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Lo primero que uno ve al bajar los escalones del entrepiso del Museo Nacional de Artes Visuales en “Wonderful Life. José Luis Parodi y el Tipo”, la exposición levantada el 19 de agosto, es un rostro de mujer. Luego, otro, varios, distintos rostros femeninos: una galería que puede ser una sola mujer. No importa. Lo interesante es que uno se sorprende ante el abanico de retratos de Parodi (1962), sobre todo ante la intrigante muestra de miradas perdidas, duras, cargadas de misterio.
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Parodi es un artista que no muestra insistentemente su obra. Ingeniero civil y ex alumno del recordado colorista Hugo Longa, construyó un personaje que llama “El tipo”, dibujo que lo cuestiona insistentemente. Un artista que tiene un perro que se llama Kabul, que escribe y reflexiona con desacostumbrada honestidad sobre el arte y su propia obra y que, por lo tanto, pinta con especial intensidad. Lo dice y lo evidencia en esos rostros imponentes de colores fuertes, de pinceladas que chorrean, de gestos cargados, líneas quebradas y ojos enormes. Por momentos hay dolor en esos rasgos desencajados, en cierta caricatura que muestra la desubicación existencial, el espejo de la vida pero no precisamente cómo la vivimos o cómo la vemos. Pero no es el dolor lo que se impone.
Hay rostros y cuerpos que muestran la vida con el desajuste propio de quien observa algo más. A veces desnudos, otras con modelos en pose un poco forzada, todas en actitud de incomodidad. Reflejan los oscuros e indescifrables caminos que el espectador tal vez no se atreva a transitar. Por eso sorprenden, golpean y conmueven. Plantean la sospecha de lugares que se apartan de la planicie y conducen a territorios escarpados, difíciles, molestos tal vez, aunque, de nuevo, cautivantes. Devuelven la sensación de que este mundo es muy diferente al modo en que se lo intenta transitar habitualmente, a cómo percibe uno la experiencia propia y ajena. Es bueno sorprenderse cada tanto con una obra potente, pero, sobre todo, diferente. Es decir novedosa en el sentido menos caricaturesco de la palabra.