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Uruguay es el país “más renuente” a considerar modelos internacionales de educación, lo que lo “priva” de encontrar soluciones a sus problemas
“La fuerte resistencia a cualquier cambio que sacuda las estructuras y normativas vigentes” hace “difícil pensar en recomendaciones de política viables”, concluye un informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa
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Guillermo Ferrer y Flavia Caldani son dos investigadores argentinos que, a pedido del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), analizaron el diseño de los actuales currículos que rigen en Primaria, Secundaria y UTU, todos elaborados durante el primer gobierno del Frente Amplio entre 2006 y 2008.
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El informe, que tiene como fuente principal entrevistas a diferentes participantes en la elaboración de los currículos, se enfoca en cuáles fueron las motivaciones, cómo fueron los procesos técnicos para su creación y qué papel les otorgaron a las evaluaciones de aprendizajes.
En el capítulo dedicado a las conclusiones los investigadores incluyen una “apreciación externa o extranjera” sobre cómo abordar una reforma de la enseñanza en Uruguay. Allí hacen hincapié en la actitud predominantemente localista del sistema educativo uruguayo.
Sostienen que Uruguay es el país de la región “más autorreferido y renuente, ya sea por rechazo o indiferencia, a la consideración y comparación de modelos y tendencias internacionales en educación”.
“El escenario observado tiene visos costumbristas, de fuerte arraigo local y apego a la tradición. Esto es más que una interpretación de autor, toda vez que queda documentado en las expresiones de los mismos actores entrevistados”, dice el informe, publicado la semana pasada en el sitio web del Ineed.
Agrega que, aunque algunos entrevistados “mencionan superficialmente” la lectura de modelos o investigaciones del exterior, el acento “cae sistemáticamente” en la historia de la escuela uruguaya, sus programas, sus políticas, sus liceos, sus maestros y sus próceres fundacionales, y en el Museo Pedagógico José Pedro Varela como un emblema y como fuente de conocimiento para pensar el futuro.
Sin embargo esas “múltiples referencias que con orgullo explican que en Uruguay las cosas se hacen ‘a la uruguaya’ no son siempre autocríticas”, aclaran los autores. “A veces denotan jocosamente la informalidad, la precariedad o la urgencia injustificada de las acciones, pero otras tantas reivindican claramente el derecho y la convicción de hacer las cosas de esta manera porque siempre se han hecho así”.
Para Ferrer y Caldani, esa mirada “a la uruguaya”, en lugar de contribuir a enfrentar las dificultades de la educación, genera el efecto contrario. “Si bien podría dejarse todo como está, pues en teoría el descontento no tiene que ver con las comparaciones y visiones de otras realidades posibles, cierto es también que las estructuras, las costumbres y los prejuicios que se han ido instalando entre los actores locales también van privando al sistema de encontrar soluciones a viejos problemas”.
Ante la complejidad de este escenario y la “fuerte resistencia a cualquier cambio que sacuda las estructuras y normativas vigentes”, el informe admite que “se hace difícil pensar en recomendaciones de política viables” para que Primaria, Secundaria y UTU logren en el futuro una mejor elaboración de currículos. “Más difícil aún si se piensa en la renuencia de las audiencias colegiadas o sindicales de docentes a cualquier forma de opinión o intervención externa”.
Demandas docentes.
Denominado “Análisis de los procesos de formulación curricular en Uruguay durante el período 2006-2008: subsistemas de educación primaria, secundaria y técnica”, el informe analiza los cuatro principales currículos que rigen el sistema educativo nacional: el Programa de Educación Inicial y Primaria 2008, Reformulación 2006 (que tiene en Secundaria una versión para Ciclo Básico y otra para Bachillerato) y Formación Profesional Básica Plan 2007 y Bachillerato Profesional Plan 2008, ambos de UTU.
Según el estudio, pese al esfuerzo que se realizó y a la promoción que tuvieron los nuevos programas, el escenario de cambio curricular durante la gestión 2005-2010 “no debería ser caracterizado como una reforma”.
“Aunque no haya sido anunciada como tal, ni tratada así en este informe, la cantidad de recursos y energías movilizadas podrían haber resultado en un cambio mucho más sustancial que el logrado. Los recursos puestos en una reformulación curricular que buscó desmantelar referentes anteriores y recuperar otros, bien podrían haberse utilizado para el diseño de nuevos instrumentos que atendieran los problemas educativos que las mismas fuentes mencionan como urgentes de solución”.
De acuerdo con los investigadores, en todos los currículos predomina una lógica disciplinar, temática y fuertemente conceptual que “presenta problemas”, pues tiene como objetivo al docente y no al estudiante. “El currículum fue reformulado con el foco puesto en los reclamos del profesorado. El diseño por temas y conceptos parece responder a la conveniencia del colectivo docente, habituado a este tipo de formulación que no le exige mayores cambios en su trabajo más que el de incluir nuevos temas o descartar otros”.
Aunque algunos entrevistados aseguran que es necesario adaptarse a las nuevas generaciones de alumnos, “los relatos acerca de las motivaciones, la participación y los procesos técnicos están fuertemente sesgados hacia cómo satisfacer las demandas políticas y docentes, y no realmente a las necesidades de una pedagogía centrada en los estudiantes”.
Además, los alumnos no participaron en la elaboración de los currículos, lo cual se hizo evidente en que las evaluaciones de aprendizajes no fueron tenidas en cuenta. “Si es verdad que la palabra docente tiene más valor que la de un experto técnico, ese valor se legitima necesariamente cuando se hace visible al alumno que aprende (o no aprende). Ese componente crucial, el de los datos de evaluaciones de desempeño, estuvo ausente de las discusiones a lo largo de todo el proceso de reformulación”.
Por eso, en el último capítulo del documento recomiendan “contribuir a la difusión y desmitificación de los conceptos de competencia, logro y desempeño, haciendo visibles las producciones reales de alumnos del sistema y resaltando así no solamente las falencias en el aprendizaje, sino también todo aquello que los estudiantes uruguayos sí pueden hacer si se les da la oportunidad”.