Versiones contradictorias

El jueves 1º de marzo, Búsqueda informó que “las máquinas tragamonedas proliferan en los barrios amparadas en un lobby político que trasciende las fronteras partidarias”. Aunque en los últimos tres períodos de gobierno el Poder Ejecutivo envió proyectos de ley para regular o prohibir los slots barriales, esas iniciativas nunca superaron la etapa inicial de la discusión legislativa. Sobre el final de la administración de José Mujica, los dirigentes de las cámaras que nuclean a los dueños de las “maquinitas” y de las empresas que las fabrican se acercaron a Pereyra y al Movimiento de Participación Popular (MPP) a través de Jorgito, quien tenía “maquinitas” y también una relación fluida con la esposa de Bonomi.

Almeida dijo el lunes 2 que Jorgito “no tiene absolutamente ningún vínculo con las máquinas tragamonedas y menos tiene algún vínculo con la diputada Pereyra”. Al día siguiente, el propio Jorgito, acompañado por Dibbern, dijo que hubo un “teléfono descompuesto” entre ambos y que lo que quiso decir es que no tenía nada que ver con el lobby.

El exbarrabrava reconoció haber visitado 14 veces el despacho de Pereyra, que forma parte de los “maquineros” y que hubo aportes al MPP. “Habré ido, pero no por eso también. Capaz que voy a un despacho colorado y me anotan que voy ahí. Nos han atendido blancos, colorados, de todos lados. Les explicamos todo lo que les explicamos a ustedes (los periodistas) porque hay una falta de información gravísima en el tema”, afirmó. El periodista le dijo que “eso es lobby”, a lo cual Jorgito respondió: “Pero yo no cobro por el lobby”.