¿Qué sería de la historia del siglo XX sin la fotografía? Pensemos por un momento que todas las imágenes que se nos vienen a la cabeza no existieran. Sin duda, el conocimiento que tenemos de la realidad sería otro, uno muy distinto.
La fotografía como disciplina se ha desvalorizado frente a la falsa creencia de que como todos podemos sacar fotos, es algo fácil, sencillo y sin misterio
¿Qué sería de la historia del siglo XX sin la fotografía? Pensemos por un momento que todas las imágenes que se nos vienen a la cabeza no existieran. Sin duda, el conocimiento que tenemos de la realidad sería otro, uno muy distinto.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDesde que Louis Daguerre inventó en París esta técnica en 1839, existe la posibilidad de tomar registros de la realidad, de inmortalizar instantes, de capturar personas, caras, y dejarlos impresos, en papel, en las retinas de las personas y en las páginas de los libros. En 1888 se patentó la primera cámara de rollo en Nueva York, lo que significó el nacimiento de la fotografía de uso popular.
A partir de entonces, esta técnica desarrolló algo muy particular: es usada tanto por profesionales como por el público en general. En cada casa, en cada viaje, había una cámara de rollo. Porque hubo un tiempo en que las fotos se contaban de a 12, 24 o 36. Era la cantidad que se podía sacar con un rollo, que se compraba en cualquier tienda, se utilizaba y se mandaba revelar a una casa especializada en fotografía. Recién cuando se retiraban las impresiones en papel fotográfico se podía ver cómo habían quedado las fotos, y cada impresión tenía un costo. Por eso, se elegía el momento para sacar una foto, muchas veces se preparaba la escena, y se disparaba una sola vez. Luego, las impresiones se guardaban en álbumes, cajas y cajones que había, y sigue habiendo, en todas las casas de familia con más de 20 años de historia. Pues hace unas dos décadas que la historia cambió.
Hoy la fotografía está en el bolsillo de todos y ya no precisa de materiales ni ocupa espacio físico. De tan popular y democrática que se ha vuelto, ha perdido su valor. Se sacan millones de fotos digitales por segundo en todo el mundo; y se deben descartar y eliminar una cantidad similar. Los celulares están abarrotados de imágenes que pocas veces volvemos a mirar. Las cámaras incorporadas son cada vez mejores y la gente está todo el tiempo sacando fotos.
En esta lógica, la fotografía como disciplina se ha desvalorizado frente a la falsa creencia de que como todos podemos sacar fotos, es algo fácil, sencillo y sin misterio. Error. Todos podemos sacar fotos, pero no todos tenemos el talento y el arte de saber sacar una buena fotografía, su técnica, el manejo de la luz, el encuadre, el foco, la sensibilidad para capturar el momento justo.
Porque esta es otra de las particularidades de la fotografía; así como fue y es un recurso doméstico, es también un arte, una profesión, y puede tener usos muy distintos. Desde una exposición de arte en un museo hasta el fotoperiodismo; desde una producción en estudio para una campaña publicitaria o un artículo editorial hasta un registro científico. Las áreas en las que la fotografía hace su aporte son muchas y muy diversas. Y los profesionales de la fotografía, como todo profesional, viven de su trabajo, que tiene un valor. Sin embargo, existe una confusión muy común al respecto y es pedirle al fotógrafo que mande la foto gratis, total, es una simple foto (aunque en este caso sacada por un profesional y eso es un beneficio y una garantía), desconociendo que ese es su trabajo. Que quede claro: no se puede tener la foto de un profesional sin haber pagado por ella, o por lo menos desconociendo el valor de lo que se le está pidiendo.
Desde que nació Galería en el año 2000, luchamos porque la fotografía y los fotógrafos reciban el respeto profesional que se merecen, porque ese es su trabajo, y también por hacer nuestra vida más bella, más sensible, más empática, más real. Nos importa la buena fotografía, le damos valor, reconocemos su arte y su difícil técnica, entendemos su importancia (para nosotros fundamental, pues sin ella no habría revista) y por eso queremos trabajar todos los días con fotógrafos que descubrieron su vocación en la cámara y aman su profesión.
Desde los primeros números de la revista tenemos un espacio dedicado a la fotografía; el Hall, junto a los de más y de menos. Allí, cada semana publicamos una foto sacada por alguno de nuestros fotógrafos, y en alguna ocasión también por algún periodista o productora, que con su celular logró una buena imagen y con humildad y ante el visto bueno de sus compañeros fotógrafos, la propuso para ese espacio, donde no hay requisitos, solo que sea una buena foto. De ahí, guardamos una colección increíble que algún día prometemos compartir.
El 19 de agosto fue el Día Internacional de la Fotografía y lo celebramos invitando a fotógrafos amigos a que nos manden alguna de sus obras favoritas, entre los que, por supuesto, están los de nuestro equipo, Adrián Echeverriaga, Mauricio Rodríguez y Valentina Weikert, los responsables de imprimir magia a cada una de nuestras ediciones.