Lo mató una sobredosis en The Viper Room, un boliche de Hollywood del que uno de sus dueños era Johnny Depp. Hasta ahí no hay mayores dudas. El tema es cómo pasó lo que pasó. El músico y amigo Bob Forrester contó la previa de ese día como una orgía de drogas que River compartía con otro compadre, John Frusciante, guitarrista de los Red Hot Chilli Peppers, con quien tenía una banda en común de la que también era parte Flea, el bajista de los mismísimos RHCP. Samantha Mathis, su novia, lo recuerda en cambio como un tiempo bucólico, pacífico y vegano. También se dicen muchas cosas de lo que pasó esa noche: que tocó con su banda, P, que Depp (que no tenía la mejor de las ondas con su colega y rival) no lo dejó tocar, que ya había llegado intoxicado, que tomó sin querer un trago de speedball (una combinación líquida de cocaína y heroína que es más o menos como tomarse una bomba atómica), que llegó y se metió en el baño a encajarse sin parar. Su novia y sus dos hermanos estaban ahí. Cuando cayó desplomado y sus hermanos desesperados llamaron a la emergencia mientras hacían técnicas de rehabilitación, Flea huyó despavorido (un amigazo). Murió en brazos de Joaquin, entonces un adolescente que lo idolatraba.
Hoy es uno de los mayores lo-que-hubiera-sido de la historia.
La “rubia eterna”, “esa rubia debilidad”, “la bomba rubia”, es el símbolo sexual por antonomasia. Su muerte el 4 de agosto de 1962, a los 36 años, fue un terremoto nivel 9,9 en la escala de Richter para Hollywood. Se habló de una “intoxicación aguda por barbitúricos” que hacía pensar en un suicidio, algo congruente con las “depresiones frecuentes” que le habían diagnosticado sus médicos, que conveniente y científicamente dibujaban lo difícil que era la vida fácil.
Sin embargo, las teorías conspirativas —que cuando son un disparate se desechan fácil y pronto, pero cuando poseen cierto asidero tienen una incómoda tendencia a perdurar— hablan de un vínculo sentimental que unía a la estrella de Cómo pescar a un millonario o Con faldas a lo loco con el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, y con el fiscal general, Robert F. Kennedy, hermano del primero. Según una investigación realizada por los periodistas Richard Buskin y Jay Margolis, el segundo de los hermanos ordenó su muerte luego de que Marilyn amenazara con deschavar todo en una conferencia de prensa, ordenando al psiquiatra de la actriz, Ralph Greenson, que le aplicara una inyección letal. Diversos testigos la vieron el día de su muerte drogada e ida; otros detectaron moretones en su cuerpo incompatibles con un suicidio.
Como sea, su muerte siempre quedó en la nebulosa.
Esa rubia debilidad: Marilyn Monroe fue el mayor símbolo sexual del cine
Marilyn Monroe: ¿suicidio o inyección letal?
Brandon Lee
El hijo de Bruce Lee siguió los pasos de su padre en las artes marciales, la actuación y la muerte temprana, en ese orden. Esta última le ocurrió cuando tenía 28 años, el 31 de marzo de 1993, mientras grababa El cuervo, dirigida por Alex Proyas. Un revólver y unos cartuchos mal inspeccionados terminaron con su vida, cuando el personaje interpretado por el actor Michael Massee (Funboy, el villano, como casi todos los roles que Massee personificó en su vida) le disparaba al estómago.
Se habló de la “maldición de los Lee” (su padre murió luego de filmar Operación Dragón, en 1973). Tanto que incluso se habló de que había fallecido en un accidente de tránsito, en un muy torpe intento de distraer la atención del público. No se determinaron culpabilidades en la muerte, ni del actor ni de los técnicos.
El cuervo igual se estrenó, tras ser culminada con un doble, presentada como un dudoso homenaje a su protagonista muerto.
Natalie Wood
Si hay una muerte dudosa en Hollywood, fue la de quien nació bajo el nombre de Natalia Nikoláievna Zajárenko. Se hizo conocida siendo una adolescente como Natalie Wood con James Dean, se volvió también un símbolo sexual, se convirtió en una de las grandes luminarias de Hollywood por sus dotes dramáticas y murió por “ahogamiento y otros factores indeterminados” el 29 de noviembre de 1981 a los 43 años.
