Un donjuán japonés

Kawakami construye una novela de exquisita arquitectura. El personaje de Nishino surge a través de la visión de las diez mujeres que cuentan, en una primera persona muy íntima, cómo lo conocieron, cómo se enamoraron, cómo lo abandonaron o cómo nunca pudieron olvidarlo. Porque en todas ellas dejó una marca, que a veces fue la del amor no correspondido. “Era un hombre capaz de satisfacer deseos de los que las mujeres ni siquiera eran conscientes, pero que él rescataba en lo más profundo de sus corazones”, recuerda una de ellas.

Los amores de Nishino tiene su dosis de humor, de tristeza y de rencor, pero todo se cuenta con sutileza y sin estridencias. La narración de Kawakami parece deslizarse con un ritmo delicado que se detiene a veces en la contemplación de una cigarra, en el otoño que cubre un descampado o en los senos hinchados de una madre que acaba de perder a su hijo. Y hasta las escenas más sórdidas se vuelven plácidas y dignas de belleza. Y hasta las preguntas más simples dejan pensando en el sentido de la vida y del amor.