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Bares y boliches de Montevideo implementan medidas para prevenir el acoso sexual hacia las mujeres

A esta guía, que la Intendencia de Montevideo puso en marcha el año pasado, adhieren unos siete establecimientos de ocio nocturno, para prevenir el acoso sexual

Una vez, Abril salió a bailar con una amiga a un boliche ubicado entre los barrios Palermo y Parque Rodó, en Montevideo. Al final del baile, ya con luces prendidas, se encontraron con el exnovio de su amiga. “Vos te venís conmigo”, repetía él mientras la forcejeaba para llevársela a su casa o vaya uno a saber a dónde. La amiga de Abril lloraba. Ella se metió entre medio de los dos, le ordenó al hombre que la soltara, la tomó de la mano y la llevó para afuera del boliche. En la puerta, Abril y el exnovio de su amiga discutieron. “Salí del medio, vos no te metas”, le decía él. Y, según Abril, parecía que le quería pegar. Afortunadamente, el cruce entre ellos solo fue verbal.

“Viéndolo de afuera y en frío, capaz que no era la mejor manera de reaccionar. Pero vi a mi amiga llorando, desconsolada, y obviamente salté a defenderla”, dijo a Galería la joven, que hoy tiene 22 años. Después de ese enfrentamiento, aparecieron tres hombres desconocidos y le pegaron al exnovio de su amiga. Ella se dio media vuelta y se fue. Es un episodio que hasta hoy recuerda, porque en el momento la dejó “mal”, aunque celebra que haya sido el único caso de acoso que le tocó vivir de cerca.

Cualquier mujer de Montevideo que esté en sus 30 o más recordará que, cuando empezó a salir a bailar, quizás a los 15 o 16, era de lo más normal sentir de repente las manos de un hombre desconocido en su cadera, en sus nalgas o hasta en un pecho. Muchas mujeres, menores de edad en esa época, no eran conscientes de que eso era una situación de acoso. Era tan normal y esperable que hasta algunas se sentían mal, o bajas de autoestima, si en una noche ningún hombre las tocaba sin su consentimiento.

“Me ha pasado de estar bailando todos apretados y que me toquen la cintura o el culo. Cuando empecé a salir, con 14 o 15 años, me pasaba y no reaccionaba, no sabía ni reaccionar. Capaz que solo lo comentaba entre mis amigas, pero tampoco era algo que me pasara mucho”, dijo Abril. “Creo que, si hoy alguien me toca el culo, me agarra de la cintura o me encaja un beso, sí reacciono. Me doy vuelta y no sé qué le puedo llegar a decir o hacer”, agregó.

Los tiempos cambiaron. Quizás porque los boliches a los que van las personas de 30 ya apuntan a un público adulto, con otra madurez y otro respeto hacia el cuerpo del otro. Quizás porque, en los años que pasaron, los movimientos feministas se volvieron más fuertes y visibles. O quizás porque hoy la palabra acoso está mejor definida, se denuncia más y hay mayor conciencia y difusión de los casos en los que se identifica.

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Boliche libre de acoso

No existe ninguna reglamentación obligatoria que los establecimientos de ocio nocturno de Montevideo —ni de ningún otro departamento— tengan que cumplir para prevenir o actuar ante casos de acoso sexual dentro de sus paredes. El año pasado, la Intendencia de Montevideo (IM) publicó una guía titulada Boliche libre de acoso, para orientar a los dueños de los locales sobre cómo actuar “ante violencias de género”.

La guía “propone aportar en la comprensión estructural del acoso y la violencia sexual, no como hechos aislados, sino como una problemática a trabajar desde los establecimientos, en conjunto con la Intendencia de Montevideo”. En ese sentido, ofrece herramientas para construir “espacios libres de violencia” e invita a cuestionar algunos “códigos culturales y prácticas cotidianas hegemónicas”. Incentiva las “formas de relacionamiento y seducción respetuosas entre las personas (…) para hacer de la noche un lugar de goce y disfrute para todas las personas”.

