Recientemente, el presidente de INTA, el español Etienne Sanz De Acedo, exjefe de Comunicación y miembro del Gabinete del Presidente de la Oficina Europea de Propiedad Intelectual (EUIPO), la agencia de propiedad intelectual de la Unión Europea, visitó Montevideo y Buenos Aires, donde se reunió con autoridades gubernamentales y organizaciones vinculadas al tema.
Han ido muy bien. Nos hemos reunido con la ministra de Industria, Elisa Facio, y su equipo, y ha sido una instancia muy satisfactoria. Hemos hablado de la posibilidad de que esta administración deje un legado a la próxima en cuanto a desarrollar una política coordinada de propiedad intelectual. Se están haciendo muchas cosas y muy bien en Uruguay, pero quizás es conveniente plasmarlas en una declaración de intenciones, en lo que nosotros llamamos una estrategia nacional de propiedad intelectual, que ayude luego a promover la innovación.
También nos hemos reunido con representantes de la Dirección Nacional de Propiedad Industrial (DNPI), la Asociación Uruguaya de Agentes de la Propiedad Industrial (Audapi), con el Ministerio de Relaciones Exteriores y con el candidato presidencial Álvaro Delgado.
El objetivo del viaje fue incidir sobre la importancia de promover la propiedad intelectual con políticas y estrategias nacionales que ayuden al desarrollo del país, que contribuyan al PBI, al empleo y al bienestar social, máxime cuando Uruguay se está posicionando como un hub en materia de innovación.
¿La propiedad intelectual debe ser tratada como una política de Estado? ¿Los candidatos presidenciales deberían acordar un lineamiento en común?
Es precisamente lo que les he manifestado. La propiedad intelectual no le pertenece a un partido u otro. Deben ser políticas de Estado porque ayudan al país a crecer y ayudan a los empresarios, emprendedores, industrias creativas, innovadores y sociedad en general. Ayudan en especial a la población más joven y no solo a los estudiantes universitarios, sino también a los chicos y chicas de los colegios. Si creamos una cultura alrededor de la propiedad intelectual, estamos fomentando el desarrollo del país. Siempre digo que la propiedad intelectual es como la propiedad física. Como a nadie le gusta que le roben el reloj o el auto, a nadie le debería gustar que le roben creaciones (obras literarias, dibujos, canciones). Eso hay que defenderlo, promoverlo y comunicarlo.
¿Qué se hace bien en Uruguay en materia de propiedad intelectual y qué se puede mejorar?
Hay una oficina de registro que funciona. La Dirección Nacional de la Propiedad Industrial (DNPI) está haciendo un trabajo excelente. Hemos visto que el tiempo de registro y renovación de marcas se ha ido reduciendo de manera significativa. Si antes llevaba dos años el registro de una marca, hoy podemos decir que lleva cuatro meses. Antes, la renovación de una marca llevaba meses y hoy se resuelve en una semana.
Pero hay, además, una serie de iniciativas que son muy positivas, como la creación de un innovation hub, donde hay un acelerador de empresas y mecanismos para financiar estas actividades. Hay muchos esfuerzos que está haciendo Uruguay; nuestra recomendación es que se coordinen un poquito más.
¿Cómo está Uruguay en comparación a otros países de la región?
Cada país es distinto y Uruguay es pequeño en cuanto a población. Las cosas se están haciendo bien y es líder en la zona. Hace falta que esto siga con el próximo gobierno.
¿Cuáles son los pasos a seguir?
Insistir con lo que ya se está haciendo y reforzar las distintas iniciativas. Uruguay se ha adherido al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT) y al Convenio Budapest, que son buenas iniciativas que hay que mantener. Ha llegado el momento de crear una estrategia nacional de propiedad intelectual con leyes claras que defiendan la creación, la protección, el registro de los derechos. Es necesario que haya políticas que ayuden a comunicar la importancia de la propiedad intelectual y a educar a las nuevas generaciones, que se den incentivos fiscales a los emprendedores que registren sus derechos, que se haga una valoración de los activos intangibles, que haya políticas que promocionen el buen uso de la inteligencia artificial (respetando la privacidad y datos de las personas). Esto se debería hacer y se puede hacer.
¿Falta educación vinculada a la propiedad intelectual?
Creo que sí, aunque no es un problema solo de Uruguay. En las universidades ya se empieza a hablar de propiedad intelectual, pero no lo suficiente. Pero no se debería enseñar únicamente en las facultades de Derecho. Se debería enseñar en las facultades de Ciencias Empresariales, Ciencias Económicas, escuelas de Ingeniería y Biología. Todos aquellos que vayan a salir al mercado laboral deben entender que cualquier actividad inventiva debería ser reconocida y protegida, que cualquier iniciativa empresarial debería basarse en derechos de propiedad intelectual.
Eso a nivel universitario, pero a nivel de escuelas y colegios se debería llevar a cabo esto. Cuando un niño está pintando, cantando una canción o creando un mundo en Minecraft está creando algo que le pertenece y eso hay que reconocerlo. Si lo hacemos, vamos a fomentar la creatividad y la imaginación de las nuevas generaciones.
¿Cómo ha incidido en todo esto la irrupción de la inteligencia artificial?
El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío; me gusta verlo medio lleno. Creo que representa amenazas, pero, por encima de todo, grandes oportunidades. Hay que hacer un buen uso de la inteligencia artificial, pero antes hay que entenderla para luego poder legislarla. Hay que ser cautos para no precipitarse a la hora de legislar y reglamentar su uso. La inteligencia artificial nos permite acceder a información, a trillones de datos, a poder estructurarlos y usarlos, de manera de optimizar actividades y toda una serie de servicios. Lógicamente esto tiene impacto sobre cuestiones de propiedad intelectual y es importante que se regule adecuadamente, pero sin limitar la capacidad de desarrollo y crecimiento de un país.
¿Cómo se debe regular?
Se puede ver como una oportunidad y un incentivo, o analizar desde una perspectiva de riesgos (bajos, medios y altos), como lo ha hecho la Unión Europea. No coincido en que se deba legislar desde una perspectiva de riesgos. Cuando se legisla de esta manera, se transmite un mensaje negativo. La tecnología nos aporta, solo hay que saber usarla.
¿Qué errores comunes cometen las empresas a la hora de gestionar su propiedad intelectual?
El error más común es, primero, no definir una estrategia de propiedad intelectual dentro del plan de negocios. Es decir, todos tenemos un nombre y un apellido, y no salimos a la calle sin nuestro nombre y apellido. Una empresa no puede salir al mercado sin tener una marca registrada. Cuántas veces nos hemos encontrado con empresas que tienen un proyecto muy interesante, han salido al mercado y después se han dado cuenta de que no han protegido su marca, nombre de dominio, diseño o patente.
Luego, hay un segundo problema y es que la mayoría de las empresas ven la propiedad intelectual como un costo y no como una inversión. Cada vez más estamos en la economía de lo intangible. Mientras antes los activos intangibles valían únicamente el 10% del valor de las empresas, hoy valen un 90%. ¿Qué sería de Coca-Cola sin la marca Coca-Cola? Apple, por ejemplo, empezó en un garaje, pero desde siempre sus fundadores supieron que tendrían una marca. Cualquier gran empresa actual comenzó siendo un emprendedor o una pyme. Los que han llegado a tener grandes empresas, además de tener una gestión y visión muy buena, tuvieron claro desde el principio que tenían que tener una identidad en el mercado y que debían invertir en ella, protegiéndola y respetándola.