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Emilia Díaz: “Las mujeres tenemos un reloj que tiene que ver con nuestros ciclos menstruales y no le estamos dando tanta bola”

Edad: 50 Ocupación: Actriz, comunicadora y escritora Señas particulares: Su lugar en el mundo es su casa de barro en Playa Verde; se considera intensa; quiso crear una aplicación para el ciclo menstrual

Editora de Galería

Cumplió 50 hace poco. ¿Cómo vivió el cambio de década?

La década la vengo digiriendo desde los 45. Estoy empezando a sentir alivio. Por suerte hoy escuchamos a las mujeres hablar de esta etapa; antes no se hablaba tanto. Cuando fui mamá, las mujeres empezaron a hablar más de la maternidad. Y cuando llegue a la vejez, vamos a estar hablando más de la vejez. Todavía no se habla tanto, para mi gusto. Quiero la revolución de las abuelas antes de llegar a esa etapa. Las mujeres tenemos un reloj que tiene que ver con nuestros ciclos menstruales y no le estamos dando tanta bola. Yo extraño menstruar.

¿Qué extraña?

Me colocaba en un momento de bajar los cambios, respirar profundo, dejarme mimar. “Hacete un tecito, hoy no vas a hacer las siete cosas que ibas a hacer”. Usaba copa menstrual, entonces estaba viendo mi sangre, reconociéndola. Tenía el frasquito, lo ponía con agua y después regaba las plantas; hacía todo ese viaje con la sangre. Ahora estoy con los calores. Tengo una amiga que habla del jamsin, un viento del desierto. Para mí, el jamsin son estos calores que te vienen y no sabés para dónde agarrar. Es muy molesto, parece que corrí una maratón y estoy acá parada sin mover una pestaña. Y acá en casa también están en un viaje hormonal los chiquilines, entonces es una casa hormonada. El único no hormonado es Fernando (su esposo), que en breve lo vamos a inyectar para que esté igual que el resto (risas).

Tiene dos hijos adolescentes. Como feminista, ¿es difícil criar varones?

Sí, porque la cultura masculina es potente. Pero intento que sean gurises sensibles y buenos amigos. Los dos tienen amigas, mejores amigas, y eso es pila, que sientan con una mujer la misma confianza que con un amigo varón.

¿Qué es más difícil, limitar su tiempo de pantallas o el de sus hijos?

Trabajo y estudio con computadora, pero tengo un buen uso del celular. Lo uso poco y mal. A veces lo trato como teléfono analógico, llego a casa y escucho los mensajes. ¡Necesito vivir! Me preocupa la pobreza de experiencias que tienen los gurises. Nosotros teníamos más experiencias de charlar, de no saber cómo llegar a los lugares y empezar a preguntar, de horas y horas de armar un itinerario de viaje llamando a los lugares, hablando con otros. Experiencias que tienen que ver con el cuerpo, con el afuera, con la charla, con el aburrimiento.

¿Promueve ese tipo de experiencias en sus hijos?

Sí. Que conozcan gente distinta, que salgan de la burbuja de sus amigos más próximos y que tiendan redes diversas, que sea heterogénea la experiencia. Y que se aburran, porque cuando llegás al fondo del aburrimiento, ahí sucede algo grandioso: tenés una idea. Cuando eran más chicos era la madre animadora, siempre se me ocurrían juegos, paseos. Extraño esa época, porque ahora no me dan bola.

Me preocupa la pobreza de experiencias que tienen los gurises. Nosotros teníamos más experiencias de charlar, de no saber cómo llegar a los lugares y empezar a preguntar, de horas y horas de armar un itinerario de viaje llamando a los lugares, hablando con otros. Me preocupa la pobreza de experiencias que tienen los gurises. Nosotros teníamos más experiencias de charlar, de no saber cómo llegar a los lugares y empezar a preguntar, de horas y horas de armar un itinerario de viaje llamando a los lugares, hablando con otros.

¿Cómo conoció a su esposo?

Lo llamé para hacerle una nota y me enamoré por teléfono. Iba manejando y me acuerdo dónde paré el auto. Después cuando lo vi, además de la voz, era lindo.

¿Cómo siguió la historia?

Tuvimos un segmento radial que se terminó, inventamos otro, y después otro, y nos dimos cuenta de que seguíamos inventando segmentos… Fernando me enamoró con su forma suave de ser, nada que ver conmigo.

¿Es cierto que ha estacionado lejos de sus trabajos para que no la vieran llegar en auto?

Dejaba el auto lejos hasta que un gerente me dijo que para ellos era un orgullo que sus empleados tuvieran auto y que estaba bueno dejarlo más cerca. Ahí entendí algunas cosas. Prejuicios que uno tiene sobre la gente. Uno cree que si te ven llegar en auto..., así te ven, así te tratan. Y yo no quería que me trataran como “la que llega en auto”.

¿Cuál fue su mayor transgresión?

Mi mejor amiga de aquel momento se iba a vivir a Barcelona, y llegué tarde al aeropuerto. En el aeropuerto viejo había un alambrado desde donde se veía el avión, y encontré un agujero. Me mandé por ese agujero y entré a correr por la pista. Hacía seis meses había pasado lo de las Torres Gemelas, o sea que había militares, armas; un nivel de seguridad que no había antes. La escalera del avión estaba puesta, no había túneles. Cuando me acerco al avión, primero no escucho nada porque las turbinas estaban prendidas. Y yo corría, estaba en crisis, llorando, imaginate, parecía que llevaba una bomba. Los pasajeros subieron la escalera y empecé: “¡María, María!”, la buscaba, no veía nada porque no ves para adentro del avión. No identificaba ninguna cara, hasta que me agarraron de atrás, me subieron a un jeep y me llevaron. No me pude despedir, pero no me hicieron ningún legajo porque yo ya salía en la tele. Creo que me salvó eso.

Había dejado la tinta; ahora está teñida de violeta. ¿Se arrepintió de la canas?

Entré en un viaje. Dejé de teñirme, pasé al henna, después dejé el henna y me corté el pelo. Cuando me vi con el pelo blanco, dije: “Yo no soy esa que está ahí en el espejo”. No tengo drama con la edad, pero no me sentía lo que estaba viendo ahí. Pensé: “voy a dejar de militar”. Este violeta se va con los lavados, es orgánico, sin químicos. Igual, le entro a los químicos en breve (risas).

Está haciendo la tesis de la carrera de Educación. ¿Es buena estudiante?

Mi tema de tesis es sobre escuelas rurales y nuevos modelos productivos. Soy buena estudiante. Agito la clase, hago preguntas, leo antes de ir. Me gusta mucho escribir, me gustan los trabajos en equipo y disfruto los Espacios de Formación Integral. Un saludo a todas las madres y padres que estudian a los 50.