usted es un profesional universitario, ha sido empresario, ha ocupado cargos en importantes empresas públicas, ha viajado y ha visto otras experiencias en países desarrollados. Usted se ha manifestado en declaraciones públicas como un libre pensador que está dispuesto a recibir todas las nuevas oportunidades que beneficien al hombre. Usted no se debe apresurar a prohibir la práctica de una innovación que llegó para quedarse. El progreso no se detiene con decretos u ordenanzas.

    Usted se debe a los ciudadanos de Montevideo. Usted debe asegurarnos a todos el equilibrio justo, otorgando a los usuarios el tratamiento más perfecto que todos merecemos; en cuanto a los trabajadores todos, agremiados o no, usted deberá reconocerles el derecho al trabajo y a la justa retribución dentro del estado del derecho. Los intereses de los empresarios taximetristas deberán ser defendidos por ellos mismos, dentro de la ley.

    En cuanto a los organismos de recaudación (DGI, BPS, Ministerio de Trabajo y otros), ya se van a encargar de encontrar la forma de gravarlos. Todos los habitantes de este país sabemos sobre la voracidad fiscal del Estado, que tanto recauda y tan mal distribuye.

    Arturo Sica

    CI 919.704-0