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    El retorno del título universitario: ingreso monetario es 40% mayor, aunque varía por sexo y carreras

    Una investigación académica calculó cuánto redituó desde la perspectiva laboral haber pasado por la Universidad de la República; constató que el origen socioeconómico del estudiante juega un rol determinante

    A pesar del aumento en la oferta de graduados de la Universidad de la República (Udelar), el retorno monetario bruto asociado a tener un título universitario registró una tendencia creciente desde fines de los años 90 y hasta el 2012, para luego estabilizarse en torno a 40% en años más recientes.

    Eso halló un estudio realizado por investigadoras del Instituto de Economía (Iecon) de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República (Udelar) que, al mismo tiempo, constató “importantes heterogeneidades” en los retornos asociados a ser un graduado universitario: son sistemáticamente superiores para los varones que para las mujeres —aunque la brecha se acortó para las generaciones más recientes—; son mayores dentro del sector privado que en el público; y resultan también más altos para los egresados de las carreras de Medicina, Ingeniería y Ciencias Económicas que para las otras.

    Por otro lado, el origen socioeconómico del estudiante juega un rol determinante y tienen menores retornos quienes provienen de liceos públicos, son primera generación universitaria o terminaron secundaria fuera de la capital.

    Muestra e inserción laboral

    El estudio, titulado Retornos económicos a la formación universitaria: un análisis de ingresos laborales en Uruguay, abarcó el período 1997-2022.

    Se basa en dos conjuntos de información utilizada bajo protocolos de confidencialidad. Por un lado, los datos provenientes de la Encuesta Continua de Hogares (ECH) —con información descriptiva del mercado laboral— realizada por el Instituto Nacional de Estadística. Por otro, las historias laborales del Banco de Previsión Social (que incluyen información mensual sobre remuneraciones), la información del Sistema de Gestión Administrativa de Enseñanza de la Udelar (que provee datos individuales sobre matriculación y egreso por carrera) y del Relevamiento Continuo de Estudiantes de Grado (con información socioeconómica) completado obligatoriamente por los estudiantes antes de su primer período de exámenes.

    La muestra —141.498 varones y 229.589 mujeres— estuvo compuesta por quienes ingresaron a la Udelar desde 1990 en adelante y que tuvieron al menos un registro de empleo formal entre 1997 y 2022. Al igual que para el análisis con la ECH, las investigadoras utilizan datos de individuos con entre 18 y 65 años de edad.

    En promedio, la cantidad de años que las personas de la muestra tienen en la universidad es de 10 (contados desde la inscripción a una carrera y sin contabilizar los que abandonaron), sin grandes diferencias por sexo.

    En las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocidas por la sigla del inglés STEM) se matriculó el 28% de los varones y solo el 13% de las mujeres; en la salud esta relación se invierte (16% y 29%, respectivamente). Las diferencias son menores en otras áreas: ciencias sociales (11% mujeres, 9% varones), artes y humanidades (10% y 7%) y ciencias de la naturaleza (3% y 7%). En economía y derecho, que tiene las mayores tasas de matriculación, la distribución es más equitativa: 35% de las mujeres y 33% de los varones.

    El número total de graduados ocupados en un empleo formal tuvo un crecimiento sostenido durante el período analizado por las economistas del Iecon “consistente con el incremento general de egresados universitarios en el país y sus altas tasas de empleo formal”.

    Los niveles de desempleo son menores para las personas de mayor nivel educativo, de en torno al 2% de la población activa al final del período (frente a una tasa cercana a 9% para el promedio de las personas de 18 a 65 años).

    Entre los trabajadores egresados de la universidad los niveles de formalidad laboral —es decir, que estaban inscriptos en la seguridad social— superaron el 95% en la mayor parte del período.

    Alrededor de 24% de los varones de la muestra tenían un puesto de trabajo en el sector público, un porcentaje que asciende a 32% en el caso de las mujeres. La experiencia acumulada promedio es similar entre ambos sexos, de alrededor de nueve años.

    Retornos educativos

    El ingreso mensual calculado en dólares para los trabajadores egresados universitarios era de US$ 2.243 entre los varones y de US$ 1.824 en el caso de las mujeres.

    En un análisis que abarcó de 1991 a 2022, el retorno promedio de un año adicional de educación formal tuvo una tendencia creciente hasta 2005-2006, seguida por una reducción que lo sitúa en 10% al final del período.

    Consistente con la literatura internacional, estos retornos son sistemáticamente mayores para las mujeres que para los varones.

