Inthamoussou explicó que la nueva ley complementa la aprobada en 2007, que en aquel entonces generó resistencias y no tuvo un apoyo unánime. Por eso, con una actitud “pragmática”, se bajó la apuesta y se dejó solo aquello que tenía posibilidades reales de ser aprobado. Es por eso que ahora muchos de los temas pendientes se recogieron en esta nueva ley, contó.
Nuevas exigencias.
El primer artículo de la norma prohíbe a los niños de hasta 12 años viajar en los asientos delanteros de los vehículos. También incluye a los adolescentes hasta 18 años que midan menos de 1,50 metros de estatura.
Esto responde a los estándares de seguridad de los vehículos, ya que los cinturones de seguridad están diseñados para adultos y no para niños.
El segundo artículo prohíbe transportar en motocicletas a niños o adolescentes que no alcancen los posapies. El proyecto original proponía reglamentarlo en forma estricta, pero los legisladores añadieron la posibilidad de incorporar posapies alternativos.
“Lo ideal es no llevar niños, pero de todas formas es un camino mejor al que tenemos hoy”, precisó Inthamoussu.
La norma también establece que todos los vehículos de transporte colectivo de pasajeros con servicios de mediana y larga distancia deberán poseer cinturón de seguridad y su uso será obligatorio.
Aquí otra vez el Parlamento flexibilizó las exigencias, ya que se autoriza el transporte de pasajeros de pie, algo que se prohibía en el proyecto original. Para Inthamoussu, si bien es “contradictorio”, atiende a la “realidad diaria de que los maestros y policías viajan parados, que hay servicios que van parando y son el único método de transporte” en ciertos lugares.
El quinto artículo exige más equipamiento de seguridad para los vehículos cero kilómetro que se comercialicen en el país. Sistema de frenos ABS, apoyacabeza en todos los asientos, cinturones de seguridad y airbags frontales como mínimo. La ley prevé un plazo de 18 meses luego de su promulgación para que se comiencen a controlar estos requisitos.
Menor es el plazo para incorporar el nuevo equipamiento a ciclistas y motociclistas. En seis meses será obligatorio para quienes circulen en moto el uso de chaleco, campera o bandas reflectivas.
Además, los ciclistas tendrán que usar casco y las bicis deberán contar con bandas reflectivas.
El artículo décimo establece que tanto motos como bicicletas deberán tener un sistema de frenos delantero y trasero, espejos retrovisores, timbre o bocina y sistema lumínico con faros de luz blanca y roja.
Se excluyen de estos requisitos las bicicletas destinadas a competencias deportivas cuando se encuentren participando en entrenamientos o competencias.
Para los conductores de cualquier tipo de vehículo queda prohibido el uso de teléfonos o cualquier otro sistema de comunicación, aunque se habilita la comunicación con “manos libres”, algo que tampoco estaba en el proyecto de Unasev.
La ley determina que las sanciones serán fijadas por el Poder Ejecutivo a propuesta de la Unasev, y establece un período de 180 días para difundir y educar sobre la nueva normativa antes de comenzar a controlar y castigar.
“Hijos del rigor”.
Una vez que la ley entre en vigencia, la Policía Caminera será la responsable de aplicarla en las rutas nacionales, junto a los cuerpos inspectivos de las Intendencias que deberán controlar en sus respectivos territorios.
Para la Policía, el gran desafío será conseguir que la ciudadanía cumpla la normativa. Para eso deberá generarse un “cambio cultural” en los uruguayos, que cuando circulan en el tránsito demuestran “desprecio por la vida”.
“Hoy nos alarmamos por las muertes por armas de fuego. ¡Esto es diez veces peor y más peligroso que un arma de fuego! Y la gente no toma conciencia de eso”, afirmó el director Yroa. “El papá le regala la moto al niño y nosotros los tenemos que levantar de la ruta, partidos al medio, pisados por un camión”, se lamentó.
“Perdón si soy demasiado sincero, pero lamentablemente llegamos a la conclusión de que hay un desprecio por la vida. ¿Por qué? Porque lo vemos todos los días”, afirmó. “Si ven las motos que incautamos, que andan circulando por la calle, se dan cuenta que la gente no se quiere”.
“El ciudadano tiene que empezar a entender el concepto de seguridad. El cambio cultural pasa por eso: empezar a tomar conciencia de lo que significa subirse a una motocicleta o un auto”, añadió.
El agente de Policía Caminera y educador vial Marcelo Barreto, afirmó que las personas tienen una “falsa percepción del riesgo”. “Me desespero porque mi bebé está con vómitos y diarrea y corro a la policlínica, pero lo llevo en moto y sin casco”, dijo. Ese tipo de actitudes demuestran que las personas no comprenden el riesgo al que se exponen en el tránsito.
Para los efectivos es habitual encontrar a la salida de las escuelas padres que llevan a sus hijos en moto y sin casco. “Llevan a uno de los hijos parado, que va manejando la moto, y la mamá lleva a otro atrás”, relató Yroa. Pero cuando la Policía les hace notar el peligro que corren, la reacción nunca es de agradecimiento. “Los paramos y nosotros somos los malos de la película: ‘¿Que me venís a multar a mí, que tengo que llevar a mi hijo a la escuela?’, nos dicen”.
Estas y otras situaciones no son sencillas para los policías. Otro problema habitual es encontrar a familias enteras trasladándose en moto. Cuatro o cinco personas, padres y niños, en plena ruta. “Si los parás, ¿que hacés? ¿Bajás a la madre con las criaturas? ¿Los dejás a pie? Es complicado”, explicó la subdirectora de Policía Caminera Blanca Olivera.
“Te reclaman que me vas a dejar a pie, que no tengo plata ni para el ómnibus. Pero en esa situación los detenés y punto. Es por un tema de seguridad. Porque aun respondiendo a una situación humana, no profesional, podés decir: no puedo dejarlos a pie a 20 kilómetros de Montevideo. Ahora, ¿si los dejas salir y se matan en la esquina?”, planteó el jefe de relaciones públicas, Hugo Pacheco.
Fiscalización.
“El ser humano es hijo del rigor”, aseguró Yroa. Por eso, una fiscalización fuerte es necesaria para que los uruguayos cumplan la normativa, afirmó.
Para el director, Uruguay debería seguir el ejemplo de Israel, que tiempo atrás tenía un alto índice de fallecidos por siniestros de tránsito. Para revertir la situación apostaron a la educación, pero sobre todo, a una fuerte fiscalización.
La Organización Mundial de la Salud establece tres pilares básicos para la seguridad en el tránsito: estructura vial, educación y control. “Los países que tienen un nivel óptimo de seguridad tienen esos tres pilares fuertes”, explicó Barreto.
Mencionó como ejemplo a Suecia, país que en 2012 no reportó ningún niño muerto. “Tienen educación, cultura, y una fiscalización dura. Las multas son muy severas, y ellos las sienten de verdad”.
De todas formas, la clave del éxito está en que los propios ciudadanos se den cuenta de que necesitan protegerse. “El cambio es posible, pero tenés que estar convencido”, afirmó Yroa. “Les vamos a poner multas, pero los cambios surten efecto cuando es a conciencia, cuando estás convencido de que tenés que cambiar”.
Pacheco recordó que en 1991 la Policía Caminera estuvo más de un año difundiendo que se empezaría a controlar el cinturón de seguridad. “¿Sabes cuándo empezaron a ajustar? Cuando empezamos a multar”.
“Por lo tanto, esto que fue aprobado nos va a llevar un tiempo; y ¿cuándo lo van a sentir? En la primera multa”.
