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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáBúsqueda informa, a partir de la solicitud del expresidente Lacalle Pou, sobre el derecho que asiste a los exmandatarios a contar con cinco asistentes en comisión. Derecho que, como también se informa, Vázquez extendió a las viudas.
A partir de la publicación no he visto repercusión alguna. Es ante este silencio, quizás como unánime aprobación o por considerarse un tema menor, que quisiera compartir algunos comentarios.
Tiene sentido que quienes han desempeñado la presidencia, cuenten con apoyo una vez que abandonan el cargo. Tanto en su seguridad como en su agenda. No veo, en cambio, la pertinencia de incluir a las viudas en esta cobertura. Sin embargo, donde creo que más se violentan los principios de buena administración y austeridad republicana es en las dos dimensiones que esta asistencia prevé.
En primer lugar, el número: cinco asistentes. Parece una cantidad excesiva. Implica cargar al Estado para armar un staff que no se justifica. No se conocen ni horarios ni tareas de los funcionarios asignados. La otra dimensión sorprendente es la temporal. Se trata de asistentes vitalicios. Este derecho cesa ante la muerte del beneficiario. Creo que se debiera pensar en un lapso. Diez años, por ejemplo. Todo esto, se agrava ante el caso de las viudas, quienes ni siquiera inicialmente parecen merecer estas asistencias. Reitero: cinco asistentes de por vida.
La probidad en el manejo de los dineros públicos se debe expresar en las grandes y pequeñas cuestiones. Estas prebendas, con este diseño, parece que corresponden a monarcas del siglo XIX.
Atentamente.
Pablo Oroño