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    Un aval que fue emitido “extra rápido” pasó a ser “perfecto” para Calloia porque López Mena,que negaba su vínculo con Cosmo, dijo que pagará en cuatro años los U$S 13,6 millones

    Los trabajadores desempleados, la conectividad, Leadgate, Matías Campiani. Todo pasó a segundo plano cuando trascendió que el aval con el que la desconocida empresa española Cosmo, cuyo representante se había presentado en la subasta con su segundo nombre y apellido, había participado con un aval librado por el Banco República (Búsqueda Nº 1.682). Ese documento fue presentado por Hernán Antonio Calvo Sánchez ante los organizadores de la subasta para garantizar en U$S 13,6 millones el mantenimiento de una oferta diez veces superior, que realizó pero nunca cumplió.

    Desde entonces, el procedimiento por el cual el Banco otorgó el aval pasó a ser el centro de atención de las noticias y de la investigación judicial que lleva adelante la jueza de crimen organizado Adriana de los Santos, en la que están siendo indagados el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, y el presidente del Banco República, Fernando Calloia.

    Juan Carlos López Mena

    El martes 8 por la noche una sorpresiva noticia devolvió el tema al tapete. “Subrayado” informó que el Banco República había cerrado una operación por la que iba a cobrar los U$S 13,6 millones que había garantizado con el aval, pero quien pagaba no era ni Cosmo ni la compañía argentina Boston Seguros, de la que la aerolínea había presentado una póliza. Ayer, miércoles 20, “El País” y “El Observador” informaron que quien se haría cargo del pago era el empresario argentino Juan Carlos López Mena.

    El propietario de la naviera Buquebus y la aerolínea BQB hizo ayer el primer pago “al contado” y el resto lo pagará en cuotas “cargadas con intereses”, según informó Calloia entrevistado por radio Sarandí. A cambio, explicó, el empresario se quedó con el documento “para ejecutar al tercero”, la aseguradora Boston.

    Según informaron “El País” y “El Observador”, las cuotas serán de U$S 1,5 millones y el empresario terminará de pagar en cuatro años. Una vez alcanzado el acuerdo, el Banco República procedió a pagar los U$S 13,6 millones de la garantía de mantenimiento de la oferta de Cosmo al fideicomiso que administra los bienes de Pluna SA.

    Autoridades del Ministerio de Economía y el fiduciario, Javier Liberman, llegaron a la casa central del Banco, en Ciudad Vieja, sobre las 20 horas para cerrar el trámite.

    “La transferencia la hizo el Banco República en una cuenta del fideicomiso contra carta de pago emitida por el Ministerio de Economía y el fideicomiso en su conjunto”, explicó Liberman sobre el procedimiento formal.

    Fuentes del Poder Ejecutivo confirmaron a Búsqueda que López Mena estaba en el edificio del Banco República a esa hora. También detallaron que en una carta en la que la institución detalla la operación figura como pagador “el señor López Mena”, pero no figura el nombre de sus empresas.

    Maniobra.

    Apenas un par de días después de que Cosmo —quien había ganado la subasta— anunciara que se llevaba los aviones a España, BQB informó que negociaría para que los siete aviones quedaran en Uruguay. Las cosas se entreveraron aún más cuando esa misma semana radio El Espectador reveló que Calvo, quien se había presentado como representante de Cosmo en la subasta, había trabajado en Buquebus en España.

    Búsqueda confirmó que Calvo aún figuraba como administrador de Buquebus Catering en España cuando levantó la mano para ofertar por los aviones de Pluna.

    Por esos días “El País” informó que para obtener el aval del Banco República Cosmo había presentado una póliza de Boston Seguros. Entre la cartera de clientes de esa aseguradora argentina figuraban las empresas Buquebus y Los Cipreses, de López Mena.

    La cercanía del empresario con la operación llegó al punto de que fue él quien se presentó en las oficinas del Banco República para obtener el aval. Calloia explicitó en una entrevista en el programa “Tiempo Presente” de radio Oriental, el 14 de diciembre, que López Mena “tramitó directamente” la operación y que Calvo retiró el aval “bajo indicaciones de él”.

    Sin embargo, el empresario mantuvo siempre la misma versión. Cada vez que fue consultado repitió que el gobierno le había pedido que acercara interesados en la subasta y fue lo que hizo.

    El cambio de postura que implica asumir el pago del aval es interpretado por fuentes del Poder Ejecutivo como una estrategia de López Mena en el marco de la investigación judicial, a la que ya fue citado a declarar a fines del año pasado. “No quiere pasar de testigo a indagado”, interpretaron dos informantes del gobierno independientes entre sí.

    El 5 de marzo “El Observador” publicó que el senador nacionalista Carlos Moreira había realizado un pedido de informes al Banco República pidiendo que se le respondiera si habían concedido un préstamo de U$S 30 millones al empresario López Mena.

    En la entrevista de ayer con radio Sarandí, Calloia sostuvo que “la empresa Los Cipreses se presentó hace más de un año para financiar la importación de un barco de última generación”. Según dijo, ya a mediados del año pasado “se financió la construcción de los motores”, que tuvieron un costo cercano a los U$S 20 millones. El jerarca detalló que el dinero no se le da a la empresa de López Mena sino “directamente” al proveedor que está en Estados Unidos.

    Hacia el “aval perfecto”.

    Los detalles del aval se fueron sumando en los días posteriores a la subasta. En la interpelación del lunes 29 de octubre el senador blanco Jorge Larrañaga dijo que la operación del aval había sido calificada por los técnicos del banco con “grado 4” para las operaciones “con capacidad de pago muy comprometida”.

    Ese día senadores blancos revelaron que el presidente del Banco República, Fernando Calloia, había recibido un llamado del ministro Lorenzo un par de horas antes de la subasta.

    Las apreciaciones más contundentes partieron del propio presidente del Banco República. De hecho, en la entrevista de diciembre con el programa “Tiempo Presente”, Calloia admitía que “no dio el tiempo para tramitar las operaciones de forma correcta” y que no tuvieron un “tratamiento normal” sino “un camino extra rápido”.

    “La operación esta se hizo lo más rápido que se pudo en las mejores condiciones que se pudo. ¿Cuáles eran las condiciones perfectas? Dar esta operación 30 días después. ¿Y de qué hubiera servido?”, dijo.

    Tres meses después la opinión de Calloia es la opuesta. “El aval perfecto es el que se cobra. Calloia tenía razón; el aval era perfecto, lo tienen que repetir toda la mañana como una prenda”, comenzó ayer la entrevista con los conductores de “Informativo Sarandí”.

    En la entrevista Calloia elogió la “brillantez” de los profesionales del banco para encontrar una solución que los sacara de “la trancadera”, porque no podían ni pagar ni cobrar. El problema radicaba, explicó, en que el aval para la subasta se hizo “a favor del Ministerio de Economía”, cuando quien organizaba la subasta era el fideicomiso. Ese error, dijo, no es responsabilidad del banco sino del cliente, Cosmo, que fue quien solicitó el aval.

    “Yo más éxito no puedo conseguir”, valoró.

    El jerarca calificó las críticas al otorgamiento del aval como “una operación política fantástica, de ataque directo al Banco”. En tren de confidencias, Calloia contó que los últimos seis meses fueron para él “muy estresantes”, al punto de que se tuvo que “operar la cara” por un pico infeccioso por bajas defensas y perdió “pelo de un brazo”.