Su muerte, de por sí, es un culebrón. Ese día estaba embarcada en la costa californiana en el yate Splendour junto con su primer y tercer marido, Richard Wagner, (sí, es el mismo tipo), y su amigo en común, el ascendente Cristopher Walken. De alguna forma terminó en el agua, luego de supuestamente naufragar en el bote salvavidas, y se ahogó. Ese “de alguna forma” es un cóctel que incluye alcohol, celos (de su marido, por su presunta relación con Walken; o de ella, por la presunta relación de su marido y Walken), testimonios inconsistentes y contradictorios, su conocido terror al agua y unas marcas corporales compatibles con alguien que desesperadamente quiere subir a bordo.
Las carreras de Wagner y Walker no se vieron lesionadas. Wood, que con Rebelde sin causa y West Side Story se había vuelto una estrella internacional, con el tiempo solo ha sido recordada por su extraña muerte.
Natalie Wood y Warren Beatty se dieron el primer beso con lengua del cine en Esplendor en la hierba
Natalie Wood y Warren Beatty se dieron el primer beso con lengua del cine en Esplendor en la hierba
Brittany Murphy
Esta fue reciente. Y dolió. Desde muy joven pintaba lindo en Clueless y se lució en Inocencia interrumpida, 8 Mile, Just Married o Sin City, en dramas y comedias. Cuando murió el 20 de diciembre de 2009, a los 32 años, la noticia causó estupor en todo el mundo, aunque los que estaban en su entorno hacía mucho que estaban preocupados. La causa fue una neumonía severa agravada por un consumo masivo de sustancias tóxicas, aunque eso era raro en una mujer que vivía con su marido y su madre, en Hollywood. ¿Nadie antes había detectado lo que le pasaba? Cinco meses después, su marido, el guionista británico Simon Monjack, moría por la misma causa. Ay, qué turbio…
Como suele pasar, se sucedieron las más diversas hipótesis: que el moho en su casa, que la madre la había envenenado por vaya a saber qué dinámica familiar tóxica, que sufría bulimia y anorexia, que el marido era un vividor, que consumía drogas, que fue una combinación de pastillas detectadas al morir. Se culpó al marido, a la madre y hasta al padre, que se llevaba mal con todo el mundo. La idea del hongo venenoso cobró fuerza cuando Simon falleció también por una neumonía.
El hecho de que ella en vida huyera como de la peste de los paparazzi contribuyó a alimentar el misterio, del que no faltó la versión de la actuación de los servicios secretos. El motivo por el cual estos últimos hubieran actuado nadie lo dijo.
David Carradine
Otra de artes marciales. Para los mayores, David Carradine es Kwai Chang Caine, el pequeño saltamontes de la serie Kung Fu. Para los más jóvenes, aunque no tanto, es el Bill de las dos Kill Bill de Quentin Tarantino, un especialista, entre muchas cosas, en resucitar la carrera de verdaderos muertos vivientes de Hollywood, como lo era Carradine hasta principios de este siglo.
Estas dos películas de Tarantino, de 2003 y 2004, fueron su breve regreso a los primeros planos. Carradine murió en la habitación del hotel de Bangkok en el que se alojaba, el 3 de junio de 2009, a los 72 años. La primera explicación fue “causas naturales”, lo que apenas era una porción de la verdad. Tenía su cuello anudado a una soga, lo que hizo de inmediato correr la versión de que fue un suicidio. Pero luego, a partir de algunos indicios (la puerta cerrada, la ausencia de lesiones, la disposición del cuarto, una cuerda de nylon en sus genitales), se empezó a hablar de una asfixia autoerótica. Esto es una forma de autosatisfacción sexual aumentada por la ausencia de oxígeno. Una masturbación border, para que quede un poco más claro. Parece que nada de lo que ocurre en Tailandia queda en Tailandia; por el contrario, sale a la luz en formas bastante complicadas. Muy poco después, el abogado de la familia empezó a hacer circular la versión de que el actor había sido asesinado por una mafia vinculada a las artes marciales, algo que a sus ojos era una manera un poco más digna de morir.
Al día de hoy, no hay una versión oficial de su muerte.