La IM pensó esta guía para cualquier local de ocio nocturno como discotecas, espacios culturales, cervecerías y pubs. El primer objetivo es sensibilizar al personal en acoso sexual. En este sentido, se ofrecen instancias para ayudar a los trabajadores de los boliches y bares a identificar las situaciones de violencia y acoso.

“Se trabaja en cuál es el lugar del cuerpo de las mujeres. Que una mujer esté en un boliche bailando, consumiendo alcohol u otro tipo de sustancias no quiere decir que el resto tenga el derecho de invadirla o tomar decisiones sobre su cuerpo”, dijo a Galería la directora de la División Asesoría para la Igualdad de Género de la IM, Solana Quesada. “Se les dan herramientas para poder acompañar: no juzgar, tratar de que la mujer acosada no quede sola, ver si tiene amigas con las que se pueda ir, no culpabilizar, darle su espacio para que se sienta mejor. Es colocar el tema en un actor que tiene un rol a cumplir en la noche y que está bueno que ese rol sea de protección y de generar condiciones para que esas cosas no pasen”, agregó.

"A veces cuando se plantean estas iniciativas se entiende que se va a perder la posibilidad de interacción, se quiere ir en contra de estas prácticas y, en realidad, es todo lo contrario. Lo que se quiere es que todas las personas, en igualdad de condiciones, puedan disfrutar de la noche y no se sientan violentadas”, expresó Quesada.

La guía propone la creación o delimitación, dentro de los establecimientos, de un “espacio aislado y tranquilo donde recibir a la persona acosada”. Los locales adheridos a la guía cuentan con cartelería para disponer en sus entradas, baños y otros espacios donde consideren pertinente. En esos carteles figura el número de celular 099 019 500, que corresponde al programa No Estás Sola que lanzó la IM en noviembre de 2023 para prevenir la violencia de género. A través de ese número, cualquiera que lo necesite puede chatear con una persona especializada en el tema y recibir ayuda.

Por último, esta herramienta elaborada por la comuna capitalina propone la aplicación de una hoja de ruta con acciones para la prevención, la detección, la intervención y la atención especializada.

“Todos los boliches se pueden adherir por voluntad propia. No es algo que la intendencia impone, sino que tienen que querer hacerlo”, dijo Quesada. “Nos parece que realmente es algo que el lugar tiene que compartir para poder formar parte porque si no, es como un slogan que después no tiene condiciones de ser aplicado. Es mejor que sean pocos pero que realmente estén de acuerdo con la política”, agregó.

Los primeros establecimientos de ocio nocturno de Montevideo que comenzaron a aplicar la guía Boliche libre de acoso, en una primera experiencia piloto, fueron Doña Marta, Il Tempo y Plaza Mateo. En el último tiempo se sumaron además los bares Santa Catalina, Bar Paysandú, Montevideo al Sur y La Batea Bar.

“Es un ámbito muy importante, porque al boliche se va a disfrutar, a pasarla bien. A veces cuando se plantean estas iniciativas se entiende que se va a perder la posibilidad de interacción, se quiere ir en contra de estas prácticas y, en realidad, es todo lo contrario. Lo que se quiere es que todas las personas, en igualdad de condiciones, puedan disfrutar de la noche y no se sientan violentadas”, expresó Quesada.

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Entre la educación y el autocuidado

Durante varios meses, el bar y boliche Doña Marta mantuvo conversaciones con la IM. Intercambios, capacitaciones, colocación de carteles y todo para convertirse en un lugar libre de acoso. La iniciativa surgió por parte de la IM, que se contactó con el lugar y le propuso formar parte del plan piloto de implementación de la guía.

Al principio, de parte del establecimiento nocturno hubo dudas, según contó a Galería Bruno Barreto, uno de sus dueños. No querían “quedar marcados”, sino “participar para educar”. “Quedar marcados” es, para Barreto­, cuando se publica una noticia de un caso de acoso en un domicilio y se menciona que los involucrados salían del boliche llamado X. “Siempre nos preguntamos por qué lo ponen, si no fue en el lugar. A veces pensamos en cómo nos miran a nosotros como lugar de ocio, cuando lo único que buscamos es que la gente salga un poco de su mundo de estudios, trabajo, etcétera y pase un buen rato divirtiéndose con amigos, con pareja o con quien sea”, dijo.

