¿Qué aprendió siendo el más pequeño de siete hermanos?
Edad: 38 • Ocupación: Chef • Señas Particulares: tiene siete hermanos; fue entrenador de hockey; le molesta la palabra gourmet; le gusta que las cosas estén alineadas, apunten hacia el mismo lado y tengan la misma distancia entre ellas
¿Qué aprendió siendo el más pequeño de siete hermanos?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMe ayudó a tomar muchos atajos. Cosas que les tocaron a mis hermanos yo no las tuve que vivir porque cuando me tocaron, mis padres ya estaban curados de espanto. Salí a bailar mucho antes que ellos. Me crie con muchos ejemplos, eso me despertó el tema de poder tomar decisiones. Soy muy analítico y debo haberlo sido desde niño. Uno de mis hermanos es profesor de Educación Física. De chico estaba muy metido en todo el mundo físico y me inscribí para estudiar para profesor, pero veía a mi hermano que trabajaba un montón, le costaba mucho ganarse el mango y al ver eso di lo de ser profe de baja y ahí me enfoqué en la gastronomía, que no hay mucha diferencia con eso, sobre todo al principio, pero lo disfruté de otra manera.
¿De dónde viene su gusto por la gastronomía?
La gente suele decir que nació de su abuela, con la que siempre hacía pasta o algo similar. Yo no tengo esa historia romántica. En casa éramos tantos que siempre tuvimos que hacer cosas. Si no te tocaba lavar, te tocaba ayudar a cocinar; para mí, fue siempre una cuestión natural el hecho de estar ligado a la cocina, y, sobre todo, tengo muy lindos recuerdos de mesas llenas de variedad de comida. Éramos nueve y siempre había algún agregado. Para hacer milanesa con puré tenías que hacer mucha milanesa y mucho puré, entonces en mi casa había variedad, un poco de milanesas, un poco de puré, ensaladas, choclo, berenjena, por una cuestión también de economía. Se daba mucho el partir y compartir, no te agarrabas una milanesa entera, te llegaba en mitades, e ibas de a media milanesa.
¿Qué quería lograr cuando comenzó en la gastronomía?
Independencia en general. Tengo el concepto de libertad muy presente. Si bien empecé chico a trabajar haciendo cosas como repartir diarios, a los 15 comencé a recibir un sueldo como entrenador de hockey que me permitía hacer mis cosas y me di cuenta de que me encantaba.
¿Era maduro para la edad?
Cuando terminé la secundaria lo que quería era estudiar algo que no fuera muy complejo y tuviera una rápida salida laboral. Mis hermanos estaban estudiando carreras largas y tenían muy poca independencia. Fue una cuestión pragmática. Dije: “Voy a estudiar cocina porque sé que puedo salir a trabajar rápido”. Soy ansioso, entonces, tras que era una carrera corta, porque duraba dos años, al segundo mes de estudio ya empecé a trabajar en el rubro. Pensé que si no me gustaba, prefería descubrirlo al principio que al terminar.
No teme al cambio, ¿cierto?
Está el miedo, pero sé cómo convivir con él. Si sé que no soy una persona que va a estar quieta y estable, lo primero que tengo que hacer es hacerme amigo del cambio.
¿Cómo cambió su carrera comenzar a trabajar con Francis Mallmann?
Es casi una historia paralela. Mientras estudiaba, hice una pasantía en uno de sus restaurantes y se armó un grupo muy lindo, quedé conectado y cada vez que tenían evento iba de ayudante. Luego me convocaron para trabajar en un restaurante en la montaña en Mendoza y la segunda temporada quedé como segundo a cargo. Cuando me estaba por ir, porque sentía que ya había cumplido mi ciclo, me convocó para trabajar en el restaurante de Bodega Garzón y acepté. Una vez que estaba con mi valija de verano acá, me dijo que iba a estar como jefe de cocina y me quedé y no me volví a ir. Esto fue en el 2015, en octubre van a hacer 10 años desde que vine de Mendoza a Uruguay.
¿Qué lo llevó a echar raíces en Punta del Este?
Me gustan los lugares tranquilos. Uno de mis mejores momentos en Mendoza fue trabajar en el restaurante de la montaña de Mallmann. Vivía en la montaña, literal, y estaba feliz. Hice cuatro temporadas en Europa en lugares supertranquilos y lo que me pasó con Uruguay es que me cautivaron muchas cosas. Mi novia es mendocina y hace muchos años trabaja para el equipo de Mallmann. Tengo a Sara, una hija del corazón y del alma que es hija de mi novia, y ahora una bebita que se llama Lisa, entonces está todo muy armado acá. Estoy con Mesa Redonda (servicio de catering y experiencias), con el proyecto de empanadas en Rizar. Se fueron gestando un montón de cosas que me gustan. Disfruto poder ir eligiendo mi propia aventura. Obviamente extraño cosas de Mendoza, amistades, familia, cosas normales.
¿Se considera religioso o espiritual?
Religioso nada; ni siquiera convivo bien con la situación. No me cierra, no lo juzgo tampoco, me parece perfecto que la gente elija. De hecho, tengo una hermana que es monja. Mis padres tomaron la decisión de no bautizarnos y que cuando fuéramos grandes eligiéramos lo que quisiéramos. Tampoco soy una persona netamente espiritual. Me dan bastante vergüenza los retiros, la cuestión de la ronda y agarrarse la manos. No hago “om” ni saludo al Sol. A veces mi espiritualidad es estar sentado un rato mirando cómo se mueven las florcitas.
¿Es un jefe exigente?
Soy tranquilo pero no bobo. Me hago entender sobre qué es lo que quiero, soy preciso y puntual. Estoy 90% tranquilo y 10% alerta; esta alerta puede terminar en un comentario cortante, pero que automáticamente pone todo en su lugar. Soy positivo. Siento, y por suerte me lo dice la gente que trabaja conmigo, que soy un buen líder. Me surge naturalmente remarcar las cosas buenas y lo que sale mal, trabajarlo desde la corrección y explicando el porqué. Me preocupa que la gente esté bien, sin entrar a ser el líder psicólogo.