Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHace unos días, Yamandú Orsi dijo de nosotros que somos como los argentinos, pero menos intensos y dejó preparado el terreno para el debate acerca de la identidad nacional y el patriotismo. El primero en salirle al cruce fue el candidato colorado Andrés Ojeda diciendo que “nosotros somos uruguayos, bien uruguayos y orgullosos de ser uruguayos”.
La respuesta del colorado se enmarca en una tendencia que puede verse en los últimos años con respecto al uso del gentilicio “uruguayo” en sustitución de otro, mucho más arraigado en la conciencia colectiva, mucho más antiguo y, a mi juicio, bastante más representativo del sentir nacional, como es el término “oriental”.
El domingo 22 de setiembre se llevó a cabo en la Meseta de Artigas un homenaje al caudillo, conmemorando la fecha de su muerte un 23 de setiembre de 1850. El evento contó con caballadas y con la presencia del presidente de la República y el intendente de Paysandú, entre otras figuras. En sus respectivos discursos, tanto el intendente Nicolás Olivera como Lacalle Pou hicieron gran hincapié en el hecho de ser orientales, repitiendo el término varias veces y casi sin hacer mención a “los uruguayos” o “la uruguayés”, lo que me parece un acierto, ya que rescata el que es nuestro verdadero gentilicio histórico, el ser oriental.
Otro dato es que Lacalle Pou participó del evento acompañando una aparcería del departamento de Treinta y Tres, que lleva ese nombre en homenaje a los 33 orientales, no a los 33 uruguayos, lo que refuerza nuestra identidad oriental por encima de la uruguaya.
La tendencia general, sin embargo, va por otro camino. Hace un tiempo, tuve que cargar mi currículum a la página de la ANII llamada cvuy.uy, y cuando tuve que escribir mi nacionalidad puse, como estoy acostumbrado: “oriental”. El sistema no lo aceptó y me forzó a escribir, en cambio, “uruguayo”. Los documentos de identidad, con sus modernos chips, dicen “nacionalidad: uruguaya”, mientras que hace un tiempo una publicidad televisiva se atrevió a cambiar la icónica frase de Artigas diciendo “sean los uruguayos tan ilustrados como valientes”.
Esa es la tendencia, pero la frase original del prócer fue “sean los orientales tan ilustrados como valientes”, frase que, dicho sea de paso, está en la moneda de $ 10 original acuñada en el año 2000.
En 1829, la Comisión que redactó nuestra primera Constitución propuso para nuestro país el nombre de “Estado de Montevideo” y el diputado Gadea dijo que esa denominación no era representativa de todo el país y propuso que este país fuera el Estado Oriental, no solo porque éramos todos orientales desde antes, sino porque es nuestra ubicación geográfica en el mundo. Barreiro agregó que “orientales” habían sido los guerreros de Rincón, Sarandí e Ituzaingó y que debía ser honrada esa tradición.
En 1917, los proyectos de Horacio Jiménez de Aréchaga, Azarola y Frugoni-Mibelli coincidían en eliminar de la Constitución la palabra “oriental”, y, a pesar de eso, el adjetivo siguió presente en nuestra carta magna. En 1934, el constituyente Espalter insiste con la eliminación del término, sin éxito. Al día de hoy la denominación oficial del Estado es la República Oriental del Uruguay, haciendo de nosotros, los orientales.
Pero, además, dice el artículo 74 de la Constitución vigente que “son también ciudadanos naturales los hijos de padre o madre orientales”, de lo que se extrae que la nacionalidad es la oriental y no la uruguaya.
Por último, pero no menos importante, cada vez que vemos un partido de la selección e hinchamos patrióticamente por la Celeste, antes de comenzar el partido cantamos al unísono el himno nacional, primera arenga generalizada, cuya primera palabra en su primera estrofa nos convoca a todos y nos une como un solo pueblo; esa primera palabra del himno es nada más y nada menos que “Orientales”.
Yo no soy ni un argentino sin intensidad, ni tampoco soy uruguayo, yo soy un oriental.
Dr. Ismael D. Porta Cabrera