• Cotizaciones
    sábado 31 de agosto de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Respuesta a un pesimista

    Nuestros partidos políticos siguen siendo mejores compitiendo que gobernando, buscando votos que haciendo políticas públicas

    Columnista de Búsqueda

    La semana pasada, Gabriel Pereyra escribió un texto tremendo, de esos que obligan a la reflexión.1 Gabriel se pregunta por qué este país no logra resolver una lista larga de problemas, como la fragmentación social, la pobreza infantil, el fracaso educativo, el desastre de las cárceles y la inseguridad crónica. No hace falta suscribir ni el tono de su columna, ni sus juicios de valor sobre la “clase política” ni su explícito sesgo pesimista, para admitir que todos esos problemas son realmente muy graves. Gabriel se pregunta, y nos pregunta, por qué no los encaramos de una buena vez. No tengo una respuesta. Sospecho que cada uno de ellos merece un análisis específico y muchos matices. En casi todos estos asuntos hay antecedentes valiosos y algunos esfuerzos encomiables. Pero la provocación de Gabriel es muy bienvenida, y me estimula a compartir algunas reflexiones.

    Lo primero que quiero decir es que Gabriel Pereyra no está solo. Somos muchos los que pensamos que nuestro país enfrenta una serie de desafíos que merecen ser abordados con más decisión y otro sentido de urgencia. Reclaman cambios los frenteamplistas, desde luego. Pero no son pocos los que reclaman pisar el acelerador de las reformas en filas de la coalición de gobierno (el más claro, desde este punto de vista, es Pedro Bordaberry). Asimismo, reclaman cambios empresarios y sindicalistas, académicos y expertos.2 Por cierto, aunque pueda haber coincidencias en algunas prioridades, las alternativas de política pública que se manejan en los diferentes ámbitos suelen divergir. La existencia de diferencias sustantivas acerca de políticas públicas es lo que cabe esperar en sociedades pluralistas como la nuestra. Obviamente, estas contradicciones (absolutamente legítimas e inevitables) forman parte de la explicación de esa lentitud que, cada tanto, tanto nos exaspera.

    Mi segunda reflexión es que hay problemas que no sabemos bien de qué manera resolver. Una parte nada menor de la respuesta a los “porqués” que formula Gabriel está en el “cómo”. Quiero poner un ejemplo. Uruguay tuvo inflación durante medio siglo. Durante muchísimos años, demasiada gente no sabía cómo lidiar con esto. Nos llevó décadas entender cómo estabilizar los precios. Desde luego, nunca es fácil para los partidos políticos implementar políticas que puedan afectar sus bases electorales. Sin embargo, durante la década del noventa, a la comprensión sobre las causas se sumó el liderazgo político. La combinación funcionó y el aprendizaje fue incorporado por todo el sistema de partidos. Este caso puede ayudar a entender otros asuntos. Una parte importante del fracaso en seguridad tiene que ver con el “cómo”. Solucionamos el problema de la inflación cuando tuvimos un conjunto significativo de expertos en macroeconomía que hicieron escuela. No lidiamos bien con la inseguridad y el crimen porque no hay masa crítica de expertos en seguridad. ¿Cómo vamos a tener buenas políticas públicas si nos guiamos por opiniones e intuiciones?

    Esto me conduce a la tercera reflexión, en la que me voy a detener. Nos sobran intuiciones, eventualmente ingeniosas, pero nos faltan discusiones de fondo con fundamentos sólidos. Esta campaña electoral es un buen ejemplo. Desde mi punto de vista, solamente hemos discutido bien a lo largo de estos meses sobre seguridad social. La reforma constitucional propuesta desde el PIT-CNT causó mucho debate. Una vez más, los economistas hicieron un aporte significativo al debate público. Como es bien sabido, la gran mayoría de ellos consideran que la reforma tendría consecuencias muy negativas. Por cierto, los principales líderes políticos del país asumieron su responsabilidad y se han expresado en contra. Sin embargo, hay otros temas sobre los que vienen discutiendo poco y mal. Y faltan apenas dos meses para la primera vuelta…

    Pongo apenas un ejemplo, entre muchos posibles. No cabe duda de que sin aumentar significativamente la tasa de crecimiento de la economía, Uruguay no podrá resolver ninguno de los gravísimos problemas sociales que merecen la indignación, reiterada, de Gabriel Pereyra. No hay forma de trabajar a fondo sobre la fragmentación social, de mejorar la calidad educativa, de convertir las cárceles en centros de recuperación o de incrementar la imprescindible apuesta a la investigación científica y la innovación (gracias, recordado Ricardo Pascale, por insistir en el tema antes de partir) sin más dinero. Es un hecho que hay que recaudar más. Pero no recaudaremos más sin subir impuestos si no aumentamos la tasa de crecimiento. Sin embargo, se ha escuchado poco concreto sobre esto. Todos hablan de crecimiento económico. Pocos hablan de cómo hacerlo posible. Los partidos de la coalición de gobierno, en general, sostienen que para acelerar el crecimiento hay que apostar todavía un poco más al mercado (desregular y abrir la economía). Pero no siempre lo dicen con todas las letras. Sobran cálculos, sobra temor a llamar a las cosas por su nombre. ¿Qué piensa el Frente Amplio sobre cómo acelerar la economía? En el libro El despegue que acaba de publicarse, Gabriel Oddone da respuestas claras. Pero a dos meses de la elección, no hay forma de saber si Oddone será o no ministro (supongo que es el elegido de Orsi) ni de si el Frente Amplio está o no de acuerdo con él (es obvio que en parte sí, en buena parte no).

    Vivimos en la mejor democracia de la región. No es casualidad. Es, en primerísimo lugar, mérito de nuestros partidos políticos. Pero siguen siendo mejores compitiendo que gobernando, buscando votos que haciendo políticas públicas. Tienen las mejores intenciones. No alcanza. A las pruebas, y a la columna de Gabriel Pereyra, me remito. Se precisa más audacia. Se precisa más riesgo. Se precisa menos cálculo de corto plazo. Se precisan mejores elencos de expertos en áreas decisivas. Se precisan mejores discusiones. Quedan dos meses hasta la primera vuelta. Los partidos tienen la obligación de hablar mejor y más claro. Siguen siendo los principales formadores de opinión de este país. Y saben muy bien que la densidad programática de la campaña electoral es el mejor proxy de la calidad de la gestión del gobierno entrante. También saben muy bien, porque lo aprendieron en la práctica, que no puede haber una buena Rendición de Cuentas sin promesas claras y precisas.

    1. Ha sido permanente y persuasiva, en este sentido, la prédica de Javier de Haedo. Ver: ¿Por qué?

    2. Ver, por ejemplo: Hacer políticamente factible lo necesario...