"Perfecto"
Una hora después del accidente de Abdala, Astesiano le escribió al secretario privado de Lacalle Pou, Nicolás Martínez, para contarle la noticia, que todavía no estaba en los portales.
—Qué dice, Fibra. ¿Eso fue ahora? ¿Chocó este? ¿Mamado? —preguntó Martínez.
—Sí, ahora, estoy para que le hagan espirometría ya.
Tres minutos más tarde, le informó que la espirometría había dado 1,53 gramos.
—Está en el horno —escribió Martínez.
—Nico, ahora llegó el tiempo de nosotros de matarlo. Hay que matarlo. Que se pongan las pilas ahí, hay que matarlo a este hijo de puta —escribió Astesiano, pero no recibió respuesta del secretario del presidente.
En paralelo, según recoge el libro, el jefe de la custodia hablaba con otras personas sobre el tema. Chateaba con el entonces subdirector administrativo de la Policía, Héctor Ferreira, y con otro secretario privado del presidente, Homero Gadea.
Ferreira le pasó las primeras fotos que la policía tomó del accidente. Tres horas después del choque múltiple, Gadea le envió al custodio un link a una nota de Telemundo sobre el accidente. Y Astesiano le respondió: “Ya le pasé todo al presidente, me enteré porque justo estaban las cámaras. Cuando empezaron a bajar del CCU (Centro de Comando Unificado), cámaras, todo, le pasé todo enseguida a aquel”.
El día después del accidente, el 5 de febrero, Astesiano compartió con el entonces subdirector ejecutivo de la Policía, Jorge Berriel, cuatro capturas de pantalla y un archivo MP4, material sacado de las cámaras del sistema de monitoreo policial. Eran imágenes del recorrido que había hecho Abdala en su auto antes del accidente.
El custodio le dijo a Berriel, uno de sus principales contactos en la jerarquía policial, que el lugar en el que había parado Abdala a las seis de la mañana tenía “pinta de boca”. Era un autoservicio ubicado en Juncal y Cerrito, cerca de la sede del Ministerio de Trabajo.
—Estuvo dos veces ahí (…), va a las seis y pico de la mañana, y después vuelve a las cuatro y pico de la tarde. Para mí que ahí compra cerveza, viste que se la da al acompañante, sube una bolsita blanca por el lado del acompañante —dijo Astesiano.
—¿Anduvo visitando bocas también? —respondió Berriel.
—Ahí estuvo dos veces. La (foto en la) que va caminando es de la mañana temprano y la que está el video borroso es de las cuatro y pico de la tarde, lo que pasa es que el sol jode la cámara. Viste que sube una bolsita por el lado del acompañante, se la da al acompañante. Y a las dos horas se produce el choque.
El tema no quedó ahí. El 10 de febrero, Astesiano escribió un mensaje por WhatsApp al subdirector de la Dgrtid, Óscar Sosa. “Qué tal cómo está. ¿Cuándo piensa que puede tener una reunión conmigo en Suárez? Tema hablado con el presidente”, le dijo.
Sosa le respondió que estaba en cuarentena porque su esposa había dado positivo de Covid-19. “No sé cuál es la urgencia de la reunión. Porque si es urgente veo con el director (de la Dgrtid, Alfredo Rodríguez) de que alguien vaya a reunirse”, añadió.
Astesiano le contestó por mensaje de audio: “No es urgente total, pero tiene una cierta urgencia… Igual podemos esperarlo. O puede ir un oficial también mañana a reunirse conmigo. Es por una inquietud que tenemos con el presidente y se la queremos plantear a usted en forma privada”. Y agregó después en otro mensaje: “No es personal mío, sino un tema que le preocupa al presidente. Por eso la reunión en Suárez”.
El dos de la unidad antidrogas respondió que designaría el tema a alguien de su unidad. La reunión quedó pactada para el día siguiente, a las 11 de la mañana. El oficial asignado debía ir a Suárez y Reyes y decir que era una reunión con Astesiano en “Suárez Chico”, instruyó el jefe de la custodia.
—¿Sería solo con usted la reunión? —consultó Sosa.
—Sí, ahí mostraré preocupación. El presidente anda ahí, puede ingresar a la misma —respondió Astesiano.
Con la reunión agendada, a la mañana de ese 11 de febrero, el custodio del presidente contactó a Daniel Fernández, exchofer de Lacalle Pou e intendente de la Residencia de Suárez y Reyes desde que asumió el cargo.
—Dani, tengo un par de reuniones en Suárez Chico. Quiero ver si puedo usar la oficina tuya, porque tengo una reunión con el jefe de Drogas, el jefe de Narcóticos.
—Ningún problema. Hacé de cuenta que es tuya, Ale. Metete y usá todo lo que quieras.
—Dale, porque estamos haciendo una investigación por el tema Abdala, viste. Y tengo una reunión con el loco ahora a las once, más o menos. Y a las once menos veinte con gente de Científica.
—Tranquilo. Es tuya, jeje. Abrazo grande.
