En los trazos que dibujan la historia del arte rioplatense se encuentra la figura de Carmelo Arden Quin (1913-2010), artista uruguayo nacido en Rivera y fundador del movimiento Madí en Buenos Aires a mediados de los años 40. Caracterizado por la ruptura de las formas tradicionales y una búsqueda de interacción y movimiento, el trabajo de Arden Quin fue clave en el desarrollo del arte constructivo en América Latina. Su propuesta estética, con un enfoque geométrico que desborda los límites de la forma rectangular, se despliega en Carmelo Arden Quin. En la trama del arte constructivo. La exposición destaca las conexiones con obras de otros artistas uruguayos fundamentales para el movimiento constructivista, como Joaquín Torres García, Rhod Rothfuss, Volf Roitman y Bolívar Gaudín.
“Uruguay tiene una gran deuda cultural con muchos de sus artistas; uno de ellos es Carmelo Arden Quin”, escribe en el catálogo Leonardo Noguez, director artístico del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA). La exposición, que tuvo a este centro como su primera parada en Uruguay en otoño, podrá visitarse a partir del viernes 25 de julio en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) en Montevideo. “Esta muestra es la segunda individual y la primera retrospectiva en Uruguay, rinde tributo y celebra el legado artístico de uno de los creadores uruguayos con mayor reconocimiento internacional”, escribe Noguez. Curada por María Cristina Rossi, especialista en arte constructivo rioplatense y autora de una tesis doctoral sobre el tema, la exposición invita a recorrer la obra de Arden Quin, además de situar su producción en una trama que explora las diferentes agrupaciones que integró a través del tiempo.
Tanto Arden Quin como sus contemporáneos transformaron profundamente el panorama artístico de su época: cuestionaron las reglas dominantes y exploraron nuevas maneras de vincular el arte con el espacio. Sus investigaciones abrieron paso a un enfoque moderno que impactó no solo en las artes visuales, sino también en campos como el diseño y la arquitectura en la región. La muestra propone, además de una mirada individual sobre cada autor, una lectura que destaca cruces, afinidades y tensiones dentro del arte constructivo.
Antes de llegar al MNAV y pasar por el MACA, Carmelo Arden Quin. En la trama del arte constructivo viajó desde el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, donde se presentó por primera vez en 2022, hasta el Centro Cultural La Moneda en Santiago de Chile, que la recibió como parte de su programación.
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Un pedido especial
La muestra nació del deseo de Sofía Kunst, viuda del artista, quien pidió a Rossi que creara una muestra sobre la obra de Arden Quin. “La muestra supuso para mí una profundización del trabajo que ya había comenzado en la tesis. Yo conocí personalmente a Carmelo y participé en el proceso de inventario y catalogación de su archivo cuando fue traído desde Francia —donde vivió desde 1948 hasta su muerte— a América”, cuenta Rossi a Galería. Tras el fallecimiento de Kunst, el impulso fue retomado por Tencha de Sagastizabal, nuera de Kunst y legataria del archivo del artista. A partir de allí, hace unos cuatro años, y con la curaduría de Rossi, el proyecto comenzó a tomar forma.
El archivo fue un componente fundamental para la investigación y para la curaduría de la muestra. Ese vasto material permitió revisar no solo la trayectoria plástica del artista, sino también su faceta de poeta y de artista experimental, así como su rol como impulsor de grupos artísticos a lo largo de su vida. El resultado de ese trabajo es una exhibición que conecta distintos momentos, territorios y dimensiones de Carmelo Arden Quin, yendo más allá de una típica retrospectiva tradicional.
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Nicolás Vidal
En lugar de centrarse únicamente en el período de vanguardia de los años 40, que quizá es el punto más alto de su trayectoria, Rossi propone una mirada ampliada: desde su vínculo con el Taller Torres García y el arte concreto rioplatense hasta los grupos Madí en París, Arte Nuevo en Buenos Aires y finalmente el Arte Madí Internacional.