Pero las dudas duraron poco en Doña Marta. Dieron el “sí” a la intendencia para comenzar a trabajar. Hoy, meses después, el dueño del lugar considera que “está bueno el proyecto” y le gustaría que cada vez sean más los establecimientos que comiencen a aplicarlo, porque “sirve para educar si se comunica bien”.

Los establecimientos nocturnos son, sin querer serlo, lugares que favorecen o facilitan las situaciones de acoso. Se consume alcohol y otras sustancias que hacen que algunas personas se muestren más extrovertidas y que otras se animen a cosas a las que quizás sobrios no se animarían. Se desdibujan algunos límites, como el del consentimiento, y todo parece parte de algo divertido e inocente. Y no siempre lo es.

Las situaciones de acoso existen y por eso cada vez más boliches trabajan para que quienes las padecen —en su mayoría mujeres— puedan denunciarlas y se sientan acompañadas y protegidas. También trabajan para “educar” al que acosa y que entienda que tocar a una mujer sin su consentimiento no es el objetivo de salir a bailar, explicó el dueño de Doña Marta.

“Cuando una persona acosa la invitamos a retirarse. Pero primero desarmamos esa parte del acoso dentro del lugar. A la persona que fue acosada tratamos de calmarla, llevarla a un lugar más tranquilo y comunicarle que existe una línea de apoyo dentro de la intendencia a la que puede comunicarse, le consultamos si hace mucho que está sufriendo ese tipo de situaciones y tratamos de guiarla en eso”, explicó Barreto.

“Hace 12 años que trabajo vinculado a eventos y, si bien es muy difícil estar 100% exentos de situaciones o comportamientos inapropiados, se nota que en los últimos años hemos tomado más conciencia como sociedad de que este tipo de situaciones no deben ser toleradas”, opinó Zappino.

Matías Zappino es uno de los socios de Rito Producciones, la productora de eventos de música electrónica que organiza las fiestas Rito y Danzería. En la actualidad, están más abocados a la segunda, que se realiza en coproducción con Plaza Mateo en el período de setiembre a junio, un domingo al mes. Allí, según Zappino, se sigue la guía Boliche libre de acoso de la IM y se dispone de “espacios tranquilos para recibir a una persona que haya pasado por una situación de estas características”. También se coloca la cartelería correspondiente y se concientiza a través de las redes sociales del evento.

“Hace 12 años que trabajo vinculado a eventos y, si bien es muy difícil estar 100% exentos de situaciones o comportamientos inapropiados, se nota que en los últimos años hemos tomado más conciencia como sociedad de que este tipo de situaciones no deben ser toleradas”, opinó Zappino.

Abril desconoce la existencia de guías o protocolos en los establecimientos de ocio nocturno para prevenir el acoso sexual. Si bien ya no sale tanto a bailar, agradece que a ella nunca le haya pasado nada cuando sí salía con frecuencia. Lo atribuye, más que nada, a su grupo de amigas, con el que asegura que se cuidan “entre todas”.

Las redes sociales están colmadas de “escraches” a hombres que acosaron a mujeres dentro o a la salida de distintos locales nocturnos. Porque se aprovecharon de que estaban borrachas o porque ellos mismos las emborracharon, las forcejearon, las obligaron a irse con ellos. “Siempre, por más que se haya impuesto cualquier protocolo, estoy atenta y cuidándome. Porque existe, y lastimosamente va a seguir existiendo, el acoso hacia las mujeres. En cualquier lado, pero más en el boliche, porque está más ‘naturalizado’ el concepto de salir a bailar y levantarte a alguien, o irte con alguien. Mucha gente sale a buscar eso…”, reflexionó Abril.