Mujica y la religión

Cuando era estudiante conocí la gayola de la dictadura, en unas noches sufrí la ansiedad de no saber por qué, de no saber si volvía, de que mis padres no me volvieran a ver. Me lo imagino a él, años encerrado; no pudo volver a ser normal.

Recemos por él, que yo volví hace 26 años de la muerte y sé que sí hay otra vida. Y quién sabe, capaz que antes de morir se arrepintió de sus errores y fue perdonado. Ojalá que la luz lo haya alcanzado y, como santa Teresa Stein, haya visto que “esto es la verdad”.

Después de morir, en el purgatorio, donde se repagan las maldades y los errores de esta vida, las oraciones nuestras se sienten como bálsamo para curar las heridas del alma, para disfrutar de la eternidad. Hermanos cristianos, católicos, ortodoxos, evangélicos, hebreos, recemos por él.

Ing. José Zorrilla