Butifarra
Es un embutido de carne de cerdo picada y condimentada. Tiene la forma de una salchicha larga y se hace a la parrilla o al horno. No se parece en nada al embutido blanco que llamamos butifarra en Uruguay.
Calçot
(Se pronuncia calsot). A medio camino entre una cebolla de verdeo y un puerro, este vegetal se cocina sobre una teja en el fuego. Comerlo es todo un arte (con babero y guantes incluidos). Se quita la parte chamuscada de fuera y se moja el interior tierno en una salsa romesco hecha con tomate, ñoras —un tipo de morrón secado al sol—, ajo y almendras. Se suele acompañar con butifarra, carnes y vegetales a la parrilla. Las reuniones sociales para cocinarlas y comerlas se llaman “calçotadas” y son el equivalente a los asados en Uruguay con amigos y familia. La temporada de calçots va de diciembre a abril. Imperdible si se está en Cataluña por esas fechas.
Cap i pota
Es como el guiso de mondongo que se come en Uruguay (en Madrid se llama callos) pero, en lugar de usar la tripa de la vaca, incluyen el hocico sin hueso y la pata como ingredientes principales. Combustible puro para el organismo en los días de invierno que solo se encuentra en restaurantes de cocina tradicional.
Coca
En Cataluña, la palabra coca no remite ni a bebidas gaseosas ni a plantas psicoactivas. Aquí, la coca es un pan plano, primo lejano de la focaccia italiana, que puede presentarse en versión dulce o salada. Su base es sencilla —harina, agua, levadura y aceite de oliva—, pero lo que la define es lo que se le pone encima. Está en las celebraciones más tradicionales, como la noche de Sant Joan, cuando se disfruta una versión dulce coronada con frutas escarchadas y piñones. Pero también brilla en su formato salado, más rústico y sabroso, con verduras asadas, embutidos, sardina o anchoas.
Cava
Sinónimo de celebración, este vino espumoso se produce con el método champenoise, que consiste en una segunda fermentación en botella. Aunque su Denominación de Origen Protegida (DOP) abarca diversas zonas de España, su origen y núcleo de producción está en la zona del Penedès, concretamente, en el municipio de Sant Sadurní d’Anoia, donde se elaboraron las primeras botellas en 1872. A media hora de Barcelona, este pueblo acoge las bodegas de los principales elaboradores, entre ellos, Codorníu, Freixenet, Gramona y Juvé & Camps y Canals & Munné. Visita obligada.
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Crema catalana
Postre tradicional con una textura cremosa y capa crocante de azúcar quemado. Se prepara con yemas de huevo, leche, azúcar, almidón, canela y cáscaras de limón infusionadas. A diferencia de la crème brûlée francesa, que utiliza crema y se termina al horno, la crema catalana lleva leche y se espesa directamente en la olla. No debe confundirse con la crema pastelera, que es más espesa y se usa como relleno.
Escudella i carn d'olla
La comida de Navidad en Cataluña es este puchero que ayuda a calentar el cuerpo. Sus orígenes son humildes, pero se come en todas las casas catalanas. Se sirve en dos tiempos: primero, una sopa bien sabrosa con fideos o galets (una pasta con forma de caracola enorme, típica de Navidad), verduras, legumbres y pilotes (albóndigas caseras); y después, toda la carne y los embutidos que dieron sabor al caldo. Aunque se come todo el invierno, el 25 de diciembre es su gran día, cuando los galets se rellenan con las bolas de carne picada para darle un toque aún más especial.
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Escalivada, empedrat y esqueixada
Forman la santa trilogía de las ensaladas catalanas. La escalivada se elabora con la pulpa suave de morrones rojos, cebollas y berenjenas asadas, a las que se les quita la piel chamuscada por el calor del fuego. Se sirve templada o fría, acompaña carnes y quesos, y en una tostada con un buen chorro de aceite sabe a gloria bendita. El empedrat, un clásico del verano, lleva porotos blancos con bacalao desmigado, huevo duro, tomate, cebolla, morrones y aceitunas. Por último, la esqueixada es una ensalada fresca con bacalao desalado y desmenuzado a mano, tomate, cebolla y aceitunas negras (de lata, no, por favor); una opción ligera y habitual para entrantes o cenas.