    La prima de ingresos asociada al egreso universitario, en relación con el ingreso de quienes tienen solo educación primaria como máximo nivel educativo, aumentó durante los años 90 y principios de los 2000, para luego descender desde 2007-2008. Esta tendencia se estabilizó entre 2013-2014 y fue seguida por una nueva reducción hacia el final del período, donde mantenían una diferencia promedio superior al 120%.

    El estudio también consideró la interacción entre la experiencia laboral y los retornos monetarios al egreso de la Udelar. Estos aumentaron “significativamente” durante los primeros años de inserción en el mercado de trabajo y luego se registró una fase de estabilidad de entre cinco y 10 años para ambos sexos. Posteriormente, emergió una divergencia: los retornos masculinos continuaron creciendo, en tanto que los femeninos se estancaron.

    Las carreras con menos y más retorno

    Verónica Amarante, Paula Carrasco, María Eugenia Echeberría, Noemí Katzkowicz y Martina Querejeta, las autoras, también analizaron los retornos económicos que les dio a quienes obtuvieron los títulos de grado en la Udelar en las distintas carreras.

    Bellas Artes y Odontología presentaron los retornos más bajos, comparando egresados con estudiantes que aún no completan sus estudios. En el otro extremo, los retornos más altos se vieron entre los graduados de la Facultad de Medicina (82%), seguida por los de Agronomía, Ingeniería y Ciencias Económicas y de Administración, con primas de ingresos de 54%-50% asociada a la titulación.

    Los retornos son por lo general mayores para los varones, aunque en Ingeniería y en Economía las diferencias por sexo fueron poco significativas. El estudio también señaló como “excepciones notables” a las facultades de Química y de Ciencias Sociales y el Instituto Superior de Educación Física, donde las mujeres obtienen mayores retornos.

    El análisis de retornos educativos por servicio universitario y edad se basa en estimaciones separadas para tres grupos etarios: 18 a 35, 36 a 50 y 51 a 65 años. El grupo intermedio (36-50 años) es el que registró los más altos en la mayoría de las carreras. “Este patrón es particularmente pronunciado en Facultad de Medicina, donde los profesionales de este grupo etario obtienen retornos superiores al 100%, seguidos por el grupo de 51-65 años, mientras que los médicos más jóvenes presentan los retornos más bajos”, remarcan las investigadoras.

    Los egresados empleados en el sector privado obtienen mayores retornos para la mayoría de los servicios universitarios, una diferencia que es particularmente elevada en la Facultad de Medicina: son superiores al 70% en el área privada y “apenas alcanzan” al 10% en la pública, siempre en comparación con quienes no completaron sus estudios. En Ingeniería, Ciencias Económicas y Química el patrón es similar, aunque menos pronunciado: sus egresados en el sector privado reciben una prima salarial cercana al 50%, en tanto que en el sector público los retornos oscilan entre 16% y 30%.

    El rol del contexto

    Los retornos educativos varían según el origen socioeconómico de los egresados. Ese análisis consideró tres dimensiones: tipo de institución donde se completó la educación media superior (pública o privada); región geográfica donde culminaron secundaria (Montevideo o interior) y nivel educativo de los padres (universitarios o no).

    “Los resultados muestran sistemáticamente menores retornos salariales para quienes provienen de liceos públicos, son primera generación universitaria en su familia, o completaron secundaria fuera de Montevideo, en comparación con egresados de liceos privados, hijos de universitarios, o que culminaron secundaria en Montevideo, respectivamente. Esta desigualdad en los retornos se profundiza por género: las mujeres obtienen menores retornos salariales que los varones en todos los subgrupos analizados”, sentencian las investigadoras del Iecon.

    Sostienen, como reflexiones finales a partir de su investigación, que el mercado laboral uruguayo valora positivamente el tránsito por la universidad, incluso antes de la obtención del título. “La formación universitaria desarrolla competencias y conocimientos valorados por los empleadores independientemente de la credencial final, lo que resalta la importancia de facilitar el acceso a la educación superior como mecanismo de movilidad social, aun cuando no todos los estudiantes logren completar sus estudios”, señalan.

    Los “altos y estables retornos promedio sugieren que la inversión en educación universitaria sigue siendo altamente rentable desde una perspectiva individual y social. Sin embargo —agregan—, las persistentes desigualdades por género y origen socioeconómico indican la necesidad de políticas complementarias que aborden las barreras que enfrentan estos grupos tanto en el acceso a la educación superior como en su posterior inserción” laboral.