En cada destino de su itinerario, la exposición viró de acuerdo al lugar. “Fui ampliando la investigación dependiendo de dónde iba a estar la muestra, y así es que se adaptó a cada país”, comenta la curadora. En Chile, por ejemplo, se profundizó en el vínculo de Arden Quin con el país trasandino, que fue a través de un colega argentino, Godofredo Yomi, radicado allí. En el MACA, la muestra se adaptó a las posibilidades del espacio y a las colecciones disponibles en Uruguay. Aunque algunas obras del período Madí no pudieron llegar desde Argentina, el recorrido mantiene la densidad conceptual y visual de la propuesta original, y destaca los vínculos de Arden Quin con sus contemporáneos uruguayos. “En el caso de la exposición en Uruguay subrayo la presencia de los uruguayos Torres García, Rothfuss, Roitman y Gaudín”, comenta Rossi.
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Antes de exhibirse en el MNAV, a partir del 25 de julio, la muestra estuvo en el MACA hasta el 31 de mayo
Nicolás Vidal
Fronteras móviles y espíritu integrador
Hablar de Carmelo Arden Quin es hablar de movimiento. Movimiento geográfico, estético y de ideas. Su vida y su obra están marcadas por el cruce constante de fronteras, literales y simbólicas, que modelaron una mirada abierta, expansiva, profundamente conectada con su tiempo y sus contextos.
Nacido en Rivera, su infancia transcurrió del otro lado, en Sant’Ana do Livramento, Brasil. Esa permeabilidad fronteriza se transformaría, con los años, en una forma de habitar el arte.
En 1934 se instaló en Montevideo, donde entró en contacto con los debates artísticos que comenzaban a agitar el panorama regional, y con figuras clave como la de Torres García, cuyas ideas sobre arte constructivo marcaron profundamente. La búsqueda de unidad tonal, la importancia del trabajo colectivo, la experimentación con formas geométricas y la defensa de las ideas estéticas a través de manifiestos y revistas dejaron una huella que lo acompañaría durante toda su vida.
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Nicolás Vidal
Pero su horizonte no se limitó a Uruguay. Apenas cuatro años más tarde, en 1938, se trasladó a Buenos Aires, ciudad que se convertiría en un nodo clave de su red intelectual y artística. Allá empezó a tejer los lazos que darían forma a una verdadera constelación de artistas e intelectuales, red que inspira el nombre de la exhibición curada por Rossi.
Arden Quin no solo participó activamente en esa trama, sino que fue uno de sus impulsores más activos: su visión integradora, su voluntad de intercambio y su interés por articular lo plástico con lo literario, lo estético con lo político, lo regional con lo internacional, lo convirtieron en una figura bisagra dentro del arte moderno latinoamericano. Desde la frontera brasileña hasta las vanguardias europeas, desde los debates rioplatenses hasta las redes editoriales y expositivas del siglo XX, Arden Quin habitó una dimensión colectiva del arte, en la que el intercambio era tan importante como la forma.
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La curadora de la muestra María Cristina Rossi, especialista en arte constructivo rioplatense
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Dimensión colectiva
Hablar de Arden Quin también es traer a la revista Arturo, al Movimiento Arte Concreto Invención (MACI) y al movimiento Madí a la mesa. Fundada en 1944, Arturo fue una revista de una sola edición que funcionó como manifiesto experimental y semilla de lo que vendría después. Además de Arden Quin, en ella participaron otras figuras de peso, como Torres García, Rothfuss, Kosice, quienes pronto se agruparían bajo distintas siglas: el grupo MACI, en el que se encontraba Arden Quin antes de fundar Madí, y luego Madí como movimiento autónomo.
La propuesta Madí excedía la pintura: incluía escultura, poesía, música, arquitectura, diseño de muebles y juguetes. Su vocación era totalizante, pero también abierta al humor, a lo lúdico, a lo no literal. En los salones Madí se proponía una nueva forma de vida, en la que la creación era integral y el arte salía del marco para intervenir en todos los planos de la experiencia.
Este impulso innovador, que se gestó entre Montevideo y Buenos Aires, sigue resonando en la obra de artistas actuales, y recuerda que la vanguardia del siglo XX en el Río de la Plata no fue una mera imitación de las europeas, sino un conjunto de gestos originales y potentes, capaces de trazar caminos propios.