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Asfixia autoerótica es una de las hipótesis de la muerte de David Carradine
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Grace Kelly
Otra diva, otra rubia, otra muerte dudosa. La filmografía de Grace Kelly es corta, 11 películas entre 1951 y 1956 que le valieron un Oscar y dos Globos de Oro. Mogambo, La angustia de vivir y su vínculo artístico con Alfred Hitchcock la elevaron al status de estrella. Si no fue una leyenda más grande en Hollywood, fue porque eso era incompatible con su nueva profesión desde 1956: princesa de Mónaco, esposa del príncipe Raniero III. Siguió así hasta su muerte, en un accidente automovilístico que le terminó provocando un derrame cerebral, el 14 de setiembre de 1982. Tenía 52 años.
Supuestamente, ella manejaba el auto, un Rover P6, que derrapó en una curva y cayó por una ladera 30 metros hacia abajo. Ya de pique había dudas: ella tenía chofer, a ella no le gustaba manejar. Su hija más chica, Estefanía, que tenía entonces 17 años y viajaba con ella, salió por la puerta del conductor, lo que alimentó hasta hoy las dudas de quién manejaba. También se dijo que al auto no le funcionaban bien los frenos, lo que abonó la hipótesis del sabotaje.
Pese a ser intervenida de urgencia, Grace Kelly murió en el centro hospitalario que llevaba su nombre sin recobrar la conciencia. Estefanía nunca quiso hablar del tema, intentó tener una carrera discográfica y siempre fue vista como la rebelde de los Grimaldi.
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Grace Kelly supuestamente manejaba un Rover P6 que cayó por una ladera 30 metros hacia abajo
AFP
Heather O’Rourke
Esta historia es algo más inquietante y no solo porque esta estrella infantil haya muerto con solo 12 años, el 1 de febrero de 1988. Que los niños astros en Hollywood terminen mal no es nuevo, pero este caso fue mucho más allá del ostracismo o las adicciones. Todo pintaba espectacular para esta chiquita, cuyo aspecto angelical, ojos azules y su “no me permiten hablar con extraños” cautivó a Steven Spielberg, quien la convirtió en Carol Anne Freeling en Poltergeist y sus dos secuelas.
Si Poltergeist es una saga de terror maldita, es en buena medida por ella, que murió antes de terminar el rodaje de Poltergeist III. En 1987 pareció tener una gripe persistente y como tal la trataron los médicos. Pero cuando se le hincharon las piernas el diagnóstico cambió a giardiasis, una infección intestinal causada por parásitos. Eso luego cambió hacia la enfermedad de Crohn, en la que la inflamación es crónica. El 31 de enero de 1988 la niña y su familia vivieron una pesadilla digna de la peor película de horror: vómitos, dedos azulados, dificultad para respirar, infarto en una ambulancia y muerte en el quirófano por un shock séptico.
Puede haber sido una mala praxis. De hecho, la madre de la niña denunció por negligencia a los médicos que la trataron. Pero lo que quedó sobrevolando en el ambiente es una maldición: con ella son cuatro los actores de la saga que murieron en forma inesperada en apenas seis años. En la primera entrega se dice —y nadie negó— que se usaron esqueletos reales en la recordada escena de la madre en la piscina. Y hay seres, en esta vida o en otra, que eso no lo perdonan.
Vic Morrow
La muerte de este actor en un set de filmación, el 23 de julio de 1982 a los 53 años, se puede ver en internet. Por suerte para el espectador, los detalles más espantosos y morbosos no pueden percibirse. Mejor, porque dos niños inocentes también perdieron la vida de forma por demás horrenda. Al menos el desastre sirvió para cambiar las normas de seguridad en las películas.
La carrera de Morrow, que se había hecho famoso por la serie Combat!, vivía horas bajas. Por eso no dudó cuando John Landis y Steven Spielberg lo llamaron para uno de los cuatro segmentos de la película Dimensión desconocida. Su personaje, un resentido llamado Bill Connors, trata de ayudar a dos niños vietnamitas en plena guerra. Estos eran dos niños vietnamitas reales, contratados de forma ilegal, que también fueron parte de esa escena de riesgo que incluía helicópteros y pirotecnia. Tan riesgosa era que todo lo que tenía que fallar falló: el helicóptero cayó sobre los tres, un aspa decapitó a Morrow y a uno de los niños, el aparato aplastó al otro.
Acá vale aclarar: nadie duda de cómo murió este actor. Lo turbio y lo indignante es que la Justicia no responsabilizó penalmente a nadie de lo ocurrido. Por lo menos, desde entonces cambió la legislación sobre el trabajo infantil y el uso de efectos especiales en los rodajes. Algo es algo.