Según un nuevo documento de trabajo elaborado por economistas del Banco Central (BCU) que analizó el mercado de crédito uruguayo entre marzo de 2012 y diciembre de 2024, la proporción de préstamos con tasas iguales al tope establecido por la Ley de Tasas de Interés y Usura (18.212), en ese lapso, fue de 7,9% y representó 6,0% del capital total prestado.
Dicho de otro modo, más de nueve de cada 10 operaciones crediticias se otorgaron a tasas inferiores al nivel de usura y, en promedio, se ubicaron casi un 32% por debajo del límite permitido. Los autores —Luis Rodrigo Arnabal y Santiago Taroco— acotan que esa es una “estimación conservadora”, ya que se basa en tasas contractuales y no implícitas, que considerarían también comisiones y otros cargos según lo establecido en la normativa vigente.
Los topes de usura —determinados en función del promedio ponderado por capital y plazo de las tasas de interés aplicadas a los créditos otorgados durante los últimos tres meses— siguieron, en los 16 años analizados, una tendencia levemente creciente para los préstamos en pesos y decreciente en dólares, para personas físicas y empresas, con la excepción del período de la pandemia.
Basado en datos que recogen todas las operaciones crediticias informadas por las instituciones financieras al BCU, el estudio determinó que el 92,1% se otorgaron a tasas inferiores al tope legal; esos créditos representaron el 94,0% del capital prestado en el período.
Si bien la mayoría de las operaciones se mantienen por debajo del tope legal, el análisis constató diferencias importantes entre los distintos segmentos.
Los destinados a financiar el consumo fueron los que presentaron una mayor cercanía al límite regulatorio. En este segmento, el 6,8% de las operaciones —6,1% del capital prestado— se ubicó en el tope legal.
A su vez, las empresas administradoras de crédito tuvieron una mayor proporción de operaciones en el tope (13,4%), en comparación con bancos y cooperativas financieras (4,0%).
Los créditos amortizables y los de tarjetas de crédito presentaron, en promedio, las tasas más elevadas. “Especial atención merecen los sobregiros, en los que el 13,6% de las operaciones y el 31,1% del capital se ubicaron en el máximo legal”, señala el documento de trabajo del BCU. A pesar de estos porcentajes, las tasas promedio para este segmento fueron un 31,3% inferiores al tope permitido.
En contraste, el crédito para vivienda mostró “muy baja incidencia” de operaciones en el tope legal —el 0,27%, que significaron el 0,1% del capital—, subraya el estudio. Este segmento es, además, el que se encuentra más alejado del tope legal, con tasas que promediaron un 34% por debajo de ese umbral.
El segmento de empresas
En cuanto al financiamiento a empresas, el 20,9% de las operaciones se otorgó a tasas en el tope legal; representaron el 6,1% del capital. En este segmento también se destacan los sobregiros, que concentraron el 33,4% de los préstamos y el 15,0% del capital financiado a tasas en el límite de usura. En promedio, las tasas para empresas se situaron un 24,6% por debajo de ese tope.
Por tamaño de empresa, las más pequeñas enfrentaron tasas más elevadas que las demás, en promedio.
A la vez, por sector de actividad, el de servicios registró el mayor porcentaje de créditos con tasas en el tope legal (28,0%), mientras que el agropecuario tuvo la menor participación (17,6%).
Por otro lado, como complemento, el estudio calculó una medida de distancia relativa entre la tasa contractual de cada operación y el tope correspondiente. Mostró que, en promedio, las tasas aplicadas representaron el 68,1% del máximo legal, es decir, se ubicaron a una distancia de 31,9% por debajo del límite de usura.
Esa brecha respecto del tope varía según el destino del crédito: los hipotecarios registran la mayor distancia (34,0%), en contraste con los créditos de consumo y a empresas, cuyas tasas se situaron, también en promedio, un 31,3% y 24,6% por debajo del tope, respectivamente.
Según el BCU, estos hallazgos “resultan fundamentales para realizar una evaluación informada y precisa de las políticas regulatorias vigentes y su impacto en el funcionamiento del mercado crediticio”.
Tasas altas y democratización del crédito
El promedio del tope legal de tasas de interés para los créditos al consumo en pesos sin autorización de descuento alcanzó un valor cercano a 140% hacia 2020, y luego se estabilizó en niveles próximos al 100% hacia 2024 (aquellos con autorización de descuento oscilaron en todo el período analizado en torno al 35% y 40%).
Para el presidente del BCU, Guillermo Tolosa, las tasas de interés en moneda nacional son “muy altas en la comparación internacional y son muy altas dado lo que son los niveles de inflación actual” en Uruguay, en parte, porque las expectativas de inflación “todavía están desancladas y las expectativas alimentan tasas de interés más altas”. Según dijo ese jerarca en una entrevista con Búsqueda en abril, “en la medida que vamos a trabajar de forma muy decisiva por reducir las expectativas de inflación”, se espera que las tasas en pesos “empiecen a caer de una forma bastante más pronunciada de lo que lo han venido haciendo”.
Tolosa llamó a “ampliar la mirada y entender que esto es un problema puntual de cierto segmento y que hay otros uruguayos que no acceden a suficiente crédito. Por ejemplo, a préstamos hipotecarios, somos de los más bajos del mundo emergente, préstamos universitarios para quienes quieren tener una carrera estudiantil, préstamos para las pymes (pequeñas y medianas empresas), para que haya más competencia, para que haya más acceso a los proyectos de los uruguayos, sobre todo de los más vulnerables y que no tienen el privilegio de una herencia o de un regalo para hacerse una casa. Al final, el crédito es la herramienta más democratizadora de igualación de oportunidades para quienes no tienen un contexto privilegiado”.