¿En qué momento de su vida decidió que quería hacer cine? Cuando terminé de trabajar en Whisky (Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 2004). Fui asistente de producción en esa película y fue una experiencia que me marcó mucho.
Edad: 43 • Ocupación: Director de cine • Señas particulares: Hace vino con amigos; hizo su primera dieta a los seis años; quiso ser profesor de historia
¿En qué momento de su vida decidió que quería hacer cine? Cuando terminé de trabajar en Whisky (Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 2004). Fui asistente de producción en esa película y fue una experiencia que me marcó mucho.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá¿Cuál es su género favorito? Soy fan de la comedia dramática, de Noah Baumbach, Greta Gerwig. Ese es el tipo de películas que más me llegan y me conmueven. Después me recopo con El Padrino o cosas más clásicas, que te hacen entrar en un código cinematográfico.
Si no se dedicara al cine, ¿qué hubiera hecho? Quise ser creativo publicitario, también profesor de Historia, algo que me apasiona mucho. También me hubiese gustado ser escritor, tomé algunos talleres con Mario Levrero. Hace unos años me puse a hacer vino con unos amigos.
En su cuenta de Instagram ha publicado fotos de bondiolas y chorizos caseros. Sí, claro. Con la misma barra todos los años nos juntamos a hacer chorizos. Uno de mis amigos, Pablo Bianchi, es enólogo, es el dueño de Rooster, entonces nos quedaba más cerca hacer vinos que chorizos. Todo lo hacemos muy en familia, van los gurises...
Una vez contó que hizo dietas cuando era niño. ¿Por qué? Cuando tenía unos seis años un médico le dijo a mi mamá que si no adelgazaba, no me iba a desarrollar. Fue una brutalidad atroz, porque ves una foto de cuando yo tenía seis años y ni siquiera era gordo. Ahí tengo la primera conciencia de haber hecho dieta, con una dietista que me apretaba los rollos y me medía la grasa, el Índice de Masa Corporal (IMC) y la altura. No podía comer torta en los cumpleaños, no podía llevar a la escuela meriendas que no fueran fruta. Lo recuerdo como supertraumático. De hecho, le robaba plata a mi madre y me compraba alfajores. Ahí la alimentación empezó a ser como un castigo.
¿Y cómo fue en la adolescencia? Me costaba un montón ir a la playa y sacarme la remera.
¿Sufría episodios de bullying? Alguno sufrí, sí, claro. De hecho, tomé conciencia de la gordofobia hace poco tiempo, con Victoria Ripa y sus publicaciones, su militancia. Me di cuenta de la gordofobia de los demás y de la mía, y fue también muy liberador. Yo no me compro ropa porque durante años lo quise hacer y no había mi talle, no me gustaba cómo me veía en el espejo. Es un tema del que no hablé mucho y capaz que no fue tanto objeto de terapia, pero sí que fue un tema.
¿Hoy siente que logró amigarse con su imagen corporal? Muchísimo.
¿Cómo lo logró? Hice deporte toda mi vida, pero en 2019 empecé a entrenar con un grupo en la pista de atletismo. Es un entrenamiento muy exigente porque corremos mucho, hacemos mucho peso, saltamos vallas, lanzamiento de disco. Ahí se empezó a forjar una cosa que no tiene que ver con lo físico, sino con la autoestima. Pero con una autoestima no razonada, no intelectual. Ya no lo pienso, me paro al lado de mis compañeros, cuando hay que salir, salgo. Cuando hay que frenar, freno. Y eso me favoreció mucho en el rodaje de Temas propios (2023). Estaba parado 12 horas y sentía que podía con todo. Ahí empecé a sentir una paz muy grande respecto a quién soy.
Su mujer, Mariana, también se dedica al rubro audiovisual, ¿se conocieron por eso? Nos conocimos cuando yo tenía 15 años y ella 18 porque ella era amiga de mi primo. Pero nos reencontramos años después en el audiovisual, sí. Además, hemos hecho cine en familia desde Buen viaje (2008), que ella fue la directora de arte y vestuarista, hasta Solo (2013), en la que ocupó los mismos roles. La familia y el cine son indivisos en mi caso, por la charla intelectual, por compartir y también porque somos un equipo.
Tienen dos hijos, Julián (8) y Jacinta (5). ¿Cómo viven ellos esto de “hacer cine en familia”? Sin duda, tienen un lugar central, porque también mi obra, sobre todo últimamente, ha tenido que ver con la paternidad. Temas propios tiene que ver con la paternidad, conmigo como hijo, pero también como padre. Nosotros somos medio familia de circo, de repente un padre desaparece dos semanas porque está filmando en Punta del Este o porque se levanta a las 4 de la mañana y se va. Los niños entienden, son parte de eso. Y nosotros hacemos mucho énfasis en que nos gusta lo que hacemos y que el sacrificio vale la pena. Para mí, fue muy emocionante el día en que yo presenté Temas propios y Juli me acompañó arriba del escenario. Yo me emocioné mucho porque estaba mi hermano ahí, le agradecí, y mi hijo me preguntó: ‘Papá, ¿estás bien?’. Fue muy tierno. Es un laburo que te da esas oportunidades de compartir con la familia.
Temas propios fue seleccionada para representar a Uruguay en los Premios Oscar de este año, ¿cómo se tomó ese reconocimiento? Lo viví como un gran espaldarazo de mis colegas, de la gente que estaba a mi alrededor y que vieron algo lindo en la peli. Ahora está en YouTube y creo que en estas semanas que hace que está la vieron como 4.000 personas. Para los números que manejamos nosotros, es impresionante. Ojalá que la película sea un puentecito o el primer ladrillo de un puente entre el público y el cine nacional.