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Es fascinante la facultad de la razón, que muchas veces va contra nuestro primeros impulsos. Allí se juegan varias cosas, el instinto de supervivencia, el impulso supremo de reproducirse, etcétera. Pero si analizamos fríamente los resultados de la acción de la razón, por la disuasión nuclear no ha habido una guerra mundial desde 1950, y eso a pesar de la Guerra de Vietnam, la crisis de los cohetes en 1960 (según los expertos, el momento en que mayor fue el peligro en esta breve historia), los conflictos de Alemania hasta su reunificación y otros menores.
De ello deducimos que la bomba tiene ciertos efectos benéficos. Discutibles, eso sí, pero con un experimento mental podemos ver cómo la bomba pudo haber sido beneficiosa para muchos. Si conseguimos 20 años de disuasión, son 20 años de vida que ganó la humanidad. Como a esta no podemos preguntarle, le preguntamos a un ser humano cualquiera: ¿usted prefiere que el evento final sea antes o después? Todos querrán esos años de vida plus. La democracia es buena. Y lo anterior demuestra que la democracia es un bien social, pero su custodia está en manos de individuos.
La bomba es fruto de una época en la cual los conocimientos que eran necesarios para su construcción podían aplicarse a muchas otras áreas, y gracias a eso tenemos hoy internet, aviones buenos y baratos, aire acondicionado y Mc Donald‘s. La gran mayoría puede ir al cine, tener un coche y acceder a una vivienda, y a un poco de diversión .Y si todo eso no resulta satisfactorio, podríamos consultar a un psiquiatra.
Todo esto gracias a algo que es una novedad absoluta y un gran bien para la humanidad: la ciencia. La ciencia puede cambiar a la gente, dándole un rumbo y una ética. Puede cambiar el funcionamiento social, haciendo que seamos más desconfiados a la hora de otorgar poderes a un ególatra desenfrenado y que lo cuestionemos todo. Y esto nos incluye a nosotros mismos, manojos de ambiciones, sentido social, altruismo, vanidad. ¿Somos buenos o todo lo contrario?
Volviendo a la realidad, la ciencia ha impedido hasta ahora el fin de la humanidad, y tal vez pueda seguir haciéndolo en el futuro.
Si usted es pesimista, pregúntese por qué.
Alberto Magnone