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Fuet
El favorito de Eva Longoria. Y de los catalanes, claro. La actriz norteamericana, que está grabando un programa sobre gastronomía española para CNN, confesó que no puede vivir sin este embutido típico de Cataluña. Delgado y alargado, hecho principalmente con carne magra de cerdo y panceta, es un snack habitual en las casas catalanas. Es parecido a la longaniza uruguaya, aunque más compacto y estrecho. Se come en finas rodajas casi siempre acompañado con pan con tomate y es ficha irremplazable de toda picada.
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Habas a la catalana con menta
Este plato combina habas frescas con embutidos como la panceta y la butifarra negra (pariente lejana de la morcilla) y el toque aromático que aporta la menta fresca. Es un plato típico de fines de invierno cuando es temporada de habas.
Mel i mató
Juega en la misma liga que la crema catalana. Tan sencillo como popular, este postre combina miel con mató, un queso fresco cremoso y sin sal similar al requesón. En ocasiones se añade por encima un puñado de nueces.
Pa amb tomàquet
La esencia catalana en un simple trozo de pan que no es tan simple. Aquí, el tomate no se corta, ni se pica ni se ralla, se refriega con ganas sobre una generosa rodaja de pan rústico recién tostado y se sazona con aceite de oliva y sal. No cualquier tomate sirve: tiene que ser de colgar (viene en ramilletes), porque aguanta firme sin deshacerse sobre el pan. Se come tal cual o se acompaña con embutidos, quesos, escalivada, anchoas o, por qué no, un omelette suave y jugoso. El nombre es “pan con tomate” en catalán y se pronuncia pantumaca.
Panellets
Estos bocados redondos de mazapán y cubiertos de piñones son los protagonistas de la festividad de Todos los Santos en Cataluña, que es el 1º de noviembre. Se comen, además de las castañas y los boniatos asados, como parte de una tradición que marca el otoño y en la jornada previa al Día de los Difuntos.
Priorat
Es una de las zonas vitivinícolas más prestigiosas de Cataluña y la segunda Denominación de Origen Calificada (DOCa) de España, después de Rioja. Está al sur de Cataluña, entre montañas y suelos de pizarra que dan tintos potentes, con carácter. Garnacha y cariñena mandan, aunque se mezclan con variedades como syrah o cabernet. Forma parte de las 12 denominaciones de origen catalanas, junto con nombres como Penedès, Montsant o Terra Alta y la reconocida DO Cava.
Samfaina
Es la prima catalana del pisto manchego y el ratatouille francés. Lleva berenjena y zucchini, morrones, cebolla, ajo y tomate cocinados lentamente en aceite de oliva. Cada casa tiene su forma de prepararla, pero la esencia es siempre la misma: un salteado de verduras bien hecho, ideal para comer solo o acompañando carnes, pescados o pasta. En su versión más clásica, se sirve con bacalao o pollo.
Suquet de peix
Es un guiso de pescado típico de la costa catalana, nacido a bordo de los barcos como comida de pescadores. Se preparaba con el pescado más difícil de vender y se cocinaba en un caldo sabroso con tomate, papa y, para dar cuerpo, una mezcla triturada de ajo, perejil, almendras o avellanas (a la que se le llama picada). Con el tiempo, se sofisticó y hoy en muchos restaurantes de la Costa Brava se sirve con piezas como rape, dorada, mero, gambas o almejas. Pero sigue manteniendo la esencia de una receta sencilla, con profundo sabor a mar.
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Xuxo
El mediático chef español José Andrés, residente en Estados Unidos, puso el xuxo en el mapa internacional, pero este dulce de Girona ya era una estrella local. Se lo conoce como el churro catalán y está inspirado en la pastelería francesa. Es un bollo alargado de masa fina, frito hasta quedar crujiente, relleno de crema pastelera y rematado con una lluvia de azúcar impalpable que redondea un bocado para amantes del dulce.