Las gestiones lideradas por Astesiano tuvieron efectos inmediatos. El aparato de represión policial comenzó a actuar a partir de sus pedidos. El 16 de febrero, cinco días después de las reuniones en Suárez Chico, el custodio recibió un mensaje del comisario de la Brigada Antidrogas de Montevideo, Rafael Alen.
—Buenas tardes, señor. Me comentaron mis compañeros el procedimiento. Ya realicé actuaciones y me pongo a su disposición.
—Qué tal, comisario, un gusto. Justo en este momento estoy con el presidente. Si tiene novedad de eso, y no es molestia, nos interesaría saber. No queremos que lo tomen por el lado político. Solo saber si ahí es una venta de droga, nada más —respondió Astesiano.
El comisario detalló el trabajo que desarrolló la policía hasta ese momento. Ingresaron al sistema de gestión la “novedad correspondiente” con un “mínimo de información”, solicitaron a Fiscalía “videovigilancia” sobre el comercio que había visitado Abdala y la Dirección de Videovigilancia, Analítica y Relevamiento Urbano (Divaru) del Ministerio del Interior dejó una cámara “con el objetivo dirigido” hacia el almacén de Juncal y Cerrito, para “poder detectar la venta” de drogas.
“Con la salvedad del caso, porque es un comercio, pero según el perfil de las personas que concurren se puede identificar la venta de sustancias estupefacientes, como también la clase de esta. Si son consumidores van a estar mal entrazados. Si es cocaína van a tener una presencia distinta. Sin lugar a dudas vamos a realizar las tareas de investigación atinentes a una boca de venta de estupefacientes, sin ningún tipo de excepcionalidad”, explicó el policía.
Astesiano le agradeció el reporte.
Un minuto después, el custodio presidencial compartió con el comisario Alen una captura de pantalla de la conversación que tenía en ese momento con Lacalle Pou.
La captura de pantalla muestra que Astesiano le reenvió al presidente el reporte que le mandó un minuto antes Alen. Lacalle Pou respondió: “Perfecto”.
—A usted solo le paso. Vamos en un helicóptero, no se escucha nada. Le pasé su informe —le dijo Astesiano. Ese 16 de febrero Lacalle Pou viajó a La Charqueada en helicóptero para participar en la inauguración de las obras del puente entre Treinta y Tres y Rocha.
—Impecable —contestó Alen.
La Policía siguió su trabajo, aunque el resultado no fue el esperado por Astesiano. El 15 de marzo, Alen volvió a escribirle a Astesiano con novedades. “Buenas tardes. Disculpe la molestia. Las vigilancias de video y personales no nos dieron positivo a la existencia de una boca en el mencionado lugar (Juncal y Cerrito)”, dijo.
Astesiano le respondió que ya sabía el resultado de la investigación porque lo había llamado “el jefe de Policía”.
“Cuando usted quiera le doy el documento o me quedo a su disposición. Si el jefe dispuso esta comunicación”, retrucó Alen.
Astesiano propuso reunirse al día siguiente, en la residencia de Suárez, a las 9.30. Alen no esperó y le mandó el informe policial completo en formato PDF.
El documento tenía fecha 11 de marzo de 2022 y estaba dirigido al jefe de Policía de Montevideo, Mario D´Elía, y su autor era el comisario Alen. Ni las cámaras, ni la “vigilancia discreta” del personal de drogas habían permitido conseguir pruebas que dieran lugar a la sospecha de que se trataba de una boca de expendio de drogas. “En el lapso transcurrido no se registró asistencia de personas con apariencia de consumidores, solo se registra afluencia de personas debido a la venta natural de un comercio de ese estilo, aumentado debido a la existencia de un edificio donde se encuentra una oficina pública (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social), que presente gran afluencia de público, siendo el lugar más cercano, este sitio”, dice el documento.
Citaciones
Después de que la diaria informó, en febrero del 2023, un año después del accidente, sobre la existencia de los intercambios entre Astesiano con Martínez y con Berriel, el tema despertó preocupación a nivel político, recuerda el libro, que edita Random House y está a la venta desde el jueves 6 en librerías. La fiscal que investigaba a Astesiano en aquel momento, Gabriela Fossati, citó a declarar a Marcelo Abdala y a Nicolás Martínez para el jueves 9 de febrero de 2023. Al día siguiente, la fiscal adelantó que no encontró ninguna evidencia de posibles delitos en la denuncia que había presentado Abdala. “Se pudo comprobar que a partir del hecho concreto [el accidente], luego se emitió alguna información y se observaron esas cámaras. Si eso es o no es ilícito, hasta ahora no tengo evidencia para asegurar que es ilícito”, declaró Fossati tras la audiencia.
Sabrina Flores, la reemplazante de Fossati, quien dejó la Fiscalía de manera polémica, avanzó en varias líneas de investigación que su antecesora consideraba secundarias o cerradas. El comisario Alen y Sosa, subdirector de la Brigada Antinarcóticos que gestionó la primera reunión con Astesiano, declararon en abril.
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Presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, antes de ingresar a Fiscalía
@adhoc Javier Calvelo